Pocas veces se da que dos de las películas más esperadas del año estrenen en simultáneo, como se da en este “súper jueves” con “Barbie” (de Greta Gerwig) y “Oppenheimer” (de Christopher Nolan).
Y es menos común todavía que, además de llegar a las marquesinas el mismo día, sean títulos tan enfrentados. Uno es la adaptación “humana”, risueña, plástica y rosada de la muñeca más famosa del mundo, y la otra es una indagación misteriosa, truculenta y oscura sobre el hombre que inventó la bomba atómica.
El acontecimiento, por demás “memeable”, dio como resultado uno de los fenómenos del año en redes sociales: este 20 de julio (o 21 en el norte) fue bautizado como “Barbenheimer”. ¿O “Barbieheimer”? ¿O “Boppenheimer”? Cada uno elige su término favorito en esta catarata de memes que exponen con toda la creatividad y delirio de internet la contradicción de que miles de fans en todo el mundo ya tengan pensado el mismo día ver las dos películas, en una sesión de gula cinéfila que bien puede esperanzar a las salas del mundo (que más allá de exitazos de taquilla aislados, no logra volver a nivelar la audiencia por encima de la prepandemia). Flamencos de plástico y el rosa en todas sus gamas, y una lección de ética y radioactividad: así las cosas.
Hablamos de cinco horas de película (“Oppenheimer” dura tres), repartidas según el gusto del espectador. Por poner un ejemplo, en el caso de Cinépolis de Mendoza Plaza Shopping, habilitó la preventa con funciones repartidas de manera tal que se pueda hacer el doblete en un mismo día. Y lo que es más interesante: hay también proyecciones subtituladas (cada vez más raras) con el mismo objetivo.
Según informó AP, la cadena de cines AMC Theatres reportó que 20.000 miembros de su grupo de clientes AMC Stubs ya habían comprado boletos para ambas. Y, de igual manera, son muchas las celebridades que anunciaron el plan de ver las dos el mismo día.
Una es Margot Robbie, la bella rubia que personifica a Barbie, quien aseguró que “es un programa doble perfecto”. Pero también Tom Cruise, la estrella de taquilla más grande del mundo, que hace solo una semana estrenó la séptima entrega de “Misión: Imposible”, planea ver las dos el mismo día del estreno en Estados Unidos (mañana viernes).
Cuál ver antes y cuál después es otra discusión. La actriz Issa Rae, de “Barbie”, piensa que quienes decidan terminar el día con “Oppenheimer” son “un poco psicópatas”.
El fenómeno “Barbenheimer” resultó en un sueño del marketing. Especialmente en este contexto de huelga de actores y guionistas en Hollywood, que frustró más de una red carpet. Aún así, todo el mundo habla de estas películas.
“‘Barbenheimer’ es un regalo del marketing nacido de las redes sociales y creo que está beneficiando a ambas películas”, dijo Paul Dergarabedian, analista senior de medios de la firma de análisis Comscore, a AP. “Ciertamente, estás al tanto de ambas películas de una manera más profunda y convincente de lo que creo que podría haber sucedido si se hubieran estrenado en fines de semana diferentes”.
Cómo es “Barbie” (fuente AP)
La guionista y directora Greta Gerwig reinventa una vez más a la muñeca Barbie en una atrevida, inteligente, llena de ideas (aunque en última instancia, demasiadas ideas) y, sobre todo, deslumbrantemente encantadora películas.
¿Es un homenaje de celebración a Barbie y su historia? Sí. ¿También una crítica y una sátira mordaz? Sí, también. La película es coproducida por Mattel, y deben haberse asustado por algunos elementos, tal vez no por el bufón director general de Mattel interpretado por Will Ferrell, sino por una escena mucho más seria en la que una niña acusa a Barbie de hacer que las niñas se sientan mal consigo mismas. La película también trata sobre dinámicas de género, madres e hijas, sexismo... y más.
Pero el truco más ingenioso es cómo “Barbie”, protagonizada excelentemente por Margot Robbie — después de un minuto nunca podrás imaginar a nadie más haciéndolo, al igual que pasa con el Ken de Ryan Gosling— puede burlarse y admirar simultáneamente y sin problemas su material de origen. Gerwig hábilmente enhebra esa aguja, incluso si la película se ralentiza en su segunda mitad bajo el peso de sus múltiples ideas y algunos arcos de personajes no tan desarrollados.
Una alucinante secuencia de créditos iniciales presenta una lección de historia de Barbie, narrada por Helen Mirren. Luego se dirige a Barbie Land, donde vive Barbie en su impresionante Casa de los Sueños rosa flamenco, rodeada de otras Barbies que tienen su propia casa.
Cómo es “Oppenheimer” (fuente Télam)
“Oppenheimer”, de Christopher Nolan, aborda la vida de J. Robert Oppenheimer, que pasó a la historia como el “padre de la bomba atómica”.
En un riguroso blanco y negro alternado con algunas escenas en color, la película fue rodada en el formato IMAX. Ferviente defensor de lo analógico por sobre lo digital y por aquello del cine más grande que la vida, la experiencia inmersiva del formato IMAX resulta imprescindible para Nolan en su ambición de reflejar las vidas pública y privada del físico teórico Oppenheimer, en su genialidad pero también en sus contradicciones.
El relato muestra a un joven Oppenheimer incursionando en áreas de la física cuántica inexploradas, sus ensoñaciones sobre cómo se produciría la violenta fisión del núcleo de un átomo con sus correspondientes neutrones y rayos gamma que encontrarían su aplicación práctica en la maquinaria bélica, pero también en sus esfuerzos posteriores para prevenir sobre los peligros terminales de una guerra nuclear, la persecución que debió soportar de parte del gobierno de los Estados Unidos por sus posibles vinculaciones con el comunismo, y claro, su tormentosa vida privada.
Basada en el libro ganador del Pulitzer titulado “American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer”, de Kai Bird y Martin J. Sherwin, la película protagonizada por Cillian Murphy, junto a Matt Damon, Robert Downey Jr., Emily Blunt, y Florence Pugh, comienza justamente con el mito de Prometeo, que le robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres y por eso fue castigado por el resto de la eternidad.
La conocida ampulosidad del director en este caso está mitigada por el relato clásico, en una historia que sigue y expone al aparentemente inexpugnable Oppenheimer, que Cillian Murphy compone alternando un comportamiento hierático aunque apasionado y el desgarramiento interior por la magnitud de su invención.