Desde hoy estará disponible en la plataforma Netflix una película argentina que ya tuvo su recorrido por salas y una exitosa presentación en San Sebastián. Se trata de “El hombre que amaba los platos voladores”. Tan extenso e inverosímil título, tiene su correlato en la figura de su protagonista, nada menos que el recordado José de Zer, el periodista de Canal 9 Libertad que le dio un giro a su carrera cuando decidió seguir una corazonada y adentrarse en las sierras cordobesas en busca de pruebas irrefutables acerca de contactos extraterrestres.
Para ello, se valía de cualquier indicio, fundamentalmente pasto quemado en forma circular, donde se suponía que habían aterrizado platos voladores. Luego, cuando estos faltaban y no había pruebas que le permitieran continuar con su “investigación”, recurría a cuanto artilugio tuviera a mano: desde su verborrágica presencia frente a cámara hasta niños con el pelo teñido. Y la lista podía llegar a ser interminable.
La película es una creación de Diego Lerman, también director de Refugiado, El suplente, Una especie de familia y Tan de repente, que esta vez apuesta a la comedia siguiendo los pasos del periodista en cuestión y su “cobertura” de los avistamientos de ovnis.
Para tan improbable tarea, encomendó el rol principal en las espaldas de Leonardo Sbaraglia que, literalmente, se come la película, encarnando no solo la coloratura capilar de De Zer sino también sus gestos, su jadeo al aire, su inconsistencia en el relato periodístico que maquillaba con fingida emoción, su forma de llegar al público con relatos de extraterrestres, el latiguillo “seguime Chango” y fundamentalmente, su incomprensible talento para llegar a medir 50 puntos de rating dentro del noticiero.
Sbaraglia traspasa la pantalla y nos trae no tanto al personaje como a la forma que De Zer tenía de ver y calcular el mundo, sumido por momentos en un profundo cinismo, en un malhumor explosivo, o en una fe casi profética que lo ponía en el centro de la escena dándole la posibilidad de creer que él mismo había sido elegido por los extraterrestres para dar un mensaje.
Por momentos algunos personajes secundarios, que claramente no tuvieron un correlato en la realidad, proponen la idea de una leve esquizofrenia dilusoria, aunque nunca se habla abiertamente y pasa a ser una de las tantas cosas en el límite entre lo real y lo inventado en el universo De Zer.
Diego Lerman le hace justicia al hombre, al periodista y al fabulador, porque José de Zer fue en sí mismo una parodia de las tres cosas, encastrando cada uno como en una cabina de espejos en donde nunca se sabe cuál De Zer es real y cuál se esconde detrás de qué personaje.
El hombre que amaba los platos voladores es una película inexplicable, excepto que el espectador haya tenido la fortuna de transitar aquellas épocas televisivas, encontrando en la descripción de Lerman una ajustada nomenclatura de la figura del excéntrico periodista.
Quién fue José De Zer
Difícil definir todas las aristas de semejante personaje. Entre algunas memorables coberturas se encuentra la del copamiento al cuartel de La Tablada, cuando se atrevió a pasar entre los disparos, con un Chango que lo seguía muerto de miedo mientras le pedía que no avanzara. También fue un cronista de espectáculos de la noche porteña, fanático de las vedettes de la época (magistralmente encarnadas en el película por el personaje al que le da vida Mónica Ayos, sublime en su rol) y según cuentan, amigo y amante de varias de ellas. Tuvo un matrimonio y una hija, pero incontables parejas. Un hombre inasible en todo sentido.
Reparto de grandes actores
El resto del reparto no se queda atrás. Además de Sbaraglia y Ayos, actúan Norman Briski como el director del canal (lugar que ocupó Alejandro Romay) pero que no intenta parecerse a aquel, Daniel Araoz como el jefe de bomberos cordobés, Sergio Prina como Carlos “Chango” Torres, el camarógrafo, y María Merlina y Renata Lerman (esposa e hija del director) como la ex esposa e hija de De Zer.
En una charla con Los Andes, el director habla de su inspiración para realizar este film y los personajes
-Cómo se te ocurrió abordar el personaje de José De Zer
Yo me voy de vacaciones mucho a Córdoba desde hace años y siempre existió una mitología alrededor de los platos voladores, distintas historias que se escuchan. Y a partir de eso recordé el personaje de José De Zer cuando lo veía en Canal 9. Busqué sus vídeos en youtube, lo poco que había, después conseguí más cosas en el archivo de Canal 9. Lo que sentía es que era un personaje que tenía un montón de aristas que me interesaba abordar. Por un lado el inicio de lo que se llama fake new, o la noticia falsa, de manera muy inocente; cómo un noticiero como nuevediario por primera vez toma esa fábula sobre platos voladores, José De Zer como un creador de ficción en medio de la montaña generando un verosímil con muy pocos recursos este y mantenía un país en vilo y hacía 50 puntos de rating. Entonces me parecía que era una tierra fértil para escribir una ficción que me interesaba y de fondo dos cuestiones muy esenciales que que me interesaba abordar: una era el personaje que va perdiendo la cordura de a poco, mezclando ficción con realidad, y la otra era el tema de las creencias que me parece que tiene ya un lugar más profundo donde las religiones, la magia, la brujería, los platos voladores, lo que sea que uno elija creer es algo tan sensible, tan personal y tan social a la vez.
-El espectador también queda preso en esa dualidad entre la fantasía y la realidad
Sí. En un momento el personaje dice “qué sería de la vida sin misterio” y bueno, hay algo de eso que un poco tiene que ver con el sentido de la vida y la profundidad de las creencias tratando de abordarlo de manera lúdica. Un poco es la propuesta de la película, el final que no quiero spoilear pero se organiza un poco en función de aquello que inventó el personaje, después termina termina sucediendo.
-¿Cómo hiciste la elección de los actores, sobre todo Sbaraglia y Ayos?
Un poco ya en la escritura iba imaginando a ver quién podía hacer el personaje de José De Zer hace mucho que tengo ganas de trabajar con Leo. Veníamos hablando de hacer algo juntos y ni bien tuve unas primeras versiones del guión lo llamé para juntarnos. Le conté un poco el proyecto, él se entusiasmó mucho, así que le pase el guión y ya ya medio como que de entrada estuvo en el proyecto. Este era un personaje muy demandante, un desafío muy grande, estaba en casi todas las escenas, tenía que transformarse físicamente, había algo de una indagación personal bastante profunda. En el caso de Mónica ya en la etapa de casting con la producción andando y más cercanos al rodaje, cuando estaba pensando quién lo podía hacer, yo buscaba alguien que fuera una muy buena actriz pero también que tenga que ver con el mundo que plantea el personaje. Mónica vive en México, tuvimos una conversación por zoom y ella estaba como con muchas ganas de hacerlo, me dijo “me voy para allá”. Tenía que ensayar una coreografía bastante exigente pero ella aparte de una gran actriz es una excelente bailarina, entonces la sacó muy rápido.