Después de Marcos de Gran Hermano, Antonio se convirtió en el segundo salteño favorito del público. El participante de Masterchef está instalado en Buenos Aires y este martes confesó que, a veces, las cosas se le complican un poco.
A la hora de hablar con los participantes, Wanda le preguntó si era verdad que lo habían encontrado perdido. El participante, de manera tímida, como es su estilo, confesó que “hubo algunos problemitas”. En el estudio se escucharon algunas risas tiernas, y la conductora aprovechó el momento para pedirle a la gente, que si lo reconocen por la calle, lo ayuden con las líneas de colectivos que van hasta el canal.
MASTERCHEF: UNA EMOCIÓN ATRÁS DE LA OTRA
La noche del miércoles no iba a ser fácil para los participantes de Masterchef. El desafío tenía mucho de emotivo y les iba a pegar duro en el corazón.
Cada uno de los participantes recibió una tablet con un mensaje de un ser querido, un familiar o un amigo muy cercano, y el desafío consistía en preparar un plato inspirado en esa persona.
En el caso de Antonio, las que le hablaron al salteño fueron su mamá y su abuela. El joven hace mucho tiempo que no las veía y rescató la nitidez de la imagen con el que las estaba viendo.
El mismo comentario había hecho tras su paso por el programa de Georgina Barbarossa. Parece que la conexión, al llamar a Salta, no es buena y él joven no puede verlas con claridad.
Visiblemente emocionado, Antonio contó que su mamá y su abuela son las mujeres más importantes de su vida, y referentes para él. Ambas son las que llevan adelante la casa y destacó que su abuela, pese a ser una mujer mayor, sale a trabajar para “llevar el pan a la mesa”.
El joven preparó una receta conocida en Salta como “rasca buche”, un plato tradicional de su familia. Pero no logró convencer al jurado. Antonio no quiso pecar por “simple” y le agregó cosas a la receta para hacerlo más “masterchef”. No fue fiel a su esencia y terminó por complicarse solo.