Dedé Vargas mira desde la ventana el sol y la sequedad del aire y el suelo. “Es una tierra para enamorarse en todos los sentidos”, reflexiona el brasileño: algo de la naturaleza mendocina lo convenció de que tenía que construir su vida aquí. “Yo viví en Buenos Aires cinco años y escuchaba mucho hablar del Aconcagua, de la Cordillera de los Andes, pero cuando llegué aquí me enamoré de esta tierra”, insiste.
Radicado en Argentina desde hace más de 20 años, muchos lo recordarán por ser el fotógrafo de “Mendoza natural”, ese bello libro que inmortaliza un puñado de paisajes mendocinos, o quizás por la megamuestra del mismo nombre, montada en el Eca en 2016. Pero en los últimos años, Dedé (un personaje inquieto y apasionado) ha vuelto al primer amor: la música.
Y ese golpe de timón se plasma en el grupo Dedé y los Malucos, con los que actuará el próximo domingo (ver más abajo), y en “Canciones Hermanas”, un álbum que lanzó el pasado 17 de agosto en Spotify y en otras plataformas de streaming.
Son 15 temas que, cantados en portugués, español y portuñol, forman un recorrido por el inmenso repertorio del cancionero brasileño, que va desde la milonga (sur de Brasil), Caetano Veloso, Nei Matogrosso y Raul Seixas hasta el Pop/Rock/Reggae de las bandas Paralamas do Sucesso, Titãs, Legião Urbana y Cazuza, entre otros.
“El álbum nace a partir de una necesidad que sentía de mostrar temas del cancionero brasileño, el extenso cancionero brasileño, para mi gente de argentina”, nos dice Dedé. “Son muchísimos años viviendo en Argentina, y el nombre nace desde ahí: porque Brasil es el país más hermano de Argentina, y Argentina es el país más hermano de Brasil. Yo estudié el repertorio y en la pandemia pude sentarme y pensar mejor, y grabar la mayoría de estos temas, que durante años fueron madurando”.
- ¿Qué criterio tuviste para elegir las canciones?
- El criterio no podría haber sido otro sino mi memoria afectiva. Desde ahí parte la elección de cada tema. Cada canción del álbum tiene mucha importancia en mi vida. Algunas de ellas (si no todas) fueron parte de mi adolescencia, de mi juventud, y de alguna forma estos temas ayudaron a formar mi personalidad, mi carácter y principalmente mi cultura. Básicamente, la cultura que tengo no es de los libros que leí o las películas que vi, es de la música, de los autores y compositores que hicieron temas y hablaban de libros, de películas, de directores, de actores,y a partir de ahí yo iba a buscarlos. “¿De qué están hablando? ¿Quiénes son?”, me preguntaba. Fueron esas personas del cancionero brasilero de comienzos de los años 80, con la música popular brasileña. Después, en los 80, vino el boom del rock nacional. Estábamos saliendo de una dictadura, entonces en la juventud (yo tenía 13-14 años) se hablaba mucho de la censura, tal cual como pasó acá en Argentina. Entonces, ¿cómo no enamorarme de este movimiento del rock nacional tanto allá como acá?
- Y en algún momento te enamoraste de Mendoza...
- Sí, Mendoza es un caso de enamoramiento total mío. Con la fotografía nació mi cambio de venir a residir aquí. Fueron años bellísimos en los que pude recorrer la provincia de Mendoza y otros lugares, y desde ahí nació “Mendoza natural”, libro lanzado en 2015. Hubo un antes y después de ese libro, que tuvo vida propia, hizo lanzamientos por el país, Chile y Brasil, y después hice la muestra, que también fue para otros lugares como Atenas y Bruselas. Fue la manera que tuve de agradecer y de llevar Mendoza a otros lugares.
-¿La música siempre estuvo en tu vida?
- La música siempre estuvo, incluso mucho antes de la fotografía. La fotografía nació en Mendoza. La música nació desde que me recuerdo chiquito, en mi cuarto, despertándome y escuchando cuando mi papá prendía la radio y escuchaba los temas de la frontera con Uruguay y Argentina, donde yo nací. Por eso es que en el álbum también hay una milonga, porque los estilos musicales del folklore argentino son los mismos del folklore del sur de Brasil, y en mi infancia escuché mucho de eso. Después, en la juventud, armé mi primera banda en Porto Alegre, en los años 80, y desde ahí nunca dejó de estar presente la música. Cuando llegué a Mendoza, antes de este proyecto, también armé Dedé y los Malucos, con los que ya tenemos más de diez años juntos también. Tocamos música brasileña para animar fiestas. En fin, siempre estuvo presente de una forma u otra. Incluso cuando trabajaba como ingeniero civil la música estaba presente: trabajaba durante el día y ensayaba de noche y hacía shows los fines de semana. La música es parte de mi formación cultural, de mi carácter: le debo todo a la música.
-¿Estás en más proyectos?
-Yo soy ariano, inquieto, impulsivo e instintivo: las cosas son hechas, nacen, por el instinto, pero más que nada el hilo conductor es la pasión. Por eso siempre tengo varios proyectos guardaditos y empezados. Quizás para 2025, la idea es montar una banda y mostrar el show “Canciones Hermanas”. Pero también estoy haciendo algunas pruebas para hacer el “Canciones Hermanas” del otro lado. Es decir, llevar algunos temas del cancionero argentino para Brasil. Allá entra muy poco la música en español, infelizmente. Creo que al contrario, entra más la música brasileña hacia acá (en el sur de Brasil es un poco distinto, porque como estamos cerca de la frontera se conoce más). También sigo con Dedé y Los Malucos. Y con la fotografía, la idea es hacer la segunda versión de “Mendoza natural”, que mucha gente pide, porque el libro está agotado desde hace años. Para eso hay que encontrar tiempo para sentarse y proyectar. Pero lo más importante es que estoy muy feliz con lo que estoy haciendo, estoy muy contento en esta etapa y de realizar este sueño. En Mendoza pude cumplir muchos sueños: la fotografía, el libro, las exposiciones, y ahora la música como solista.
Una invitación
Dedé y los Malucos es una de las bandas invitadas para la Fiesta de Confraternización de Brasil en Mendoza, que se desarrollará desde las 12 el próximo domingo 15 de septiembre, en el Espacio Verde Pescarmona (Godoy Cruz). Esta quinta edición contará con comidas típicas, capoeira, bailarines y muchas música en vivo. La entrada es gratuita, pero se pide la colaboración de un alimento no perecedero a beneficio de comedores infantiles.
