El próximo viernes 8 vuelve a Mendoza la magistral obra “Las cosas maravillosas”, pero esta vez protagonizada por el joven actor Franco Masini. Anteriormente, fua la actriz Lali González quien dejó el alma sobre el escenario y a los espectadores, fascinados. La cita es a las 20 en el auditorio Deodoro Roca, en el subsuelo de la Biblioteca y Mediateca Pública Municipal Manuel Belgrano. Las entradas se consiguen a través del sitio EntradaWeb o en la boletería del Teatro Plaza.
Este espacio se convierte en el refugio perfecto para un relato profundo y cautivante que mantiene al espectador atrapado en un ambiente mágico, en donde las emociones parecen viajar por una montaña rusa.
Antes de su llegada a la provincia, Franco Masini habló con Diario Los Andes sobre cómo es ponerse en la piel de este personaje que requiere de tanta fuerza, cuerpo y alma, para una puesta en escena en la que es él sólo con la sala, con las luces encendidas y con su voz desnuda, sin micrófono. Una obra tan imperdible como necesaria para replantearse cómo miramos la vida y si le prestamos atención verdadera a las cosas maravillosas.
-¿Cómo fue el primer acercamiento con el texto y con la obra?
-El primer acercamiento fue increíble porque la leí y no pude dejar de leerla. La verdad es que la leí por primera vez, la leí una segunda vez y hasta una tercera vez y dije “necesito hacerla”. Fue un proceso de ensayos muy largo con Mey (Ndr: Mercedes Scápola, la directora de la obra), en donde fuimos puliendo muchas cosas, porque siento que cada artista también le aporta su mirada, su manera de decir y su manera de incorporarla, desde la edad. El texto es muy enriquecedor para un chico joven y con toda esa historia que es tan fuerte.
En cuanto a los primeros acercamientos con el público, yo creo que es una obra para que nunca salga perfecta, sino que justamente el aprendizaje es ir resolviendo a medida que van pasando distintas situaciones con el público, y como actor estar preparado a ese riesgo. Es un aprendizaje muy grande, cada función es totalmente distinta y un poco me pone a prueba todo el tiempo. Es muy lindo hacerla, la verdad.
-Es una obra en la que el actor pasa del éxtasis al drama, casi sin grises. ¿Cómo quedás a nivel físico?
-La historia tiene esos pasajes que es como una montaña rusa constante, tanto para el que la ve como para el artista que la está interpretando, entonces eso hace que haya un cansancio emocional enorme, más que físico, porque todo el tiempo tenés que entrar y salir de una emoción y cuando termina tenés una ensalada de frutas en tu cabeza. A mí me baja todo después, termino bien, pero a la hora y media me caigo, pero me encanta. Disfruto muchísimo hacer la obra y disfruto realmente como artista el poder estar transitando este texto. Yo sé que cuando toca es para aprovecharlo y para dejar todo lo que uno tiene. Cuando ves la reacción del público y realmente lo conmovido que queda y saber que uno les tocó el alma, para un artista es algo inigualable.
-¿Es la primera vez que le tenés que poner tanto el cuerpo a un personaje?
-Lo que pasa acá, en esta obra, es que estoy solo, entonces sos como un director de orquesta, en donde el tiempo lo manejas vos, las emociones las manejas vos y tenés que irte guiando solo para poder llegar un buen resultado. En su momento, yo hice “La naranja mecánica” que también me generaba mucho desgaste, pero ahí estaba mezclado con lo físico porque me la pasaba atado a una silla y me torturaban. En esa obra hasta perdí peso, pero en este caso es otro tipo de trabajo, es un trabajo por ahí más sutil, donde hay que estar muy muy presente y concentrado.
-Y a nivel personal, ¿qué te pasa con esta obra?
-Yo creo que es una especie de sinergia entre lo que la obra me aporta a mí, con un texto tan rico, tan maravilloso, como dice el título, con lo que le puedo aportar yo como artista, en cómo decirlo y por dónde abordarlo. Esta obra es un 80% que vos la podés ensayar, la podés practicar, pero hay un 20% que depende del público y depende de la sinergia que se cree ese día, en esa función, y eso no hay manera de controlarlo. Me parece que esta obra viene a mostrar eso: cómo desde la simplicidad uno puede generar algo tan profundo.
-¿Qué expectativas tenés con esta visita a Mendoza?
-Estoy con muchas ganas porque es la primera vez que voy a Mendoza con una obra de teatro, y más con una obra que disfruto tanto hacer, y que siento que representa un montón de cosas para mí y para toda la gente que la puede llegar a ver. Estoy muy ansioso y emocionado de poder llevarla y poder seguir transmitiendo esto que me pasa todos los lunes y los martes acá en Buenos Aires.