“Extraño mucho la sala, ha sido mi vida. Pero no me quedó otra alternativa que cerrarla en pandemia”, dice al teléfono Lita Tancredi, una de las maestras y pieza fundamental del teatro mendocino.
A sus 90 años y ya retirada, Tancredi recibirá la distinción número 28 de su carrera. Esta vez, por parte de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, que la declaró Ciudadana Ilustre y será reconocida en una gala junto a colegas y familia, este jueves, en el teatro Quintanilla.
Y aunque parezca una frase repetida, Lita dedicó su vida al teatro. No se detuvo ante las adversidades propias del oficio, y a su paso creó su propia compañía, llevó el teatro a otros puntos de la provincia, formó a artistas y tuvo hasta su propia sala: el espacio en la calle Montecaseros de Ciudad, que mantuvo sus puertas abiertas al público hasta 2020.
Por allí pasaron un sinfín de producciones, horas de ensayos, grupos de teatro y baile, y cuanta oportunidad artística se presentara: Lita Tancredi abría su espacio para el teatro.
Tancredi, una artista imprescindible de Mendoza
Con 90 años recién cumplidos (nació el 16 de abril de 1934), Lita Tancredi desde niña abrazó la actuación. A los cinco años dio sus primeros pasos y debutó como actriz en la obra “Las bodas de Flordeluna y Pirimpilo”, de Alfredo Bufano, en el Teatro Independencia. Luego de culminar la escuela secundaria, estudió en Escuela de Música de la UNCuyo, y en paralelo se formó en la Academia Santa Cecilia, donde estudió danza, teatro y recibió el título de Profesora de Arte Escénico y Teatro.
Con el espíritu inquieto y la perseverancia que la caracteriza, Lita forjó su propio camino, siendo actriz y también una gran formadoras de artistas, como Adrián Sorrentino o Aníbal Villa, dos “pesos pesados” de la comedia musical en nuestra provincia.
En 1957 abrió su propia sala, el Centro Cultural Lita Tancredi, en el que comenzó a trabajar junto a la bailarina Elina Molina Estrella y mantuvo abierto hasta el 2020. El espacio tenía dos salas, una para 150 espectadores y otra menor para 50 personas. Por allí pasaron muchos artistas independientes, pero su sello fue el teatro infantil y el musical.
Viajó por todo el país con su compañía, por Uruguay e incluso llegó a Dallas (Estados Unidos). Pero Mendoza siempre fue su lugar y no pudo abandonarlo pese a las oportunidades que le brindó el teatro.
“Me invitaron a trabajar en el teatro Cervantes en Buenos Aires. Pero tenía a mi familia acá y no pude aceptar. Pero sí viajé mucho con el elenco, fuimos a Uruguay, a Dallas, recorrí muchas provincias, no nos quedamos quietos”, afirma la actriz , directora y gestora cultural cuando hace un recuento de su camino artístico y por qué nunca abandonó Mendoza.
En la última etapa de su camino, eligió la comedia como género para llevar a escena. Una de sus últimas producciones como directora fue “Las Mellizas Delgado”, un musical de humor con las actrices Nilda Boito y Titina Anglat.
Sin embargo, no dejó de despuntar el vicio como actriz. En 2018 fue parte de la miniserie “El Anticuario”, que protagonizó Gastón Pauls, donde interpretó una de las escenas más memorables y en aquel entonces sorprendió con su vital actuación.
-¿Qué sentimiento le despierta recibir este homenaje de su ciudad?
-Esta es la número 28 de las distinciones. Me ha sorprendido, me emociona profundamente, porque ahora, que estoy guardadita en la casa debido a la edad, que me hagan un homenaje de este nivel es un montón, se lo agradezco al Municipio.
-¿Siente que fue pionera en lo que es el teatro infantil y musical en la provincia?
-Siento que cumplí como directora y como artista, porque actué desde chica. Me siento realizada, porque afortunadamente traje a Mendoza el Tap Ballet, que no se hacía. También cree comedias musicales, y todos los años estrenamos producciones. Y como tengo un carácter fuerte, entonces cuando me propongo algo, lo logro. Y así fue que buscando salas, encontré este espacio, de 150 personas y otra más pequeña de 50. Y me sentí realizada. El trabajo en el arte es difícil, pero tuve la suerte de rodearme de gente muy especial que se sumó a los elencos.
-De todo su derrotero, ¿hay alguna obra a la que le guarde más cariño?
-Cada una tiene su corazón, porque uno pone el alma para poder hacerlas. Desde la producción y escribir el texto a, cada obra le encontrás sus defectos pero también sus virtudes. No te puedo decir cuál me gustó más, pero sí hay una especial, y fue “Ismael en el Oeste”. Estuvo diez años en cartelera y es un montón.
-¿Qué es lo más difícil del teatro independiente?
-Sostenerlo, hacerlo andar. Pero con un buen nivel. Tener todo lo que la obra pide. Las obras en general son exigentes y el público también. Por eso es fundamental poner lo mejor, sin mezquinar detalles.
-¿Qué expectativas tiene para este nuevo homenaje?
-Agradezco profundamente el reconocimiento, pero no creo merecerlo. Simplemente he sido una trabajadora del arte. Me emociona y no me lo imaginaba, pero si el Municipio lo considera, por algo será. Mendoza es mi lugar en el mundo, he tratado de acercarme al interior de la provincia, creando filiales, para que el teatro llegue a otros lugares. Trabajar con seriedad, con disciplina, con entusiasmo y amor al teatro. Y a la vez encontrar gente que te responda... Tuve la suerte de encontrar artistas que quisieran trabajar y formar grandes actores.