La película “Nowhere” ganó una enorme popularidad en Netflix en las últimas semanas, y no es difícil saber el porqué: matanzas de mujeres y niños, un parto épicamente delirante, ballenas salvadoras y celulares con batería infinita es algo de lo que se ve en estos 109 minutos de lucha contra la muerte.
Decir que “Nowhere” es una mala película es desmerecerla demasiado. Aunque por momentos se burle de cualquier pacto de verosimilitud y el espectador sienta que lo están cargando, cumple su objetivo de dejarnos sin aliento.
En realidad, el director español Albert Pintó, el mismo de “Matar a Dios” (2017) y “Malasaña 32″ (2020), se mete en un género de supervivencia donde la gracia está en ingeniar situaciones al límite de lo posible (y lo creíble), y en ese puñado de artificios y extravagancias narrativas está el fuerte de cualquier película de este tipo. Y “Nowhere”, aunque sea análoga de “A la deriva” (Baltasar Kormákur, 2018) y “La vida de Pi” (Ang Lee, 2012, una obra maestra), tiene sus propias triquiñuelas.
¿De qué trata “Nowhere”?
Ahora bien, ¿de qué trata “Nowhere”? En un futuro distópico donde está prohibido reproducirse debido a la escasez de recursos y un gobierno toralitario hace valer esta ley, Mia (Anna Castillo) queda encinta y no le queda otra que huír hacia la zona de las islas británicas junto a otras mujeres en su situación, su hija pequeña y su marido Nico (Tamar Novas).
La travesía comienza en un camión container, donde pasan cosas truculentas que traumarán a más de un espectador sensible. Pero la cosa no termina ahí. Resulta que una vez embarcado el contenedor, una sorpresiva tormenta arroja algunos de estos depósitos al mar y nadie nunca más se preocupa por ellos. En uno va escondida Mia, quien para colmo de males decidió meterse en esta aventura con ocho o nueve meses de gestación y el parto es in-mi-nen-te.
Ok: es probable que por momentos a uno se le escape una carcajada al ver cómo esta frágil mujer sobrevive sin lesiones ni moretones a un contenedor revoleado por las olas, y (cuidado, que hay spoilers) que después tenga la entereza de parir a su niña en medio de otra tormenta, mientras la oscuridad no la deja ver mucho, el agua la tapa y las olas agitan el contenedor como un samba rock. Una escena épicamente ridícula.
Pero Albert Pintó se anima a más, sumando infinitos contratiempos que nos hacen ver a “Enterrado” (2010) y “Titanic” (1997) como películas de escaso riesgo. De hecho, une la claustrofobia de una con el inminente hundimiento de la otra. Así de “ingenioso” es este director.
Pero Mia es metódica. Cuenta los días y el nivel de agua con mucha disciplina, se preocupa de hacer una salida con una agujereadora que sospechosamente estaba en el lugar oportuno, guarda la placenta por si en un momento necesita de un shock nutricional y aprovecha de que en “Nowhere” (así se llama la película y también el contenedor) había un cargamento de ¡tuppers!
Sin embargo, la mayor licencia que se tomó Pintó es querer hacernos creer que el celular de Mia puede seguir vivo, ¡y con señal!, días y días, esperando la llamada de su esposo. Y estos diálogos, en los que debiera primar la urgencia, parecen por momentos poemas de Mario Benedetti.
El final es, sin embargo, lo que resulta más conmovedor e inentendible. Quizás esa misma sucesión de milagros es lo que nos prepara para que, mientras los créditos del final se van deslizando, ya no nos preguntemos demasiado sobre qué es lo que acabamos de ver. En definitiva, a este tipo de películas de supervivencia hay que darles el beneficio de la duda, y solo así descubrimos que nos pueden hacer pasar un buen rato.
La ficha de “Nowhere”
España, 2023. Drama. Dirección: Albert Pintó. Elenco: Anna Castillo, Tamar Novas, Tony Corvillo. Duración: 109 minutos. Apta para mayores de 16 años. En Netflix. Calificación: Buena.