Desde hace algunos meses, a Les Alfajores de la Pampa Seca les dejaron de preguntar por qué se pusieron ese nombre tan pintoresco y digno de recordar. Ahora les preguntan por qué “Les”. Y la respuesta es obvia: la incorporación de Paula Casciani ha transformado a este cuarteto, tradicionalmente compuesto por hombres, y ha pulido su sonido en el bajo y los coros. Además, “ahora Paula nos bajó el promedio de edad, lo que es muy importante”, lanza suspicaz su papá, Carlos Casciani, histórico baterista de la banda.
Con Roberto Fiat (guitarra y voz) y Sergio Bonelli (guitarra y voz) se completa este cuadrilátero, una de las bandas más queridas y constantes de la escena mendocina, que actualmente está cumpliendo los 35 años. Para brindar por eso, invitan a la gente al espectáculo de esta noche, en el teatro Independencia, ese escenario al que saludan como un viejo amigo cada vez que se suben. Llegarán para repasar su historia, pero también con un EP recién salido del horno: “Sentir”, compuesto por cuatro canciones. “Y hacia la mitad del recital habrá un momento acústico”, adelanta Casciani sobre el show, que comenzará a las 21 y cuyas entradas se pueden adquirir en Entradaweb.com.ar
“Rock zanjonero”, “Banda de garage”, la noche que tocaron improvisadamente con Pappo, la travesía por los pubs en los ‘90 (a veces dos en un mismo fin de semana)... La historia de Les Alfajores parece por momentos una mitología con acento menduco. Si hubiera que hacer historia, su música tiene mucho para contar. Y si no, bastante con escucharla recopilada a lo largo de sus cinco discos (disponibles en Spotify).
Por eso la primera pregunta a Carlos es inevitable: “¿cómo recordás el rock mendocino en la época en que surgieron Les Alfajores?” Pausa, y reflexiona: “En estos 35 años de la banda podemos ver que han pasado muchas propuestas de rock. Algunas han logrado seguir en el tiempo, como Chancho Va o Parió la Choca, pero también muchas quedaron en el camino, o se convirtieron en otras bandas. Fue una época en la que, por ejemplo en la década de los 90, la crisis económica era importante, pero había un gran circuito de pubs en Mendoza, donde los distintos grupos de rock podían expresarse”.
“Inclusive de todos los subgéneros del rock, porque había para todos los gustos: el rock clásico, pasando por el reggae, el ska, etcétera... Creo que siempre el rock en Mendoza ha sido, como movimiento, muy importante. A veces, o la mayoría de las veces, no ha podido trascender por distintas razones que tienen que ver con lo estructural de nuestro país y el mercado, que sería largo de explicar... pero siempre el movimiento del rock en nuestra provincia ha sido importante”, concluye.
Aunque se nota que le pesa que muchas bandas se hayan diluído en el olvido, el tono no es del todo nostálgico: como titular del MIMM (Movimiento Independiente Mendocino de Músicxs), Casciani conoce de primera mano la efervescente escena local y sabe que no todo tiempo pasado siempre fue mejor. Incluso Les Alfajores, con la incorporación de Paula, suenan reinventados.
-¿Cómo se dio el proceso de incorporarla y cómo es relacionarse con una bajista de otro género y otra generación?
-La incorporación de Paula, mi hija mayor, como bajista y cantante, se produjo porque hubo un momento donde Gerardo Lucero tenía una gira con Altertango, una banda señera de Mendoza, y no podía cumplir con los dos compromisos. Entonces decidió dejar Les Alfajores. Y nosotros en ese momento entendimos que Paula, que en ese momento ya estaba haciendo música, y conocía absolutamente todo el repertorio, porque ha asistido a todos los recitales desde que era muy chica, prácticamente desde su nacimiento, podía incorporarse. Era nuestra posibilidad de incorporar rápidamente a una música que ya venía conociendo el repertorio y lo que significa cada canción.
-¿Y los modificó también?
-Nos modificó la manera de tocar, porque además ella canta y podemos hacer arreglos a tres voces. Ella puede cantar canciones como primera voz, también. Todo eso fue enriqueciendo la música de la banda.
-Por otra parte, ¿cómo han sido las reacciones al cambio de nombre? El lenguaje inclusivo genera opiniones encontradas en la gente.
- Sí, decidimos cambiarle el nombre al grupo, aunque sabemos que el lenguaje inclusivo se refiere fundamentalmente a personas, no a objetos. Y los alfajores son objetos, entonces no correspondería aplicar allí el lenguaje inclusivo. Pero nosotros lo hicimos para fijar una posición, política e ideológica: reconocer que hacen falta más mujeres en los escenarios, que es importante cuando en la formación de una banda se tiene una mujer, que tiene un rol determinado y que se lo ganó a partir de su esfuerzo. Así que por eso decidimos cambiarle el nombre. Hemos recibido algunas críticas, gente a la que no le gusta. Pero bueno, nosotros pensamos como pensamos y cada uno es libre de hacerlo y de esa manera también fijamos una posición.
Memorias y algo más
En YouTube hay un registro impresionante: la vez que Pappo Napolitano vino a la provincia para dar una entrevista a “Volver Rock” en el teatro Independencia, y mágicamente, el mano a mano (bastante remado por el periodista) terminó en una suerte de zapada con Les Alfajores y Celeste Carballo.
“Como se imaginarán, en tantos años hubo muchas cosas importantes. Por ejemplo, podría mencionar entre las primeras la posibilidad de compartir con Vox Dei cuando todavía su baterista era Rubén Basoalto. A nosotros nos catapultó compartir ese escenario en el Teatro Plaza, porque al poquito tiempo salió nuestro primer disco, en formato cassette, ‘La banda del garage’, que está absolutamente agotado. En el Independencia pudimos compartir escenario de una manera bastante particular con Pappo”, cuenta.
-¿Cómo fue eso?
-Vino a Mendoza con el programa “Volver Rock”. Iba a ser una emisión especial, grabada en el Independencia. Entonces convocaron a varias propuestas mendocinas, entre ellas a nosotros. Pappo venía solamente a hacer una nota para ese programa, no venía a tocar, y en una interrupción de la grabación pudimos charlar con él. Le preguntamos si quería tocar con nosotros. Inmediatamente dijo que sí, que si le conseguíamos una guitarra lo iba a hacer. Eso fue memorable, porque se prendió a tocar canciones nuestras que nunca en su vida había escuchado. Y solamente mirándonos la comunicación fue impresionante. Por ejemplo, tocó “Mama Blues”. El teatro estaba a tope, la gente se volvió loca, fue un momento inolvidable”.
- Una clave de la banda ha sido la constancia en la escena. ¿Cuál es el secreto para mantener intacta la relación en una banda?
-Como todo el mundo debe entender, en un grupo humano, cuando uno lleva tanto tiempo juntos, hemos pasado momentos buenos y momentos malos. La relación tiene que ceder un poco en lo que uno piensa para poder entenderse todos. Y si todos hacemos lo mismo, encontramos un camino común. Como venimos en una relación de amistad desde hace muchísimo tiempo, incluso desde antes de la formación de la banda, prácticamente somos familia. Entonces, creo que ese ha sido uno de los secretos de poder permanecer, y siempre teniendo como rumbo u objetivo hacer música, disfrutar, no ir a lugares donde vamos a “sufrir”, tratar de hacer música en lugares que nos ofrezcan condiciones lindas, donde podamos trabajar recibiendo también nuestra compensación económica y donde las cosas las charlamos y las discutimos en el grupo. Siempre tratamos de encontrar un consenso, y si no se llega eso, se abandona la idea hasta que llegue el momento en que estemos todos maduros como para poder acordar. Esto no quiere decir que sea una metodología perfecta (no hay fórmula perfecta en los grupos humanos), pero sí creo que es muy importante la empatía, darle importancia al otro, no hacer prevalecer los egos, y trabajar con mucha humildad colectivamente. Creo que va por ahí lo que ha hecho que nosotros hayamos podido permanecer tanto tiempo juntos.
- Aunque la música ha cambiado mucho en 35 años, ¿creen que tienen algún heredero? ¿hay alguna banda que sepa rescatar la herencia zanjonera en el 2024?
-La verdad que no sabría contestar esta pregunta. Uno lo que puede ver y comprobar en la realidad es que hay gente que se nos acerca en la calle o en algún recital y nos dicen que somos sus referentes. Pero creo que cada uno tiene que hacer su camino. Todos tenemos influencias. Por ejemplo, cada uno de nosotros se ha nutrido desde distintos lugares, y creo que Les Alfajores pueden ser una fuente para los que se interesen por nuestra música puedan nutrirse allí, pero siempre con la idea de buscar su propia voz, buscar su propio estilo, de sonar de una manera personal. Creo que no hay que imitar, sino que esas influencias tienen que servir para encontrar un camino propio. No estoy diciendo nada novedoso, pero es lo mejor que puedo decir. Yo he dado clases durante mucho tiempo y muchos alumnos que comenzaron conmigo siendo muy chicos, escucharon a la banda en esa época, y hoy cuando me los encuentro siguen haciéndome referencia a esa música, y eso ya es un premio para nosotros.