En un céntrico departamento de la Ciudad de Mendoza transcurre la vida de Julieta Gargiulo. Sin mascotas, en silencio y con una vista panorámica de árboles, calles y edificios. Los objetos que la rodean tienen una historia que ella bien conoce y de las paredes, blancas, cuelgan pinturas, dibujos y grabados, con algunos plintos que exhiben esculturas en metal, piedra, madera y también cerámica. Con obras de arte desde mediados del siglo XX hasta la fecha, su galería hogareña es un reflejo del contacto por trabajo y amistad que ha tenido y sostiene con las artes visuales de la provincia.
Eliana Molinelli, Nora Correas, Cristina Santander, Julio Le Parc, José Bermúdez, Elio Ortiz, Osvaldo Chiavazza o Enrique Testasecca son algunos de los creadores a la vista. Las piezas a veces rotan por falta de espacio, aunque los autores siguen apareciendo: Juan Scalco, Fernando Jereb, Cristian Delhez, Lorenzo Domínguez, Verónica Valenti y más. Un café frío y una biblioteca contienen el repaso personal de esta profesional de la cultura, cuya trayectoria ha sido distinguida por la Legislatura de Mendoza “por el enorme aporte a la cultura y la trascendencia nacional e internacional que ha tenido su trabajo”.
Julieta posee una extensa experiencia en relaciones públicas en el mundo académico, institucional, empresarial y social a nivel nacional e internacional. Es miembro fundadora de la Academia Argentina de la Vid y el Vino, y parte de la Cátedra Unesco Culture et traditión su vin de la Universidad de Bourgogne, de Francia. Investiga temas relacionados con la memoria del patrimonio cultural del mundo de la vitivinicultura y tiene una pequeña editorial con libros propios y de otros, publicados.
Además es productora, gestora y coordinadora de acciones en artes plásticas, letras, historia y música. Sus proyectos en bodegas, estudios de arquitectura y hoteles se han basado, especialmente, en la incorporación de obras de arte a través de exposiciones temporales, pero también en el asesoramiento y armado de colecciones privadas. Como programadora ha posibilitado conexiones culturales para instituciones argentinas y gobiernos extranjeros como de Canadá, Italia, España, Taiwán o China. Como si fuera poco es mamá de cinco hijos, abuela de 17 nietos y tiene hasta el momento 13 bisnietos.
-¿En qué proyectos trabaja actualmente?
-Estoy haciendo una mega muestra del artista plástico Carlos Ércoli en el Espacio Cultural Agostino, en Maipú, con pinturas de distintas épocas. Además tengo la responsabilidad de organizar exposiciones en la bodega Alfa Crux, en el Valle de Uco: actualmente hay allí una colectiva de Enrique Testasecca, Florencia Aise, Verónica Valenti, Fausto Caner, Viviana Herrera y Carlos Escoriza. En la cava de esa bodega estoy preparando, además, una muestra del artista Carlos Gómez Centurión. A su vez estoy trabajando para La Morada Lodge, también en el Valle de Uco, con pinturas de Testasecca y Escoriza. Asimismo, en febrero quedará inaugurada una exhibición de obras de Juan Scalco en el Museo Carlos Alonso.
-¿Cuál es su actividad principal en este momento?
-Yo soy gestora cultural, entonces diferentes empresas me contratan para proyectos determinados con la libertad de también abordar mis propios proyectos. Llevo adelante una pequeña editorial, J&G, con la que hemos sacado seis libros pequeños. De cualquier manera he trabajado en diferentes escenarios: en turismo, en cultura -entre otros proyectos uno que se llamó Legislatura y Cultura y en el que hicimos 54 espectáculos musicales en la calle-, como marchand, he organizado muchísimas muestras, sacado exposiciones argentinas al exterior, inaugurado espacios culturales. He trabajado para diferentes gobiernos del exterior: España e Italia, en diversas áreas, algo propio de esta actividad.
-¿Cómo era el escenario en materia de gestión cultural cuando comenzó?
-Siempre hago referencia a que he seguido el hilo rojo, como dicen los orientales, y me han pasado cosas que me han llevado a otras. Empecé haciendo, investigando, proponiendo y a partir de ahí llegaron oportunidades y propuestas para vender los primeros cuadros de artistas mendocinos. He tenido la suerte de tener contacto desde niña con el mundo de la cultura porque a mi casa iban artistas. Yo nací en un pueblo rural en Villa Atuel, en San Rafael y mi maestro, Luis Solano, era un poeta discípulo de Alfredo Bufano. El sur tenía una vida cultural muy importante. Mi padre era enólogo y tal vez de ahí surgieron amistades. Entonces mi casa era un lugar abierto para las visitas: por ahí pasaron personalidades como las de Sergio Sergi o Julio Cortázar.
-¿Qué la moviliza para desarrollar su labor?
-En la actualidad creo que tengo el deber de hacerlo con aquellas personas que han sido grandes artistas y buenos amigos. Entonces yo con Fausto Caner, por ejemplo, quería hacer una muestra, algo que me costó mucho en su momento porque su vida iba por fuera de los cánones tradicionales. Cuando logré reunir las obras organicé una exposición en Protea, la galería de arte que coordiné desde su inauguración hasta su cierre en Chacras Park. Con Cristian Delhez, Carlos Ércoli o Juan Scalco también sentí esa misión, para que la gente joven pueda ver a los artistas que los precedieron. Otro acontecimiento importante ocurrió en el año 2000, cuando me presenté en Park Hyatt Mendoza y le ofrecí a los directivos de ese momento armar la colección que tiene desde entonces el hotel y lo integran unas 500 obras, incluido un tríptico maravilloso de Julio Le Parc o pinturas de Carlos Alonso. Ahí pude vincularme con artistas de las nuevas generaciones y eso fue muy importante para mí. Otro hecho destacado fue cuando Emma Zuccardi me convocó para el armado del espacio de arte y las primeras 12 muestras que se desarrollaron allí. Cuando comencé con la gestión cultural los artistas mendocinos eran, en muchos casos, poco visibles.
-¿Qué artistas le han interesado especialmente?
-Todos. Inicialmente me vinculé con autores, escritores y músicos. Luego llegó mi primera experiencia con artistas plásticos, hace 25 años. Vuelvo al hilo rojo porque en mi vida cultural los hechos se fueron sucediendo. Me contactaron luego de un estudio de arquitectura para un interiorismo y más tarde se dieron oportunidades para armar otras colecciones de arte. Entre las últimas está la del hotel de Susana Balbo pero antes fue el caso de Bodegas Salentein para la formación del espacio de arte Killka. El interés y la curiosidad han estado y siguen presentes en mí. He tenido la suerte de viajar mucho y eso me ha dado una visión amplia en relación a la cultura.
-¿En 2016 usted estuvo a cargo de investigar la vida en Mendoza de un reconocido artista chino, Zhang Daqian, cómo surgió esa posibilidad?
-Zhang Daqian fue uno de los artistas chinos más prodigiosos e influyentes del siglo XX, considerado por Picasso como “el mejor pintor de Oriente”. Su vida fue muy curiosa y viajó por varias ciudades del mundo, inclusive residió durante un tiempo en nuestra provincia, entre 1951 y 1954. Fue un empresario sueco amante de su obra, Christer von der Burg, quien me convocó para descifrar su vida en Mendoza. La trascendencia de Zhang Daqian ha sido muy importante y en 2012 fue noticia al destronar a Picasso por primera vez en 14 años para posicionarse como el artista mejor cotizado en subasta según el sitio Artprice.
-¿Qué resultó de esa investigación?
-Una serie de conferencias y documentos que dan cuenta de un artista del que poco y nada se supo en Mendoza hasta que Christer von der Burg tuvo la iniciativa de investigarlo. En mi caso no tenía mayores referencias sobre Zhang Daqian ni del arte chino. Zhang fue autoexiliado por razones políticas y lo emocionante es que eligió Mendoza en busca de montañas, que formaban parte de su paisaje interior. Supimos que se vinculó con pocas personas, que expuso en la galería de la época, Giménez, y que vivió en Godoy Cruz con su pequeño núcleo familiar. Es interesante saber que en la época en que llegó y según lo investigado, no había ningún chino en Mendoza; la inmigración china comenzó recién hacia 1959.
-¿Cuál es el principal aporte, según su visión, de vivir con obras de arte?
-Creo que enriquecen muchísimo la vida cotidiana. Además mi lectura de la obra de arte no se basa en su análisis ni en su técnica sino en el diálogo que establece con quienes la miran. También me ha interesado mucho seguir el desarrollo de algunos artistas jóvenes. Cuando estuve al frente de Killka fui parte del comité de selección de la colección que posee y por otra parte en la coordinación del espacio me vinculé con pintores y escultores nuevos, con los que organizamos numerosas muestras. Con las obras, en mi caso, tengo una relación afectiva. Hay determinadas piezas que quiero que me acompañen siempre por quienes son sus autores pero también por la relación de amistad profunda que tuve con ellos, de persona a persona.
-¿Y a la cultura de Mendoza qué cree haberle sumado usted, desde su accionar?
-No sé qué tan importante ha sido mi aporte pero he intentado siempre que se reconozca la cultura mendocina pero también he querido que Mendoza sea un puente, por eso he traído obras de otros artistas, por fuera de la provincia, que no se podían ver aquí, como Jorge Gamarra, Cristina Santander, María Silvia Corcuera, Stella Benvenuto o Silvina Benguria. Llevo muchos años en esto y creo que la seriedad con la que trabajo y el asesoramiento que puedo ofrecer me vinculan a nuevos desafíos para desarrollar este mercado en formación. Hasta el año 2000 prácticamente no había lugares dónde exponer y a mí se me ocurrió pensar por fuera de los espacios culturales de la provincia y acercar el arte a las bodegas.
-¿Cómo vive las manifestaciones artísticas actuales, teniendo en cuenta los avances tecnológicos?
-Me resulta apasionante en muchos sentidos, a pesar de que hay cuestiones que no comparto. Para mí la creatividad individual es muy valiosa y si bien la Inteligencia Artificial es interesante en determinados aspectos, cuando interviene en la representación de las artes visuales no me gusta en algunos casos. No creo que la actividad y el talento puedan reemplazarse. Le tengo un gran respeto al trabajo artístico pero sobre todo a la obra.
-¿Le hubiera gustado ser artista?
-Si hay una reencarnación quiero saber pintar, bailar y cantar. Me interesan todas las manifestaciones artísticas. Por ahora en esta vida todos los meses me propongo objetivos para el corto plazo.
La cultura del vino vuelta libro
Entre los títulos más destacados que ha publicado Julieta Gargiulo, uno de ellos está ligado al estudio del universo vitivinícola en profundidad, ese que desde niña descubrió gracias a su padre enólogo y que de adulta le resultó un tema de investigación permanente y apasionante.
Publicado en 2016, Tras las huellas de Italia en América, rescata crónicas, lugares y personajes en torno a la cultura del vino. A lo largo de 200 páginas con fotografías de archivo y documentos incluidos, la autora se sumerge en la vitivinicultura italiana y su influencia en nuestro continente.
“Este libro me llevó cinco años de investigación. Trata sobre el camino que recorrió el vino como producto cultural”, afirma la también escritora de Il vino si fa cosi, material que redactó junto a Agustín Borzi.
Miembro fundadora de la Academia Argentina de la Vid y el Vino, Julieta Gargiulo sostiene que este material “es un homenaje a los que nos precedieron, a Italia y las escuelas de enología”.
Ping-Pong con Julieta Gargiulo
-¿El mejor viaje cultural que haya hecho? Un viaje de estudios junto a un grupo de la Alianza Francesa a Europa.
-¿Una artista argentina para no perderse? Cristina Santander.
-¿Qué la inspira? La vida.
-¿Un museo en el mundo? El Museo Nacional de Antropología de México.
-¿Un anhelo? Que en mi tierra y en el mundo haya menos confrontaciones y seamos más solidarios.
-¿La mejor exposición que organizó? Una que se llamó Momentos del Vino y tuvo lugar en Killka en unión con el Museo Nacional de Bellas Artes, quien dio a préstamo una serie de obras relacionadas que pude ir a seleccionar personalmente.
-¿El aprendizaje más importante en su camino de gestora cultural? Mi formación en la maestría en Cultura Argentina.
-¿Un mensaje libre para las generaciones futuras? Que nunca abandonen los sueños y luchen por realizarlos.