Luego de años de ausencia, Juan Bautista Stagnaro vuelve al ruedo como guionista y director con un nuevo filme que estrena el próximo 24 de noviembre. Se trata de “Natalia Natalia”, un policial clásico, protagonizado por Sofía Gala Castiglione y un destacado elenco integrado por Diego Velázquez, Demián Salomón, Tony Lestingi y Valentina Bassi.
La historia trata acerca de los acontecimientos en los que Silvia Monteferrante (Gala) se ve envuelta luego de la muerte de su ex marido (Salomón), un policía de investigaciones, durante un procedimiento.
Monteferrante es, además, hija de un policía. Sin embargo, toda su vida intentó mantenerse al margen de la fuerza, pese a haber contraído matrimonio con uno de ellos. A lo largo de los primeros minutos queda claro que entre Monteferrante y su ex marido no había más vínculo que una buena relación distante. Pero ciertos indicios sugieren que la muerte podría implicar cuestiones más oscuras.
Una sucesión de hechos en apariencia casuales alertan a la mujer, quien no puede evitar entrever alguna conexión: alguien que intenta entrar a su casa y desaparece, la suposición de que ingresaron en su domicilio durante su ausencia, un intento de robo en la calle, y el acceso al expediente que investiga la muerte de su ex esposo. Todo confabula para que finalmente Monteferrante se involucre en una situación que la excede.
El título de la película hace referencia a la jerga policial a la figura del NN: para ingresar los datos de un fallecido que no ha sido identificado, en lugar de decir “NN” -ya que la fonética puede prestar a confusiones- se utiliza una palabra cuya inicial lo remita. De este modo, “Natalia Natalia” significa NN en el lenguaje oral de la policía.
Más allá de la destacable actuación de Sofía Gala, merecen una mención especial el rol de Tony Lestingi como Molinari, Comisario Mayor de Asuntos Internos, y Diego Velázquez en el rol de “El Griego”, un policía encubierto destinado a custodiarla.
Con este filme, Juan Bautista Stagnaro se reencuentra con el público que disfrutó de éxitos como “Casas de fuego” (1993), “La furia” (1997), “El séptimo arcángel” (2003), “Un día en el paraíso” (2003) y “Fontana, la frontera interior” (2009).
En entrevista con Los Andes, Stagnaro habla acerca de su regreso, de la acertada elección de los actores y de la compleja trama que mantiene en vilo a lo largo del filme.
-¿Cómo estás con este regreso?
-No es fácil, el período fueron 11 años. De cualquier manera, estuve vinculado con el cine a través de Directores Argentinos Cinematográficos y escribiendo. Además de guiones, tuve dos proyectos a punto de ser filmado pero que por motivos de producción quedaron en el camino. Después surgió esta posibilidad, que nació a partir de una larga convivencia con un sueño.
-¿Estamos hablando de “Natalia Natalia”?
-Sí, es una película que no tiene ninguna plataforma detrás, por lo que es una película realmente independiente y tratamos de aprovechar en lo posible la difusión a través de ustedes, de los críticos y de la prensa. Cada película tiene diferentes puntos de partida. En este caso, fue no metafóricamente un sueño. En general el momento que a mí me resulta más productivo es el despertar de las cuatro de la mañana. Había tenido un sueño, no un deseo sino realmente una actividad onírica.
-¿Cómo era?
-Mi adolescencia y primera infancia la tuve en La Boca. Vivíamos en una casa de dos pisos muy modesta, pero teníamos acceso a la azotea. En este sueño yo estaba en la azotea, cerca de donde está el tanque de agua, en la noche solo y sentía que alguien estaba subiendo por la escalera de mano, por el rumor del temblar de esos soportes metálicos. No sabía quién era y lo esperaba con mucha angustia. Me quedó muy fijado ese sueño y se me ocurrió que podía ser un buen final para una historia. Pero tenía que empezar a desandar el camino, para ver cómo el personaje que estaba en la azotea había llegado a esa situación.
-Tuviste que escribir una historia.
-Todo lo previo es llegar a ese punto en el final de la película, aunque esto indica que hay que convivir con el personaje, crear personajes, seguirlos, darle motivos y enlazar un relato que conduzca a ese final. Hubo un par de puntos que fueron absolutamente notables para cerrar el relato y, aunque es ficción pura, cada uno de esos puntos tienen una referencia con la realidad. En cada una de las etapas yo iba recortando noticias policiales donde había cosas que me interesaban, por ejemplo.
-En un momento, y por estos recortes de diario, parece que se tratara de una historia real.
-Hay referencias. El desafío fue tramar una historia que es ficción, en el modelo de las grandes películas del cine negro norteamericano, como “El Halcón Maltés” o “El largo adiós”. Son películas que siempre me gustaron por el ascetismo narrativo. En este no hay grandes discursos, los personajes siempre están en el borde entre la legalidad y no. Esto es lo que traté de recrear con el relato.
-El casting fue muy acertado. ¿Cómo llegaste a esta selección?
-En principio, los personajes son encarnados por actores. Pero deben ser personajes, esto significa que tienen que tener una historia previa que conduzca a ese relato. Después, los actores tienen que ser inteligentes para encarnarlos. A Sofía la vi en varias películas y me gustó. Tiene una manera de mirar y de decir que tornan verosímiles los diálogos. En este caso, daba el papel porque además, con respecto a la novela negra, hay una transgresión enorme, y es que los protagonistas siempre eran varones. En este caso me gustó mucho que fuera una mujer que asumiera ese rol desde el ser femenino, porque nunca deja de ser una mujer “femenina”. Ella fue la primera elección.
-¿Y Velázquez?
-Es un gran actor de teatro y de cine en “La larga noche”, la película basada en una novela de Di Benedetto, y la verdad es que el ensamble entre ellos fue maravilloso.
-Tony Lestingi hace de un comisario que no se sabe de qué lado está...
-Ahí hubo una cuestión muy interesante. Así como en la vida, no hay personajes lineales, que sean de una sola manera. De pronto vas caminando sobre una pared haciendo equilibrio, o sea, si son lineales o son de una sola manera, los personajes se debilitan. Te comento cosas que son un poco el background de la película: en la escena final en una ambulancia estaba dialogado lo que yo quería que se entendiera, pero viendo el montaje y sacándole el diálogo, prácticamente mudo, hay una propuesta que no la verbalizan. Me parece un truco, donde ves que uno miente o dice la verdad. Y la manera en que Tony Lestingi le sugiere al policía seguir con su trabajo y cómo éste se niega, ninguno de los dos lo dice, pero yo creo que es totalmente claro. Es también lo que ocurre en cualquier ámbito laboral, por ejemplo: cuando uno trabaja con sus compañeros no hace falta verbalizar todo, a veces con una mirada es suficiente, y esto se transmite claramente en este diálogo.
-¿Por qué la decisión de estrenar solo en cines?
-No es una película que a priori esté producida por una plataforma, aunque igual quisiéramos llegar después a una plataforma, pero soy un defensor acérrimo del cine en pantalla grande, porque tiene enormes diferencias. En principio, no es lo mismo el montaje de una película, la duración de los planos, depende de lo que vos estás leyendo en la imagen. No es lo mismo editar para ver en streaming que para ver en pantalla grande. Pero además está lo otro, que es más profundo: no es lo mismo el cine donde vos entrás como en un sueño compartido en la oscuridad, no podés detener la proyección y estás al lado de otra gente, que verlo en una pantalla privatizada y uno solo. Estás mirando un relato y suena el timbre porque está el delivery, parás la proyección, atendés el delivery, volvés a subir y sigue. Son cosas diferentes, pero creo que lo que debiera haber es justamente una convivencia. El cine no mató al teatro, tampoco creo que la televisión mate al cine. Queremos salir en salas cinematográficas. Estamos contentos con el resultado de la película, pero mucho más si lo ve la mayor cantidad de gente.