Traer a la actualidad los personajes de algún clásico teatral es un recurso que muchos dramaturgos utilizan, para entrelazar temas universales con una poética actual.
Y es el caso de “Orfeo y Eurídice”, la obra escrita por César Brie, quien toma como inspiración el mito legendario en el que el músico baja al inframundo a buscar a su amada y que, al mirar hacia atrás, la pierde para siempre.
Ese mito, lo entrelaza con el caso real de Eluana Englaro, una mujer italiana que pasó 17 años en coma vegetativo y cuyos padres lucharon por su derecho a morir con dignidad en medio de una gran polémica.
A partir de ahí, el autor creó la dramaturgia del drama contemporáneo, que traza una historia de amor en donde la ciencia, la justicia, la ética y la moral complejizan una agonía que termina por matar otras formas de vida. Bajo la dirección del mendocino Facundo Pennesi, “Orfeo y “Eurídice”, se estrena hoy en el teatro Independencia.
UN PROYECTO QUE NACIÓ ENTRE MENDOZA Y ESPAÑA
Radicado hace algunos años en España, Facundo Pennesi decidió montar la pieza escrita por Brie, uno de sus dramaturgos favoritos. Pero el montaje sería en Mendoza, su provincia, donde pese a la distancia temporal no deja de crear un puente teatral.
Para ello convocó a las actrices Guliana Mattiazo y Valentina Mocoroa, quienes son protagonistas del drama cuyo tópico tiene una profundidad emocional y actual.
En escena, Giuliana y Valentina nos relatan su historia de amor. El derecho a la muerte digna y la tensión entre los avances científicos médicos se confrontan cuestionando la prolongación de la vida y el deseo, más profundo y genuino, de recuperar a alguien que yace en coma.
Las dudas, la ternura, la timidez, el compañerismo y la intimidad compartida, se verán afectadas por un suceso inesperado que cuestionará la relación entre la vida y la muerte.
“Hace algunos años, cuando vivía en Buenos Aires, tuve la oportunidad de asistir a una función de esta obra. Desde el primer momento, el texto me impactó profundamente. La manera en la que el autor remite al mito griego a través de un drama actual basado en un caso real, con un enfoque contemporáneo y cargado de poesía, me dejó marcado. Es una obra que no sólo explora temas universales como el amor y la muerte, sino que también nos confronta con preguntas éticas que son esenciales en la sociedad actual”, cuenta el director y actor mendocino, que volvió a Mendoza para montar este drama.
Motivado por la sensibilidad y profundidad del texto, Pennesi decidió hacer su propia versión. Actualmente, el mendocino forma parte de la compañía internacional de teatro aéreo PUJA! con la que realiza giras por todo el mundo, pero tiene un arduo derrotero artístico como actor y director de obras como “Destierro”, “En tu reflejo” y “Autómatas”.
“Lo que más me conmovió del texto fue su capacidad para tratar temas tan complejos y dolorosos con una sensibilidad y una belleza únicas. Es una obra llena de humanidad y esperanza. Eso me llevó a querer montar mi propia versión y visión de esta obra, no solo por su valor artístico, sino también por la necesidad de generar una reflexión profunda en el público. Creo que el teatro, con su capacidad transformadora y reflexiva, es una herramienta poderosa para abordar estos dilemas. Y pienso que la mejor manera de enfrentarlos, es desde el amor, sentí que debía compartir este mensaje con otras y otros, para que también pudieran encontrar esa empatía, ese consuelo y esa comprensión que yo experimenté”.
-El proceso de producción y ensayo fue a la distancia, ¿Qué fue lo más complejo de sortear en esta experiencia?
-Trabajar a la distancia fue todo un desafío. El inicio de ensayos comenzó con una primera etapa presencial, continuó con seis meses de ensayos conmigo a la distancia, y culminó en este último mes.
Uno de los aspectos más complejos fue, sin duda, la falta de mi presencia física. El teatro es un arte profundamente corporal, donde la energía y la conexión entre las actrices o actores y el director o directora son fundamentales. Al no estar todos en el mismo espacio, tuvimos que encontrar nuevas formas de construir esa conexión. En este aspecto fue de gran importancia la presencia y participación de Alicia Casares, una gran maestra y amiga, que funcionó como nexo y estuvo presente en los ensayos para aportar también su visión, y guiar a las actrices junto conmigo, en la dirección actoral.
A pesar de estos desafíos, creo que lo más complejo pero también lo más gratificante fue lograr que la obra mantuviera su esencia intimista, emocional, y su fuerza poética. Asegurarnos de que, incluso a la distancia, el proceso no se torna pesado, y que la obra pudiera transmitir toda su carga emocional y su mensaje de manera íntegra, objetivo que creo que hemos logrado gracias al compromiso y la dedicación de un gran y hermoso equipo.
-¿Tomas nuevamente la danza como recurso escénico?
-Como artista y como director, siempre me ha interesado la fusión de diferentes disciplinas artísticas. El trabajo con el cuerpo, y la impronta física y coreográfica es algo que llevo conmigo en cada proyecto que abordo, considero que el lenguaje no verbal tiene una capacidad única para expresar emociones y estados internos que a veces las palabras no pueden transmitir por completo.
En esta obra, si bien no hay danza como tal, el cuerpo se convierte en un elemento clave para la creación de imágenes y secuencias, que buscan explorar la relación entre los personajes y la profundidad de sus emociones. Utilicé el movimiento no solo como una forma de enriquecer la narrativa, sino también como un medio para conectar al público de una manera más visceral con los temas de la obra.
Al tratarse de un drama con un fuerte contenido, la puesta propone sumergir al espectador en una especie de sueño entre los personajes.
“La puesta en escena fue concebida con la intención de crear un espacio que refleje tanto la atemporalidad del mito como la intensidad emocional de los temas que aborda la dramaturgia. La idea fue crear una puesta en donde el público se sienta como en un sueño, y en donde cada elemento vaya cobrando valor en el recorrido de la obra. Utilizamos marcos, de puertas, de cuadros, de fotografías, abordando la idea del recuerdo, de lo que queda cuando alguien ya no está. A través de la luz y la escenografía, creamos diferentes espacios simbólicos entre la vida y la muerte, entre la realidad y el mito, límites difusos que se superponen de manera poética y bella en el universo de la obra”, detalla el director.
ESTRENA “ORFEO Y EURÍDICES”
El drama contemporáneo “Orfeo y Eurídices”, con dirección de Facundo Pennesi, se estrena hoy sábado 17 de agosto, a las 21.30 horas, en el Teatro Independencia (Chile y Espejo, Ciudad).
Las entradas están disponibles en Entradaweb.com.ar y boletería del teatro. La obra está recomendada para mayores de 14 años.