Con esa plurisemia propia de un artista que piensa, crea y habla el lenguaje de distintos estilos y formatos, Luis Scafati y Marta Vicente presentan una muestra en conjunto llamada “Informe de lo interior”, que inauguró el jueves y que permanecerá abierta hasta julio, en Aristóbula Casa de Arte, sala ubicada en la calle Aristóbulo del Valle 332, de Ciudad.
“Informe de lo interior” es una muestra de pequeñas piezas recopiladas en la muy profusa trayectoria de ambos artistas que, confiesan, buscaron minuciosamente entre sus trabajos para darle forma y sentido al conjunto de elementos que son parte de la exposición y que debían tener coherencia entre sí, pero también con el espacio disponible en la “petite salle” ubicada en el corazón de la Sexta Sección.
Luis Scafati es sin dudas uno de los mejores dibujantes argentinos. Nació en Mendoza, donde comenzó a dibujar desde niño entusiasmado con las historietas. Luego perfeccionó su talento natural con estudios en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Cuyo, formación que también consolidó una trayectoria profesional que lo llevó a publicar, desde muy joven, sus trabajos en las revistas Humor, Tía Vicenta, Noticias, El Periodista, Péndulo, como también en los diarios Clarín, Sur, El País de Uruguay, y en ADN, el suplemento cultural de La Nación, entre otros.
Experimentó con el dibujo en diversas variantes. Su estilo linda con el humor gráfico y el cómic donde confluyen tinta, lápiz, carbón, acuarela, témpera y pastel. Pero también incursionó en el grabado, serigrafía, aguafuerte y litografía. Ha realizado adaptaciones gráficas de obras como La peste escarlata de Jack London; La ciudad ausente de Ricardo Piglia; Informe sobre ciegos de Ernesto Sábato, los textos de Herman Hesse y Edgar Allan Poe o su homenaje a Luis Alberto Spinetta, con alusiones a la cosmovisión del talentosísimo músico y padre del rock nacional.
Sus obras han viajado por Barcelona, Frankfurt y Madrid; e integran colecciones permanentes de importantes museos, entre ellos el Sívori, Nacional de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo de Argentina; la House of Humour and Satire de Bulgaria; Collection of Cartoon de Suiza y la Universidad de Essex en Inglaterra; y se publicaron en Buenos Aires, Mendoza, Rosario, Córdoba, Barcelona, Frankfurt, Madrid, Corea, Francia, República Checa, Inglaterra, Grecia, Italia, Turquía y México.
En 1981, Scafati se hizo acreedor del Gran Premio de Honor en el Salón Nacional de Dibujo -la mayor distinción para un dibujante en Argentina- y en 2012 recibio el Premio Konex como uno de los cinco mejores ilustradores de la década en el país.
Desde ese mismo año es también Doctor Honoris Causa de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo.
Entre sus últimas creaciones se encuentra Sketchbook, un increíble libro emergido de sus más de doscientos cuadernos de trabajos, ideas, textos e improvisaciones a lápiz y carbonilla.
Este año la directora de cine Silvina Díaz Coppoletta estrenó un documental sobre el artista, “Scafati, palabra pintada”, que comenzó a rodarse en pandemia y que cuenta con gran parte de la extensísima obra del artista.
Testigo y cómplice de su trayectoria es Marta Vicente, la exquisita artista plástica, también mendocina, que unió su vida a la de Luis para compartir, cada uno con un sello distintivo propio, el camino de las artes y la familia.
Licenciada en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, su trabajo artístico se desarrolla en diversas áreas (pintura, grabado, objetos, libros álbum). Realizó numerosas muestras individuales y colectivas, en salas de arte y museos de su país y del extranjero. Además es autora de varios libros para niños. En el año 2003 la editorial Fondo de Cultura Económica, de México, le otorgó el Premio “A la orilla del Viento” por su libro “La cajita”. En el 2006 su libro “Adelaida”, editado en España por Brosquil, fue seleccionado por la Internationale Jugend Bibliothek para integrar “The White Ravens 2006″ -que es la lista de los 250 mejores libros del mundo.
“Mi primer contacto con el arte fue en el taller de mi padre Mario Vicente, artista grabador. He realizado objetos en papel maché, pinturas, dibujos, historietas e ilustraciones”, cuenta Marta en su propio showcase de la página jopo.com.ar.
En esta entrevista con Los Andes, los artistas hablan de la muestra que están inaugurando esta semana, pero también de sus proyectos juntos y por separado. Reconocen que “no paran” y sueñan con unas vacaciones aunque, a juzgar por lo mucho que se divierten trabajando, es probable que ese descanso se postergue al menos por este año.
-Es la primera vez que exponen juntos.
Luis: No. Es la tercera vez.
Marta: Hoy nos estábamos acordando porque siempre pensamos que eran dos, pero hubo una tercera, todas en Buenos Aires.
-Perdón la indiscreción pero ¿Cuánto llevan de casados?
Luis: Juntos, dos años. Pero de casados, cincuenta (se ríe)
-Un matrimonio muy sano, dándose espacios…
Sí, espacios físicos y artísticos (se ríen) Somos dos cosas raras.
-La idea de esta muestra, ¿cómo surgió?
Luis: Un poco surgió por invitación de Cecilia Carreras que tiene su galería y nos propuso hacerla. Nos encantó porque es un lugar pequeño que nos permite mostrar cosas pequeñas también. Hacer una especie de muestra íntima.
Marta: En realidad nos costó bastante encontrar el tono de la muestra, porque los dos somos muy acumuladores, trabajamos mucho, tenemos muchas cosas. Pero fuimos descartando y encontramos un lugarcito en que se unen las obras que están expuestas.
Luis: La galería es pequeña y da esa oportunidad que queda ahí, latiendo. Atiborrarla de cosas no era lo que nosotros pretendíamos.
Marta: Yo me siento satisfecha de que hayan cosas, que no son muchas, pero representativas.
-¿Cuántas piezas tiene la muestra?
Luis: Yo puse doce y Marta creo que diecisiete. Son casi treinta, no es tan chiquita, pero son de tamaño reducido, porque nuestras obras grandes no entran ahí. Lo mío son acuarelas y los de Marta, una mezcla.
Marta: Claro, porque yo transito entre la xilografía, la pintura, el dibujo. Siempre estoy combinando esas cosas. Y algunas pinturas chiquitas que son en acrílico, óleo sobre bastidores… Pero todos los temas transcurren un poco con los símbolos, animales, personajes que son personas y son animales, paisajes, todo este mundo que manejo yo desde hace muchos años.
Luis: En mi caso pongo obras más recientes, de estos últimos años donde el tema es una especie de Ciudad Gótica, que es una mega metrópolis donde suceden cosas. Y estoy trabajando mucho con acuarela, incorporando un poco el color como protagonista.
-¿A qué se debe la incorporación de color en esta etapa de tu trabajo?
Hay una película de Sandrini que dice “la mamá ve los colores”. Bueno, ahora empiezo a ver los colores. Después de viejo, artista. Pienso que es un elemento más, no lo hago como lo haría un pintor. Las cosas de Marta son, en muchos casos, pinturas. En mi caso es un color que acompaña el dibujo, que crea una atmósfera, un espacio. Pero el protagonista sigue siendo el dibujo.
-¿Hay una película acerca de tu trabajo que se estrenó hace poco?
Luis: Sí, en el Gaumont, en Buenos Aires. Eso me ha significado que un montón de gente me persiga por la calle, mi vida cambió profundamente, se me atribuye un romance con una vedette, cosas a las que uno no está acostumbrado -bromea, y sigue- fue un documental que hizo Silvana Díaz Coppoletta, y no me gustó hacerlo pero me gustó el resultado.
-¿Por qué no te gustó hacerlo?
Luis: Porque no es mi metié.
Marta: No le gusta que lo filmen o estar delante de las cámaras. Pero el placer de hacerlo con Silvana que es muy abierta, fue muy llevadero y la pasamos bien.
-¿Lo hicieron en Buenos Aires?
Luis: No, eso se filmó acá. Paradójicamente hemos vivido más de 40 años en Buenos Aires, y en la pandemia nos vinimos acá. Este tema, con subidas y bajadas, empieza en la pandemia, pero nosotros teníamos una casa acá desde hace muchos años, de veraneo, y decidimos quedarnos. Así que el documental lo hicieron acá, en el equipo de producción se trasladó y me gustó porque inclusive hay escenas donde aparece la montaña, que no tiene que ver con lo que fui haciendo de dibujos, pero es parte de mi vida también.
-¿El documental se puede ver en el Gaumont solamente?
Luis: Según me dicen, va a transitar por todos los cines del INCAA. En Mendoza va a estar en el Cine Universidad, a fines de mayo o mediados de junio, pero no tienen fecha certera. Eso sí, Cuevana ya lo pirateó, o sea, también está circulando.
-No recuerdo otro documental de un artista mendocino vigente.
¡Sí! Me sorprendió que en el Gaumont tenía prevista una sola semana y estuvo dos. Además dura una hora, es muy ameno, no es cansador.
Marta: Hay algo muy interesante que no dijo Luis y es que algunos de sus trabajos están animados y es muy lindo verlo en una pantalla grande. Eso le ha dado un plus a la película.
Luis: A mí me sorprendió porque, por ejemplo en el caso de un músico, tiene otra manera incluso en la relación con el público. En cambio los artistas estamos más encuevados, lo que hacemos lo creamos en el taller y eventualmente hacemos exposiciones.
-¿Cómo viste tus dibujos en animación?
Es como meter lo que hago en otro lenguaje, eso fue lo primero que sentí, porque el cine ya es otro lenguaje, e incorporar el movimiento a los dibujos creo que fue fantástico.
-¿Sacaste algún libro después de Sketchbook?
No, ese fue el último hasta junio, que sale una novela gráfica que me llevó muchísimos años hacer y escribir. Tiene como 280 dibujos, una cosa grande, digamos.
-¿Cómo es una novela “gráfica”?
Son dibujos que van relatando una historia, que no tiene una coherencia. Es una cosa poética, escrita y dibujada por mí, con pequeños epígrafes. Yo había hecho una experiencia antes con “Drácula”, que se basó en la novela de Bram Stoker, pero yo la rehice y le puse mis epígrafes que iban desarrollando la historia, con el dibujo como protagonista. En este caso es igual, con esa otra vertiente poética.
El tema de este último libro es bastante ecléctico pero me doy cuenta que está teñido de una circunstancia de época, con todo lo que hoy vivimos sobre todo en el aspecto tecnológico que incide tanto en la forma de ser de nosotros.
-Me deja más intriga que certezas, pero entiendo que no querés spoilear la historia
(Se ríe) No es eso, es que si me pongo a contarte la historia, es interminable porque no es que pasa esto y esto y esto. Sí tiene un punto de referencia: un tipo que se va a Buenos Aires y que dibuja, hace graffitis. Luego eso va derivando en otras situaciones que fui encontrando porque en realidad, en muchos casos dibujaba primero y armaba después la idea. Siempre lo hice así.
Por ejemplo, cuando hacía chistes en la revista Humor muchas veces hacía un dibujo y después buscaba un texto que fuera mínimamente comprensible, que tuviera cierta gracia y que fuera un todo que cerrara como chiste.
-¿Se podrá comprar en librerías o es venta online?
Va a estar en las librerías de Mendoza pero previamente la editorial Loco Rabia va a hacer una preventa de cincuenta ejemplares, que van a ir acompañados de un dibujo original en acuarela. Esta es una modalidad para ayudar en el tema de edición.
-Volviendo a la muestra de Aristóbula, ¿Hasta cuándo se puede visitar?
Marta: Todavía no sabemos la fecha exacta pero creo que hasta julio. Inclusive vamos a hacer por ahí alguna charla entre medio que va a ser interesante.
-Están con muchas cosas, pero además de esta muestra y el libro que saldrá en junio, ¿Hay otros proyectos?
Marta: Estuvimos con la película, Luis con ese libro y yo otro libro para España. Pero Luis está trabajando en otro libro que no te contó aún. O sea, tenemos un montón de planes, y lo que queremos es descansar un poco (se ríen).
Luis: El plan sería no tener ningún plan, pero una cosa trae otra. Si viajamos a Buenos Aires o España siempre es por algo: presentar un libro o hacer una muestra, pero nunca de vacaciones y eso es lo que queremos.
-Tu esposa te mandó al frente con otro libro más ¿De qué se trata?
Es un libro de Roberto Bolaño que se llama “Los detectives salvajes”, que va a salir el año que viene en marzo. Estoy trabajando bastante porque es un libro muy complejo, tiene como 600 páginas. Realmente me metí porque es una editorial muy grande, muy interesante y tiene una buena salida. Es una vidriera, sobre todo en España. No es un libro como fue ilustrar Kafka o el Martín Fierro. Esto es más difícil porque es una historia muy larga y con muchísimos personajes que circulan por ahí. Es casi como si hubiera sido “Cien años de soledad”, que en alguna medida fue un sueño inconcluso mío porque nunca lo pude realizar.