Para el público, ver a Pablo Echarri en el teatro no es lo más familiar. A sus 54 años, el actor con una amplio camino en la televisión y el cine, donde el rol de galán de telenovela supo cultivar su camino, hoy el teatro le permite volver a ese contacto propio del oficio de la actuación.
Y desde que lo convocaron a protagonizar “Art”, una de las comedias más exitosas del teatro porteño, no dudó en aceptarlo, aunque el comienzo de la primera temporada fuera en plena pandemia. Ahora transita la cuarta temporada de la obra, que protagoniza junto a Fernán Miras y Martin Slipak y es dirigida por Ricardo Darín y Germán Palacios, dos de los actores que protagonizaron la primera versión de la obra.
-¿Con esta obra es como que encontraste tu lugar en el teatro, siendo un actor de televisión y cine?
-Fue una gran noticia que me llegara Art a mis manos. Primero porque conocía el texto y la vi cuando la hizo Ricardo y Germán. Y sabía que era una de las obras más compactas, más profundas, pero a la vez más divertidas, más equilibrada. Con la presencia de tres actores en escena, que es un número interesante para generar el contrapunto entre los personajes. Y además llegó en un momento atravesado por la pandemia. Y justamente fue una especie de antídoto que saliera a escena, en un momento muy negativo para todos. No creo que haya algo positivo de la Pandemia.
En ese primer momento cuando abrieron los teatros fue toda una experiencia. Pero el teatro además de ser un lugar de juego artístico y un espacio para sobrevivir con el oficio, dado la merma de la actividad audiovisual. A “Art” la amo profundamente, creo que está llegando un poco a su final con este último recorrido con la gira. Siento que tiene sabor a despedida. Y es un poco triste porque me divierte mucho hacerla.
“Art” es una de las comedias más exitosas de la cartelera. Luego de su primera versión, está puesta interpretada por Echarri no tiene modificaciones del texto original de la dramaturga Yasmina Reza. En escena, la trama transcurre en una reunión de tres amigos de toda la vida, Sergio, Marcos e Iván.
La compra de un cuadro blanco por parte de Sergio, es el disparador para poner sobre la mesa las diferencias que existen entre ellos. ¿Cuánto conocemos, en realidad, a nuestros seres queridos? ¿Qué valores unen realmente a estos amigos? Con el transcurrir de las escenas, la trama plantea con un humor reflexivo, que valores te unen a tus amigos y si las amistades trascienden las diferencias de criterios. En la historia de esta amistad ninguno volverá a ser el de antes, aunque entre amigos.
La obra llega por primera vez a nuestra provincia, en el marco de su gira nacional, con tres funciones, el viernes 29, sábado 30 y domingo 31 de marzo, en el teatro Mendoza. Las entradas están disponibles en Entradaweb.com.ar.
-La obra plantea un tema profundo con el valor de la amistad. A lo largo de la vida, ¿se resignificó para vos el valor de la amistad?
-El paso del tiempo hace que uno entre en mecánicas que no podés escapar. Y algo de eso tiene que ver con la modificación y la variación en el universo de las amistades, en las afinidades que uno tiene y deja de tener con cierta gente. Las afinidades que se conservan, pero sobre todo cuando uno empieza a crecer, a tener obligaciones diferentes. Cuando las realidades de los amigos de la infancia cambiaron, unen y separan a esos amigos de siempre de una forma particular. Y el paso del tiempo va sumando cariño con la gente que tenés al lado y vas sumando diferencias. Ni hablar cuando sos padre o tenes alguna expresión política, ni hablar. Ahí empiezan los desacuerdos más profundos. Haciendo “Art” me doy cuenta de esos encuentros y desencuentros que tengo con mis propios amigos. Incluso a veces se ponen en la mesa discusiones viejas que pueden romper un vínculo. Porque uno discute atravesado por una realidad de una pelea vencida.
-La posibilidad del teatro de tener una realidad más palpable con el público, ¿el teatro te da esa sensibilidad que la televisión o el cine no lo permite?
-Cuándo fue la vuelta de la Pandemia hubo una exacerbación con un encuentro con el audiovisual muy profundo, que cambió el paradigma. Pero cuando salió a la calle, hubo un valor sobre el encuentro teatral, de los artistas con el público. Y eso hizo notar que el teatro está más vivo que nunca y es irremplazable. La gente hoy valora más el ritual de ver teatro y encontrar una buena obra, que Argentina tiene el desarrollo teatral como pocos en Latinoamérica. Y uno cuando se encuentra con esa obra que le gusta, salís modificado.
EL ROL MÁS ALLÁ DE ACTOR Y SU POSTURA POLÍTICA
Protagonista de grandes novelas como “Inconquistable corazón”, “Los Buscas de siempre”, “Resistiré”, “Montecristo”, entre otros éxitos que fueron parte de un momento de gran exposición para Pablo Echarri, el actor en los últimos años tomó partido por su postura política y apoyo al kirchnerismo, lo que generó controversia tanto con el público, como con el mismo ambiente artístico.
Pero con un camino consolidado, Echarri tiene su propia productora de contenidos y un rol fundamental en la ONG SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), llevándolo a un lugar de discusión de políticas públicas en cuanto al cine y la cultura.
-A lo largo de tu camino, con un momento de mucha exposición en la televisión como galán, después el cine, ¿Sentiste que tenías que demostrar algo más como actor?
-Yo siempre busqué ese quiebre en el oficio. Es muy de galán, que tenes un signo de interrogación si podes llegar a estar a la altura de la propuesta artística. Porque al tener ciertas condiciones físicas que te transforman en un imán para ciertos prototipos, necesitas algo de revalidación artística. Yo la fui buscando, de hecho mi acercamiento con el teatro tuvo que ver con eso. Mi comienzo fue con las novelas. Después busqué la posibilidad de hacer cine, porque te daba la posibilidad de elaborar otro personaje, en una historia más compacta. Y después el teatro, porque te da la chance de encontrarte con el público, de darle matices a esos personajes. Sí busqué profundizar más allá de esa condición física que me daba ser galán, poder probarme en otros contenidos, en otros espacios.
Y también lo hice en la gestión política y social desde hace 18 años dentro de SAGAI. El galán me abrió una puerta extraordinaria para otros sectores de expresión. Y el teatro yo puedo volver a jugar y la televisión no me da ese espacio y otros horizontes, porque se dejó de producir el tipo de contenido que hacía y porque el tiempo de galán ya pasó.
-El dar tu opinión y postura política, ¿Te coarto a la hora de elegir un proyecto y trabajar con un compañero que tenga un pensamiento diferente al tuyo?
-Nunca definí hacer o no un trabajo por la presencia de un compañero, que puede estar a las antípodas de mi pensamiento político. Sé discernir los espacios de discusión política con los laborales. El poder expresarme con libertad me hizo medir y también equivocarme, donde discutir y donde trabajar. Yo a través de SAGAI tengo un espacio de discusión política. Y cuando trabajo con un compañero o compañera que piensa distinto, yo me enfoco en su capital artístico. Poder saber que pensamos diferente, pero lo artístico es potente.
Tal vez mi visión no sucedió al revés. Creo que hay cierta diferencia entre quienes expresan ideas populares, y quienes expresan ideas conservadoras. A veces se habla en una simetría en materia política. Porque en el mundo de la televisión, la producción es un mundo más conservador. Y expresarse políticamente me ha traído consecuencias, de las cuales no reniego. Porque soy consciente que tiene consecuencias, sino hago silencio y no opino de ciertos temas. Siempre acepté la diversidad de pensamiento y construí desde la diversidad de pensamiento. Además yo defiendo ideas populares y soy abierto, no puedo ser sectario en ese sentido. Sino me convertiría en lo que critico.
-¿Cómo ves la realidad audiovisual y artística actual?
-La actividad audiovisual en la Argentina está derrumbada, las únicas demostraciones de vida están cuando hay una producción financiada a través de las plataformas. Pero todo lo que era producción nacional fuera de las plataformas, que encontraba un eco en la coproducción de distintos países, eso está derrumbado. Más allá de la coyuntura política argentina, el sector audiovisual viene de décadas de no innovación en materia legislativa, cuando otros países de la región han avanzando. Ese derrumbe viene de forma paulatina, pero constante, a lo largo de 30 años. Está en una situación de coma profundo y este modelo político lo vino a poner de rodillas, porque no confía en el sector como un motor económico y no lo impulsa. Al descreer de eso, se transforma en una discusión de sordos. Hay una alerta porque se suspenden todas las partidas económicas en todo el Instituto Nacional del Cine. Pero estamos concentrados en ver para donde vamos y que se active, como parte de la economía, porque mueve muchísima actividad. El mundo va hacia eso, que tiene en cuenta a lo audiovisual y la cultura, como herramienta de expansión económica.
-¿Qué otros proyectos tenés por delante?
-Algunos proyectos teatrales. Tengo mi productora y estoy terminando un documental sobre la queridísima China Zorrilla. Estoy produciendo una obra junto con Tomás Rottemberg que va a protagonizar Nancy (Dupláa, su esposa), que se llama “Exit”, con Fernanda Metielli y Juan Pablo Gueretto que estrena en abril en el Multiteatro. Y trabajando mucho para que tengamos las herramientas para lograr la activación de la cultura y el mundo audiovisual tenga el valor que tuvo años atrás.
PARA AGENDAR: “ART” EN MENDOZA
La comedia “Art”, protagonizada por Pablo Echarri, Fernán Miras y Martin Slipak, bajo la dirección de Ricardo Darín y Germán Palacios, llega a Mendoza, en el marco de su gira nacional.
Ofrecerá tres funciones, el 29, 30 y 31 de marzo, a las 21 horas, en el teatro Mendoza (San Juan 1427, Ciudad). Las entradas están disponibles en Entradaweb.com.ar.