Ahora disponible en Netflix, “Siete años en el Tíbet”, película dirigida por Jean-Jacques Annaud, fue un verdadero hito. No solo para la industria del cine, sino también para Mendoza. Es que por cuatro meses de 1996, la provincia se vio revolucionada por una superproducción de Hollywood y por la presencia del icónico actor Brad Pitt. Y no estaba solo: la actriz Gwyneth Paltrow, pareja en esa época, lo acompañaba.
El filme, estrenado en 1997, retomaba las experiencias de vida del alpinista austríaco Heinrich Harrer, quien justo iniciaba una expedición en la cadena del Himalaya en nombre de la Alemania nazi durante el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Según las crónicas de la época, Brad había arribado el 18 de septiembre de 1996 al aeropuerto de Ezeiza para luego partir en un avión privado hacia Mendoza. Uspallata fue el escenario elegido para recrear el Tíbet de los años ‘40.
Claro que semejante producción estadounidense (tuvo 70 millones de dólares de presupuesto) despertó, también, expectativa para los trabajadores locales. Se estima que el equipo dejó 20 millones de dólares en la región.
Los fotógrafos y periodistas captaron a Brad el 22 de septiembre de 1996, mientras él trotaba en los prados de Uspallata, previo a su retorno a la residencia en El Cortijo, Chacras de Coria. Hasta allí, Brad y Gwyneth llegaron de la mano, aunque seguían manteniéndose ocultos del ojo mundano.
En medio de un fuerte operativo de seguridad, Los Andes pudo detallar el primer día de rodaje de Brad Pitt y David Thewlis. El 30 de septiembre, el día empezó a las 6 de la mañana, cuando despertó Brad junto a su novia Gwyneth en la remodelada casa del jefe del RIM 16, que había sido reacondicionada especialmente para los días que pasó en Uspallata.
A las 7, ingresó a la sala de maquillaje, donde le hicieron una buena base de protector solar, porque la noche anterior Annaud había recibido la información de que el sol sería implacable durante la jornada.
Su novia se quedó hasta el mediodía en la casa, cuando los custodios de Brad la fueron a buscar. La partida debió demorarse más de media hora, ya que el chofer de la camioneta, en su desesperado intento de evitar a la prensa, se bajó del vehículo, dejó el motor en marcha, las llaves adentro y trabó las cuatro puertas. Partieron hacia el set luego que fueran socorridos por un cerrajero de la zona.
Pero la superestrella no se limitó solamente a la quietud de la Alta Montaña, sino que se animó a irrumpir en un gimnasio llamado “Bushido”, ubicado en Cobos al 1.597, de Dorrego (Guaymallén). Fue tal la euforia de su visita, que debió cruzar la medianera de una casa vecina para huir del acoso de los fanáticos que colmaron la cuadra.
“No sabía que era tan famoso en este país”, había expresado al llegar a Argentina, en sintonía a ese clásico tono de humildad que adoptan los famosos.
Después de permanecer más de cuatro meses en Mendoza, filmando buena parte de las escenas protagonizadas por Brad, el director francés mudó todo su equipo de trabajo a La Plata, capital bonaerense donde terminó la “gira” de rodaje por Argentina.
El enojo de China contra Brad Pitt y “Siete años en el Tíbet”
La censura china siempre ha resultado implacable con el cine hollywoodense. Hace tan solo unas semanas trascendió la noticia de que la película de terror de Winnie the Pooh se cancelaba en Hong Kong en medio de sospechas por la reprobación hacia las comparaciones con Xi Jinping. Este film se suma a un extenso listado de películas y actores cancelados por el país asiático.
De hecho, ni el mismísimo Brad Pitt logró salvarse de la censura y fue precisamente por “Siete años en el Tíbet”. Por esta película China le prohibió la entrada por 17 años, hasta que en 2016 levantó el castigo contra el estadounidense.
China había intentado frustrar el rodaje en Ladakh, localidad de la India en la que originalmente se iba a filmar la película. El gigante asiático provocaba cortes de electricidad y coacciones a los autóctonos que colaboraran en el film. Esto provocó que las grabaciones terminaran trasladándose a nuestra provincia, más precisamente al pie de Los Andes. Además, el gobierno chino también amenazó a Sony como distribuidora internacional de la película.
Los 136 minutos de amistad de Pitt con el Dalai Lama, el canto a la libertad del Tíbet y el papel opresor de China provocaron que finalmente el país prohibiera la entrada de por vida al equipo de esta película, entre los que se encontraban Brad Pitt. Sin embargo, en 2016, después de 17 años, el actor norteamericano pisó de nuevo el territorio chino para presentar el título bélico “Aliados”, dirigido por Robert Zemeckis.
Un evento en el que tan solo pudo firmar autógrafos, puesto que los periodistas locales no pudieron preguntar, intentando asimilar este hecho con su reciente separación de Angelina Jolie en ese momento. Por aquel entonces, muchos apuntaron a que tan solo se trató de una nueva estrategia de China para mostrar una cara más amable ante el mundo, intentando vender que la prohibición de la entrada de Pitt al país era falsa.
“Siete años en el Tíbet” llegó a Netflix
A pesar de todos estos problemas, “Siete años en el Tíbet” logró recaudar más de 131 millones de dólares en todo el mundo, partiendo de un presupuesto de 70 millones. El film también fue premiado por la banda sonora compuesta por John Williams.
Además, actualmente Netflix acaba de sumarla a su amplio catálogo y promete posicionarse como una de las más vistas de la plataforma.
