Una historia terrible es la que cuenta la última película de Eleonora Wexler, “Algo incorrecto”. Basada, además, en una historia real, sobre un juez marplatense que usó su investidura y sus contactos para eludir la justicia, luego de que se lo acusara de abusar de amigas de su pequeña hija.
El filme, que estrenó la semana pasada, da pie para ofrecer una mirada cuestionadora de la justicia patriarcal. La directora Susana Nieri, quien también hizo el guion y se considera feminista, fue el motor del proyecto, que después unió a artistas como César Bordón, Maru Cesanelli, Stella Matute, María Eva Coria, Daniel Coelho y la propia Wexler, una de las actrices más renombradas de nuestro país.
Su camino, en los últimos años, viene apartándose de la televisión y enfocándose más en el cine, un medio que le permite acceder a papel que la identifiquen más y con profundidades que le resultan más atractivas como intérprete. Atrás quedaron las villanas “unidimensionales” que, sin embargo, la hicieron popular y parte del convite televisivo de todas las familias argentinas.
Ahora prefiere proyectos del índole de “Yo nena, yo princesa” (de Federico Palazzo, 2021), donde asume el papel de la madre de Luana, la primera niña trans del país, o “Último primer día”, serie de Flow sobre los excesivos y controvertidos rituales de fin de curso que hacen algunos adolescentes.
En esta entrevista que dio a diario Clarín recapitula proyectos, trayectoria y deseos.
-Vos trabajas desde muy chiquitita. En teatro, televisión y cine hiciste de todo. ¿En qué momento sentiste o te diste cuenta que tu trabajo también podría aplicar para visibilizar injusticias sociales?
-En realidad, no fue algo que yo me propuse directamente, creo que tengo adentro esa necesidad de expresar determinadas cosas desde Eleonora y aparecen estos personajes. El año pasado fue increíble, te juro. Primero fue “Yo nena, yo princesa”, después vino “Ariel”, que es una coproducción con Canadá que terminamos en Uruguay y que habla de los desaparecidos. Yo tengo una hermana desaparecida en la película. Luego vino ésta de Mar del Plata, donde se habla de abuso infantil, de abuso de poder. Y después hice otra que todavía no se estrenó que se llama “Historias invisibles”, que es sobre trata de personas... Me atraviesa evidentemente lo social. Quizás es un momento de mi vida. De hecho también estoy haciendo teatro ahora, la vida de una libre pensadora, una filósofa pionera del feminismo (“Mary para Mary”, que recorre la vida de la filósofa y escritora inglesa Mary Wollstonecraft). Son temas que quizás me interpelan. Me interesa la injusticia y desde qué lado a veces se puede plasmar lo que uno hace. Y sí, es visibilizar.
- “Algo incorrecto” es una película muy fuerte. ¿Cómo surge, y cómo llegás vos a ese proyecto.
- Bueno, el proyecto surgió hace bastante tiempo. Según lo que tenía entendido hace nueve años la venían peleando y creo que tuvieron un primer intento en el 2015, después quedó sin efecto hasta que se recuperó. Ahí aparece Susana (Nieri). Yo había visto “Gotas de agua”, la primera ficción que ella hizo. Leí el guión y dije “wow, esta historia es fuerte”. Es un documento para transmitir, para contar. Lo cual es una responsabilidad muy grande, pero por otro lado un hermoso desafío. Después de hablar con Susana me di cuenta que me encantan su cabeza, su pensamiento, su lucha. Y dije vamos juntas a trabajar esta historia para hacerla carne.
-A veces pareciera que tenés una imagen de mujer muy seria. ¿O quizás es que tus papeles de malvada han sido demasiado creíbles? ¿Sos de bailar, por ejemplo?
-Jajaja, nooo, ¡se equivocaron! No soy nada seria y sí, me gusta mucho bailar. Soy de reírme mucho, pero también soy muy responsable. Siempre lo fui desde muy chica y a veces me pesa, pero también soy un poquito menos responsable que antes.
-Pero perdoname ¿responsable de esas que tienen que hacer siempre todo bien?
-Síí, todo bien... una pesada. Pero estamos mejor. Todo tiene que ver con los legados, ¿no? Mirá, soy de divertirme mucho. Quizá cuando era más chica tenía esa cosa de que como era actriz seria, no podía mostrar que era divertida. Bueno, hasta que aprendí a madurar un poquito y eso me lo saqué de encima y ahora disfruto de la vida de otra manera.
Durante algunos años de su extensa carrera (comenzada a los 8 años, cuando interpretó el papel principal en el musical “Annie”, en 1983) Eleonora fue la villana televisiva por antonomasia. Primero en la piel de Rita en “Son de Fierro” (2007-2008) y luego con su papel como Juana Gómez Acuña para “Valientes” (2009-2010).
-¿Te costó sacarte de encima el aura de malvada?
-Sí, un poco, pero ahora la extraño de nuevo. A mi me divertía mucho, porque la villana es como inimputable, y uno puede jugar a ser lo que quiera. En cambio la heroína no puede hacer esto, no puede hacer aquello… ¡Es medio un plomo! Igual hoy en día hay matices en los personajes, no son ni tan buenos ni tan malos. A mí me tocaron bastantes villanas, y en un momento dije: “Pará, si no me voy a convertir en la villana de todas las novelas”. Porque lo único que va a existir es la villana y no voy a tener posibilidad de jugar otras cosas. Aunque después hice una villana muy interesante que fue en la miniserie “La valla”, y me gustó mucho.
-¿Te cuesta despojarte de la ropa de los distintos personajes interpretados?
-No me cuesta, lo trabajé bastante eso, porque me costaba cuando era más chica. Aunque este de “Algo incorrecto” sí, me costó particularmente. También el de “Yo nena, yo princesa”. Terminé el año pasado muy cansada, o sea, cansancio un poco extremo. Estaba feliz porque había trabajado mucho, pero eran dos temas tan fuertes que inevitablemente necesité recalcular un poquito. Y el de Mar del Plata cuando volví de filmar… ¿sabés que no podía tragar? Dije: “Tengo algo en las cuerdas vocales”. Fui a ver a mi otorrino y me dice: “Sólo tenés tensionado el hioides, un cartílago musculoso que determina el movimiento del cuello, la mandíbula, la fonación. Eso es de tanta tensión y de contener”.
-Supongamos que mirás para atrás y ves una nena de 8 años haciendo en teatro “Annie, la huerfanita”. ¿Qué pensarías hoy de aquella nena?
-¡Cuánto camino recorriste! Y le diría que jugara un poquito más, que no sea tan responsable. Pero también la celebro de verla crecer bien.