Cada uno de nosotros es un hablante; así, entonces, no necesitamos aclarar qué significa el verbo ‘hablar’, pero, en cambio, podemos conocer la riqueza de acepciones que encierra el término y la variedad de locuciones que se forman con él.
Así, pues, explicamos de distinto modo “Comenzó a hablar a los dos años”, “Hace mucho tiempo que no se habla con su hermana” y “Hablará mañana sobre ese tema que tanto le apasiona”.
En la primera de las oraciones, ‘hablar’ es igual a “emitir palabras” y “ejercer la facultad de expresarse”; la segunda toma ‘hablar’ como equivalente a “comunicarse con alguien por medio de palabras”; pero, en este caso, hay una diferencia significativa entre decir ‘hablar con’ y ‘hablarse con’, dada por la presencia del pronombre ‘se’ que da idea de interés o participación. ‘No habla con su hermana’ significa que entre ellas no se comunican, sin que exista ninguna palabra que implique compromiso afectivo; se diferencia de ‘no se habla con su hermana’ en que la falta de comunicación fraternal es un acto consciente y recíproco realizado por las partes involucradas, de manera permanente y expresado en el pronombre ‘se’. El diccionario académico nos da esta acepción cuando dice que ‘hablar’ es “tratarse con una persona, por amistad o afinidad con ella”. Y agrega, como dato adicional, que se usa frecuentemente en oraciones negativas, como la de nuestro ejemplo.
La tercera oración planteada toma el verbo ‘hablar’ como sinónimo de “disertar” o “pronunciar un discurso”: “Hablará sobre las elecciones a los estudiantes”. Suele acompañarse este uso de ‘hablar’ con un complemento encabezado por ‘de’, ‘acerca de’, ‘sobre’, que indican el tema: “Habló de la nueva ley de alquileres”. “¿Vas a hablar acerca de cambios en el clima?”. El sinónimo, en este caso, es ‘tratar’. No necesariamente esta acepción se refiere a la expresión oral, sino que puede abarcar lo que se manifiesta por escrito: “El autor no habla de ese problema en el nuevo libro”. Vinculada a esta acepción es la que nos dice que ‘hablar’ es “dirigir las palabras a alguien”: “Con voz emocionada, les habló a los alumnos del último curso”.
A veces, ‘hablar’ significa “concertar, llegar a un acuerdo”: “Háblelo con su adversario y, a lo mejor, encuentran una solución”. “No procedió de acuerdo a lo hablado”.
El modo de llevar a cabo la expresión puede expresarse con adverbios y locuciones adverbiales o con fórmulas comparativas: “Esto habla claramente de sus intenciones”. “Me parece que no ha hablado de manera cordial”. “El nuevo jefe habla como un verdadero orador”. Por su parte, las locuciones ‘hablar bien’ y ‘hablar mal’ sirven para dar a conocer, respectivamente, una opinión favorable o desfavorable acerca de un tema o de una persona: “Los últimos conceptos hablan bien de su postura en esta situación”. “Usó adjetivos descalificadores que hablan mal de su formación académica”.
En el ámbito informático, puede nuestro verbo tomar el valor de “comunicarse con alguien por escrito, haciendo uso de las tecnologías digitales”: “Todos los días por la noche hablo por chat con Micaela”. Dos usos coloquiales de ‘hablar’ se dan cuando lo hacemos sinónimo de “murmurar o criticar” y de “interceder por alguien”: “No me gusta que hablen a mis espaldas”. “Le hablé al jefe por Juan, aludiendo a su eficiencia”. Además, suele usarse también para indicar una relación sentimental: “Aún no son novios, pero hablan permanentemente”.
Uso figurado es el que se le da a ‘hablar’ cuando se desea encarecer el modo de sonar un instrumento, con gran arte: “Me emocionaba porque hacía hablar a su guitarra”.
Locuciones varias nos ilustran acerca de la riqueza significativa de este verbo tan común: “Cada uno habla como quien es” es una expresión usada para dar a entender que las personas se comunican de acuerdo a su nacimiento y crianza; “Hablar a tontas y a locas” señala que alguien se expresa sin reflexión, hasta con disparates; “Hablar claro alguien” indica que una persona dice su sentir con franqueza y sin adulación”; “Hablar gordo” significa “echar bravatas, amenazando y tratando a otro u otros con imperio”; “Hablar por hablar” es equivalente a “decir algo sin fundamento ni sustancia y sin venir al caso”; “Solo le falta hablar” es una expresión coloquial que pondera la perfección de un ser no humano, como un animal o una máquina.
Otras locuciones que incluyen expresiones negativas son, por ejemplo, “ni hablar”, que se emplea cuando se desea rechazar o no admitir una propuesta: “No quiere ni hablar de casamiento”. También la expresión que da título a la columna de hoy: “Ni hablar ni parlar” o “Ni habla ni parla”, que en forma coloquial denota el silencio extremo de alguien: “Con respecto a ese tema, Juan ni habla ni parla”. Recordamos que ‘parlar’ encierra en su valor significativo cierta idea de censura, pues equivale a “hablar mucho y sin sustancia” o “revelar y decir lo que se debe callar o lo que no hay necesidad de que se sepa”.
Por último, consignamos “No se hable más de ello”, expresión que sirve para cortar una conversación o para dar por concluido un negocio o un asunto enojoso”: “Después de esa reflexión, decidimos que no se hablara más de ello para dar por terminada tan áspera discusión”.
¿Cómo llamamos a quien habla en demasía? Podemos usar un término de su misma familia: ‘hablador’. Su definición incluye conceptos negativos: “Que habla mucho, con impertinencia y molestia de quien lo oye”. También, es ‘hablador’ quien por imprudencia o malicia cuenta todo lo que ve y escucha. Son alternativas para este adjetivo los términos ‘locuaz’, ‘parlanchín’, ‘bocazas’, unidos por la idea de falta de discreción pues la persona no tiene sentido de la oportunidad y, muchas veces, dice lo que debía callar.
Y cerramos, como siempre, con una paremia que nos hace reflexionar: “No sabe hablar quien no sabe callar”.
