La muerte de Carlitos Balá tomó a todos por sorpresa. Durante la tarde del jueves 22 se sintió mal, lo llevaron a una clínica de Buenos Aires y cerca de las 10 de la noche, murió. No hubo mucho margen para el dolor. A sus 97 años se fue un grande del humor que dejó tras su paso por la vida una estela de sonrisas, recuerdos y canciones.
Por estas horas, sus frases resuenan en cada conversación. Seguramente en este momento esté sonando en tu cabeza, a modo de música funcional, alguno de sus temas. No importa la edad que tengas, Carlitos Balá era mágico. Trascendió generaciones y tocó corazones de todos los tiempos.
Un poco se nos estruja el alma al pensar que Angueto quedó huérfano, pero no hay lugar para la tristeza en el recuerdo de Carlitos Balá. Tal vez haya nostalgia, pero no dolor.
“Lo vamos a recordar con una sonrisa como él hubiera querido, como él quiere, porque nos está viendo”, con estas palabras y una sonrisa que traspasa la llamada telefónica, habla María Emilia Fernández Rousse, una de las Trillizas de Oro sobre la partida de Balá.
“Tenemos una mezcla de emociones” reconoce la conductora y animadora infantil que trabajó junto al humorista en la película Tío Disparate (1978) junto a Palito Ortega. “Era una persona maravillosa, increíble y siempre de buen humor, que no es lo mismo que tener humor”, afirma Emilia.
Las anécdotas no faltan y la trilliza recuerda, como si fuera ayer, lo que significó trabajar con él. “Cuando se apagaba la cámara y se volvía a prender no podíamos seguir porque nos moríamos de risa” rememora Emilia.
Con el tiempo, las Trillizas de Oro y Carlitos Balá volvieron a verse en un reportaje que las hermanas le hicieron para su programa en la seña KZO. “Fue muy amoroso, se acordaba de todo y contamos anécdotas. Estaba su mujer y su nieta. La verdad, una familia increíble con una sencillez y una humildad...bueno, la humildad de los grandes, ¿no? No cualquiera tiene un Carlitos Balá en la historia y la verdad que él se va a recordar por ser buena gente y buen profesional”, reconoce Emilia.
Un detalle que no se puede dejar pasar es su pelo. Carlitos Balá tenía increíble y su corte taza marcó generaciones. Y acá también hay anécdota. Emilia recuerda que era común que la preguntara si se traba de su pelo y él, con un tirón, decía que sí, que era su pelo.
La trilliza vuelve a hacer especial énfasis en la humildad de Balá, “la humildad de los grandes” afirma Emilia y asegura que el legado que deja el humorista es inmenso y pone en valor el humor sano de un artista que “no ponía ni una palabra de más, siempre tenía las palabras justas. Nunca se iba de boca ni para los chicos ni para los grandes, porque hacía humor para los grandes, si tener malas palabras y sin ser grosero”.
Se fue una parte de la historia de los argentinos. Carlos Salim Balaá Boglich vivió una vida al servicio de la risa. Que hoy no se apague.