Este sábado a las 21 hs, con sala llena, y con una nueva función a las 19 hs, llega Malena Guinzburg al Teatro Selectro con su show “Querido Diario”, un recorrido por su desopilante pasado, claro que mirado desde una Malena que sanó las heridas del ayer y hoy se puede reír de “lo patético y exagerado” de su discurso adolescente, tal como ella lo define. Las entradas se consiguen en la plataforma andesticket.online
Antes de su llegada a Mendoza hablamos con Malena sobre lo que le gusta de Mendoza, sobre su exitoso presente y el humor hoy en día.
¿Cuáles son tus expectativas con esta visita a Mendoza?
Estoy feliz. Me encanta ir a Mendoza. Este año ya fuimos con “Las chicas de la culpa” y yo fui varias veces. Amo Mendoza y siempre es un placer ir por cómo es el público, por lo rico que se come, por lo rico que se toma, y porque tengo amigos ahí. Que se haya agotado la primera función bastante rápido y que se haya agregado una segunda función, eso también me da como un parámetro de “Che, esto está buenísimo” porque es distinto a decir “bueno, ahora a remarla porque hay poquita gente. Todo muy espectacular.
¿En algún momento te imaginaste este presente?
Creo que cuando era esa chica que escribía el diario, no. Creo que hay cosas que ya las daba, tal vez, como medio perdidas, como resignada, angustiada, y hoy estoy muy feliz en general con mi vida. No sé si tuve otros momentos de mi vida en donde podía decir esto así, tan segura. A ver, no quiere decir que no me angustie, que no me genere ansiedad a veces. La vida es la vida.
¿Te pasó eso de tener que salir a remarla porque había poca gente?
Mil millones de veces. De hecho, me pasó con “Querido diario”. Cuando lo arranqué, lo arranqué en Buenos Aires con sala llena, hermoso, y después, la segunda función fue en Mar del Plata y me re costó llevar gente. Yo venía del éxito de “Las chicas de la culpa” y fue como un baldazo, como decir “ah ok, no es lo mismo”. Esa función con poquita gente, que en realidad no era tan poca porque he actuado con menos, fue re linda. Esto me conectó de nuevo con esta cosa de tener algo propio y de que se puede arrancar más chiquito, o no, y la satisfacción de que cada vez vaya mejor. Y eso es lo que me está pasando con “Querido Diario”. En el teatro siempre dicen que la mejor publicidad, casi la única que funciona, es el boca a boca, porque vos podés meter toda la guita que quieras en prensa, pero si el boca a boca no funciona, no va a ir gente, y que cada vez vaya más gente a “Querido Diario”, para mí es un re buen parámetro.
Recién hablaste del éxito de “Las chicas”, ¿cómo te llevás vos con ese éxito?
El reconocimiento en la calle es hermoso porque tiene que ver con que, de alguna manera, está funcionando lo que estás haciendo, y sobre todo, lo que te dicen. Lo primero que te agradece, la gente, es que los hagas reir. Eso, posta, es emocionante porque no es poca cosa. Después de la pandemia te lo agradecen de una manera muy zarpada. Después, yo no soy Lali, puedo salir a la calle o ir a un shopping, y la gente te saluda. A mí me encanta, después de la función, vestirme rápido, y salir a saludar a la gente, a los que se quedan esperando por una foto, porque también yo les quiero agradecer que estén ahí. De verdad, digo “gracias, gracias por estar, gracias por venir” y les pregunto si la pasaron bien. Eso me da mucho placer de verdad, siento que parece demagógico todo lo que estoy diciendo, pero te juro que es cierto.
Se escucha genuino
Es que sí. A veces perdés dimensión de que hay un montón de gente que no se ríe en su vida cotidiana. Yo, por suerte, tengo laburos o tengo una vida en donde la risa es muy importante o, por lo menos, forma parte de lo cotidiano, aunque esté bajón siempre risa. Hay gente que, tal vez, no se rio en toda la semana, que va a ver tu show, se rio y te lo agradece de una manera hermosa. Eso es impagable
Hacer reír es dar amor, es como un mimo
Recontra, y ser capaz de generar eso es un montón. A mí me hace bien saber que puedo generar eso, entonces estoy muy feliz con este presente, y más haciendo también algo que a uno le gusta. Yo me siento re orgullosa de este show porque es súper personal, es súper honesto y genera mucha empatía, entonces eso también me gusta.
¿En algún momento te pesó el humor? ¿Que, porque los demás esperan que seas graciosa, tener que serlo?
No, creo que hay una cosa de personalidad mía. A ver, uno no es gracioso las 24 horas y encima cuando estoy seria, cuando estoy concentrada, parece que tengo cara de culo, pero por una cosa de fisonomía, no sé, entonces está quien dice “ay, tiene una cara de culo” y no, estaba concentrada, o sí, a lo mejor tenía cara de culo, anda a saber.
¿Cuál fue el disparador de este show y cómo fue volver a vivir tu pasado a través de vos misma?
Yo en el 2019, creo, encontré mis diarios, no es que no sabía que los tenía, pero como que los agarré, me puse a leerlos y encontré cosas que ni yo podía creer. Empecé a leer y me hacían estallar de risa de lo patético, dramático, exagerado, y de lo adolescente que era todo. En febrero estaba enamoradísima de uno y era el amor de mi vida, en abril de otro y éste era el amor de mi vida y en octubre de otro. Y así. Empecé a leerlos en Instagram y generaron mucha empatía porque todos hemos sido adolescentes, entonces la gente se sintió muy identificada, y yo entendí que ahí había algo que se terminó convirtiendo en un show de stand up. El diario es el disparador, también hablo de mi presente. Lo quise probar, funcionó muy bien y acá estamos.
A la hora de hacer humor con uno mismo, ¿lo patético, que vos mencionaste, sirve más que estar en plenitud y ser feliz?
Así como creo que es gracioso leer esta Malena re loser de la adolescencia, si yo hoy no estuviese parada en otro lugar no podría hacer este show porque me generaría mucha angustia verme igual que esta Malena. ¿Por qué escribía tanto en esos momentos? Creo que por una cuestión muy catártica de, si vos tenés un amor no correspondido, necesitas que salga por algún lado porque si no se convierte en algo que te queda, y bueno, evidentemente a mí me quemaba mucho.
Vos venís de la primera camada de standuperos buenos como Natalia Carulias, Fernando Sanjiao, Juan Barraza y un montón más. ¿Cómo ves el humor hoy con el surgimiento de figuras desde el mundo de las redes sociales?
Yo creo que estoy un poco perdida, tal vez, de nuevas generaciones o de gente muy, muy joven, que creo que hay un montón dando vuelta. Por suerte, el stand up es algo que fue creciendo y ya no tenés que explicar qué es. Hoy nadie te pregunta qué es el stand up, entonces con eso ya te das cuenta de que se popularizó. Yo creo que hay un montón de buenos comediantes, debe haber un montón que no conozco, pero también creo que el stand up, o el humor en general, se pasó al streaming. Por suerte, los que son de mi camada, y posterior, seguimos laburando. La gente necesita mucho reírse, entonces, por suerte, hay un montón a los que les va bien.
Y con respecto a “Las chicas de la culpa”, después del éxito en el teatro, ¿habría alguna posibilidad de que vuelvan a la tele?
Surgieron algunas posibilidades que después no se dieron y como que nos agotó el manoseo televisivo, el “ay bueno, sí, pero no”. No tenemos la necesidad. Hay algo de la tele que piensa que vos los re necesitas y la verdad es que no, no los necesitamos.
Si surge algo tiene que ser algo que nos encante, que esté buenísimo, pero no de agrandadas, sino que ya no nos comemos más la de “queremos hacer un programa con ustedes”. Bueno, que lo hagan loco, ya está.