Este martes, los participantes de Masterchef tuvieron un desafío extremo. Con la excusa de presentar aquellas cosas que van siempre unidas y no se puede pensar a la una sin la otra, los cocineros terminaron atados entre sí y así tenían que cocinar.
Claramente, el problema mayor se presentó a la hora de ir al mercado porque en tres minutos y atados, conseguir el producto que cada uno necesitaba era casi una tortura. El segundo problema mayor fue el uso de las cocinas. Al principio, algunos se hicieron los “vivos” y dejaron la cuerda un poco más larga de lo permitido, pero Germán Martitegui no les perdonó un centímetro y acortó las sogas.
El desafío complicó a unos más que a otros y la tensión no se hizo esperar. El dúo más complicado fue el de Juan Francisco y Sol que pese a estar más unidos que nunca, se pelearon desde el minuto uno.
MASTERCHEF Y LA SOGA DE LA DISCORDIA
María Sol y Juan Francisco protagonizaron un tenso intercambio en la cocina. Desde el primer momento la pasaron mal. A la cocina tuvieron que llevar atado a Aquiles porque Agustín hizo uso de su beneficio por tenes la medalla plateada que consistía en ir solo al mercado.
Sol autodenominó la relación como un matrimonio, pero desde el principio quiso tener el control de las cosas y esto sacó a Juan Francisco.
“Me cansé. Las mujeres siempre te llevan a donde quieren. Cuantas veces más vas a ir. No podías hacer algo más cerca hoy”, lanzó el guardavidas harto de las idas y vueltas de su compañera.
“La verdad es que tengo ganas de cortar esta soga. No aguanto más”, continuó el participante. Por su parte, ella lo trató con cariño: “Juan vení, yo te amo. No te enojes. Sino tendré que hacer más fuerza”.