Contestatario, poético, siempre un distinto, Miguel Cantilo se abre camino una vez más por los senderos laterales del mercado musical para reformular con su impronta el antiguo oficio de juglaría y proponer un disco con “Cuentos cantados”, -nombre del disco-, con el cual comenzará una gira por España, donde reside la mitad del año, en tanto que en Argentina dará shows con su mítico dúo Pedro y Pablo, junto a Jorge Durietz.
Miguel Cantilo está próximo a cumplir 72 años, sin embargo su energía sigue intacta. Conocido referente de la “canción de protesta” -un género que nació en los años 70 como respuesta a la situación política y social del país-, grabó su primer LP por aquellos años con la canción que aún sigue siendo su sello distintivo: “La marcha de la bronca”, a la que le siguieron “¿Dónde va la gente cuando llueve?” y “Catalina Bahía”, entre sus temas más recordados.
Previo a esto, en 1968 había formado Pedro y Pablo, que en sus orígenes era una banda y luego quedó conformado definitivamente como un dúo.
Miguel Cantilo recibió tres veces el Premio Konex. Las dos primeras (en 1985 y 2005), Diploma al Mérito como uno de los 5 mejores Autores Compositores de Rock de la década en Argentina, y en 2015 recibió el Premio de Platino en la categoría Canción de Autor.
Su nuevo álbum
“Cuentos cantados” reúne breves historias musicalizadas, adaptadas e interpretadas por el propio Cantilo, quien las extrajo de la tradición literaria y oral de antiguas culturas de Oriente Medio. El resultado es distinto a todo lo realizado por en anteriores oportunidades.
Según Miguel Cantilo: “Desde mi juventud, al terminar de estudiar el secundario, me dediqué a leer con fruición todo tipo de literatura, especialmente los cuentistas y novelistas latinoamericanos y paralelamente los libros de Krishnamurti, Hermann Hesse, Idries Shah y otros autores espiritualistas”, detalla.
Esto lo llevó al descubrimiento de otro tipo de literatura, alejada de los autores hispanoparlantes o europeos. “Con los años derivé hacia la literatura oriental y allí descubrí multitud de cuentos-enseñanza del oriente medio, específicamente de Persia, Turquía, India y Afganistán. Me fui familiarizando con la literatura mística y en particular con el sufismo. De esa prolífica fuente extraje las narraciones tradicionales que, adaptadas al formato canción, conforman el álbum”, asegura.
En una entrevista, Cantilo explica cómo surgieron los temas, cuánto tuvo que ver la relación con sus hijos y cómo es su vínculo actual con el dúo Pedro y Pablo.
¿En qué momento sentiste que estos cuentos y leyendas de culturas de Oriente Medio pedían convertirse en canciones?
Hace unos 20 años realicé el trabajo de adaptación y dejé grabadas estas canciones en el estudio de mi hijo Anael sin saber muy bien cuál sería su destino. Las hice circular entre amigos y allegados, pero en crudo. Luego, con el paso del tiempo mis hijos fueron agregándoles arreglos, participaciones de otros instrumentistas y hace unos meses me encontré con las letras y les pregunté si tenían los registros guardados. Tanto ellos como yo se sorprendieron de lo avanzado que estaba el proyecto. Le agregaron algunos instrumentos, siempre privilegiando el hilo narrativo y me encargué de publicarlo como mi álbum número treinta en nuestro sello y también en las plataformas digitales.
¿Hay en este trabajo también un homenaje a esas culturas tantas veces estigmatizadas por lejanas y extrañas al mundo occidental?
Sí, evidentemente hay algo de exótico, de misterioso en el lenguaje y en los contenidos. Pero para nosotros es literatura de cabecera. Hemos compartido esos cuentos desde su infancia y cantarlos es una forma más de disfrutarlos.
Para un artista como vos que cultiva la palabra y canta sus textos ¿qué implica meterse en historias de otros?
Al tratarse de historias de este calibre, es un desafío. Reconozco que no podría escribir algo tan perfecto como, por ejemplo, ?Las arenas? (más difundido como ?El cuento de las arenas?), pero puedo transformarlo en una milonga campera con el toque magistral del bandoneón de Omar Massa y sentir que se ?argentiniza? mágicamente.
¿Cuánto te empuja a seguir trabajando en la música el hecho de hacerlo junto a tus hijos?
Más allá del vínculo familiar, que es muy valioso por cierto, son excelentes profesionales y probados instrumentistas con los que vengo encarando proyectos de grabaciones y actuaciones hace décadas. Sinceramente al lado de su habilidad musical y tecnológica, me siento un lego, un aprendiz en muchos aspectos. Sin ellos no podría haber publicado la mayoría de mis últimos diez álbumes.
El registro suma muchos aportes ¿cómo se fueron dando esas colaboraciones?
En primer lugar contar con la colaboración de Eleonor Muchnik, flautista virtuosa actualmente residente en Francia; de Arno Stepanyan experto en duduk, un bellísimo instrumento de origen armenio que ya había participado en nuestro anterior disco “Corazón acústico”; de Omar Massa quien desarrolla plena actividad compositiva con su bandoneón en Alemania; más el aporte de percusionistas de alto nivel como Facundo Guevara, Juan Ortiz y el baterista Rodrigo Genni. Todo ello armonizado por mis hijos Sufián y Anael, este último productor e ingeniero de grabación y el envoltorio estético de un excelente artista plástico argentino como Javier Romano, residente en Londres. O sea que “Cuentos cantados” tiene un perfil internacional pero mantiene la impronta local.
¿Cómo aparece y se inserta “Gira el sol”, la única pieza enteramente tuya, en el repertorio de Cuentos cantados?
Es curioso. Cuando realicé las adaptaciones participábamos en un proyecto de difusión de estos cuentos en un ámbito cultural al que dimos en llamar Fundación Girasol. Se organizaban lecturas, narraciones orales, reuniones aquí y en España bajo ese rótulo. Con el tiempo la fundación dejó de funcionar activamente, pero yo había compuesto el tema de cierre de la selección como un homenaje, como un enlace entre la actividad de divulgación y el aspecto puramente creativo. Me salió un tema totalmente distinto al resto, uno de mis hijos me comentó que parecía un “jingle”, pero bueno, por alguna razón tendrá esas características que no son provocadas. Hoy me gusta interpretarlo. Es simpático, creo yo, y no deja de estar ligado a los cuentos.
El reencuentro con Durietz para una gira aún en curso ¿puede verse como una forma de “amigarte” con esa legendaria creación que fue Pedro & Pablo y que sigue vigente para tantas personas?
Bueno, empecemos por aclarar que nunca me enemisté con ella. El hecho de que frecuentemente encare proyectos como solista aquí y en España, no me distancia del cariño enorme por lo que representa lo hecho y por hacer con Pedro & Pablo. Por el contrario, creo que ese distanciamiento temporal es lo que alimenta nuestra relación profesional de 52 años como dúo. Se ha forjado sobre la base de una amistad que no admite celos ni reclamaciones personalistas.