En la semana que la reina Letizia Ortiz cumplió 51 años, ha quedado evidenciado que no solo pasaron los años, si no sus maneras de lucir y comportarse.
La esposa Felipe VI ha cumplido años el pasado 15 de septiembre y lo ha hecho con un gran éxito en un aspecto que hace años levantó muchas críticas: su estilo personal.
Su guardarropa pasó de albergar casi exclusivamente diseños de marcas menores de Europa a numerosas firmas españolas que no son del alcance de cualquier habitante.
Sus prendas siempre son la mejor opción y en numerosos casos, se llevan los flashes, incluso opacando a su esposo e hijas. Los largos demasiado por encima de la rodilla, los encajes excesivos, los constantes cambios de peinado o los pantalones demasiado anchos han desaparecido.
El punto de partida de esta nueva apuesta coincidió con su subida al trono. Felipe Varela fue el escogido para diseñar el traje que llevó ese día: un vestido con abrigo blanco y bordados de pedrería en el escote. Fue prácticamente la última ocasión en la que el modisto hizo una prenda para ella.
El año 2019 fue el último en que doña Letizia estrenó un diseño de Varela, coincidiendo con el desfile del 12 de octubre. En ese momento fue un vestido con transparencias y bordados en rosa empolvado.
Letizia se dio cuenta de que necesitaba asesoramiento en una materia tan importante como sus estilismos. Al principio, no entendía que se hablara más de su ropa que de su labor como princesa, hasta que logró comprender que la ropa puede ser el gancho para presentar causas importantes.
Casi un año después de la asunción de Felipe como monarca, en 2014, empezó a colaborar con ella la estilista Eva Fernández, que había trabajado en la revista Cosmopolitan y que todavía permanece en su equipo.
En la actualidad, la reina Letizia no prescinde de marcas internacionales como Carolina Herrera, Nina Ricci o Hugo Boss, pero ha dado un voto de confianza a pequeñas firmas españolas como The IQ Collection, de la jerezana Inés Domecq, María Malo, o Psophía, que le da un aire novedoso.