El cielo se cubre de nubes grises mientras el murmullo del viento anuncia una inminente tormenta. “Parece que va a llover”, nos advierte Elio Ortiz mientras cierra la ventana de su taller con un ligero golpe. El reconocido escultor riojano residente en Mendoza acaba de ser seleccionado para representar a la Argentina en la Bienal Internacional de Cerámica China Jingdezhen 2024, que se desarrolla en el prestigioso Museo de Arte Jingdezhen. Pero aún lejos de aquellas tierras, las obligaciones cotidianas y el cuidado de las obras en su taller no pueden desatenderse.
“Las exigencias del salón requerían que el embalaje fuera una estructura sólida, por eso opté por el MDF”, explica a la hora de contar cómo llegó a esta prestigiosa exposición internacional. “Recuerdo el día en que lo retiraron, una mañana de noviembre del año pasado, llevándolo a través del taller en un utilitario, su destino: Ezeiza. Pasó por el control aduanero allí y al día siguiente partió rumbo a Estados Unidos. Desde allí, un largo trayecto lo llevó hasta Pekín, la bulliciosa capital de la República Popular China. Luego, durante un día entero de viaje por tierra, llegó finalmente a la ciudad de Jingdezhen, donde aguarda su destino en el museo”, completa.
Bajo el tema “Mundos Diversos”, esta exposición china está constituida por 61 obras de 30 artistas de Cuba, Ecuador, Perú, Uruguay; Colombia, El Salvador; y nuestro país. Promete ser un encuentro único para las diferentes expresiones del arte cerámico que celebran la riqueza y diversidad de la creatividad humana.
La Bienal Internacional de Cerámica no sólo trata de exhibir, curiosamente, piezas de cerámica, sino que busca profundizar desde China sobre las reflexiones de varios artistas contemporáneos acerca de la historia y de nuestra identidad latinoamericana. Teniendo en cuenta esa premisa, la obra de Ortiz se apareció como un testimonio vívido de la conexión entre el arte y la tierra, la naturaleza y la mitología que han moldeado la cosmovisión de esta región a lo largo de los siglos.
El centenario taller de Elio está escondido en los confines de las vías del tren, enter olores a un futuro vino de autor, a caolines y arcillas que insisten en recordar que ese espacio es de adobe y techo de caña. Mate en mano nos cuenta más detalles de la exposición: “La invitación me llega a través de la Academia Internacional de Cerámica, del cual soy miembro hace mucho. Habían tomado referencias de mi obra relacionada con los pueblos originarios, y coincidía con la línea conceptual de la exposición que era la Identidad Cultural. Los del interior tenemos una conexión especial con nuestros ancestros y con la Cordillera de los Andes, que nos regala esa valoración que logró la selección de esa obra”.
A la hora de dar más detalles de esa obra, Elio Ortiz explica que su dimensión aproximada es de 60 cm. de alto, y nació allí mismo, “desde un boceto muy simple”, y que fue tomando sus formas en el antiguo torno alfarero, lo cual le permite el ahuecado mismo, para finalmente hacer una intervención manual. “Las arcillas seleccionadas personalmente son de Buenos Aires mezcladas con la que encontré en las montañas de Mendoza. Finalmente se genera una pasta, agregando la ‘chamota’, que es un ladrillo refractario molido, para darle mayor resistencia al material, y al horno, previa muestra de esmaltes, que es la paleta que lo identifica”, dice con pasión didáctica. Y completa: “Desde el aroma mismo se logra saber cuándo es que ha llegado casi al estado pétreo o bizcochada, elevando la temperatura a más de 1.000 grados. El enfriamiento es lento, así lija las superficies para destacar las capas distintas y puede transmitir con mis manos, la otra magia”.
Mundo Ortiz
Este escultor es una figura emblemática en el mundo del arte latinoamericano. Graduado en la década del 80 en Universidad Nacional de Cuyo. En esa casa de estudios no sólo perfeccionó su arte, sino que también compartió su vasto conocimiento como docente y director. Originario del pintoresco poblado de Los Palacios, en La Rioja, Elio Ortiz no olvida su tierra natal, ni ella a él. Tan significativa es su contribución al arte que una calle lleva su nombre, y honrando a este vecino ilustre.
Desde sus primeros pasos en 1962, cuando llegó a nuestra provincia, se estableció para completar su formación en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo, donde eventualmente ascendió a ser docente y más tarde decano. Su prolífica obra adorna calles, museos y colecciones privadas en diversas provincias de Argentina y en el extranjero. En reconocimiento a su talento excepcional, en 1991 fue galardonado con el Premio presidente de la Nación y recibió el título de Profesor “Emérito” de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo.
Actualmente, se encuentra inmerso en la culminación de un museo artístico en su ciudad natal, un proyecto que promete ser un tributo duradero a su legado y una inspiración para las generaciones futuras. Elio Ortiz personifica la pasión, el compromiso y la dedicación hacia el arte, y su influencia perdurará en el tiempo como un faro de creatividad y excelencia.