Rosina Beltrán es una de las participantes más alegres de Gran Hermano. La uruguaya de 27 años llegó a Buenos Aires para divertir con su personalidad extrovertida y sus ocurrencias que traspasan la pantalla chica.
Además, su nombre fue el único confirmado incluso horas antes de la primera gala, ya que, en LAM, Ángel de Brito anunció en sus redes una imagen de Rosina y dio a entender que sería una de las concursantes, hecho que alarmó a todo su entorno por el miedo que la descalificaran por eso.
Fabiana Vadagnini, mamá de Rosi, habló con Clarín y explicó que no tenía idea cómo fue que se filtró la información. “Me vinieron unos nervios, fue una situación muy fea. Tenía miedo de que la sacaran después de todo lo que pasó: el psicológico, no sé cuántas preguntas, certificado de conducta, antecedentes penales, examen de sangre...”, dijo.
Pasadas varias galas, el protagonismo de Rosina fue creciendo por méritos propios. Eso, porque apenas unas semanas después de comenzado el reality, se comenzó a saber que se esconde detrás de esa sonrisa. “Rosina tuvo una infancia linda, siempre fue una nena buena”, contó su madre.
“Yo me separé cuando Rosina iba a cumplir un año. El papá se fue para Estados Unidos. La crie yo sola”, que confesó que sus padres estuvieron muy presentes durante la crianza de Rosina, quien forjó una relación muy especial con su abuelo, con quién a pesar de haber muerto algunos años atrás, se sigue comunicando a través de señales.
“Se conecta con mi papá, con el abuelo. Le han sucedido cosas que se conecta con él y él es el que le manda las señales”, dijo sobre la faceta espiritual que Rosina ha manifestado en el reality. “Ella habla con la luna, con el sol”, agregó.
El accidente que casi mata a Rosina de Gran Hermano
“Nunca contaste lo de tu accidente”, le dijo Lucía a Rosina en una charla a las afuera de la casa de Gran Hermano y la invitó a contar su historia. “Estábamos en la ruta con una amiga, íbamos muy, muy rápido y volcamos”, comenzó contando la uruguaya, que por entonces tenía 19 años.
“Manejaba mi amiga, estábamos en la ruta yendo a buscar a otra amiga. Cuando chocamos, perdí el conocimiento, quedé inconsciente, me tuvieron que operar”, reveló y agregó “casi pierdo la vida, realmente. El médico me dijo: ‘te salvaste porque tenías el cinturón, si no, no te salvabas’”.
Según contó la joven personal trainer, a su amiga “no le sucedió nada” porque el choque fue del lado de ella. “Yo no me acuerdo de nada. Pero esa fue una de las cosas que me marcaron en mi vida”, contó.
Zoe le preguntó si seguía siendo amiga de la joven, recibiedo una negativa de respuesta. “No me fue a ver ni un día. Fue horrible para mí. No era de mis más íntimas amigas, pero íbamos las dos solas en el auto”, reveló.
Cuando le preguntaron a qué velocidad iban, Rosi recordó “dobló a 140 km, había sacado la licencia hacía unas semanas. Estaba desfigurada, ustedes no saben lo que era mi cara. Tengo una cicatriz. Me desperté en la ambulancia toda con sangre, gritando que quería hablar con mi mamá porque no entendía nada”.
“Eso me marcó y me dijo ‘Rosina, viví, disfruta la vida’. Porque yo siento que no somos conscientes de que hoy podemos estar acá y mañana no sabemos si vamos a estar. Es como que lo damos por hecho y ¿quién te lo asegura? Nadie”, cerró sobre el siniestro que fecha en 2016.