La mendocina Patricia Palmer vuelve a Mendoza junto a Cecilia Dopazo para presentar Radojka, una exitosa obra que ya pasó por nuestra provincia y cosechó aplausos de pie.
La obra se presentará este domingo en el Teatro Plaza a las 20 h y a pedido del público se añadió una función a las 22 h. Las entradas se consiguen a través del sitio EntradaWeb o por la boletería del teatro.
La historia de Radojka es la historia de tres personajes; una anciana serbia y dos mujeres que se unen en un inesperado suceso que desencadena la trama que las lleva a tomar una radical decisión para poder subsistir y conservar su trabajo. A partir de ahí las actrices entran en un juego de humor desopilante que el público agradece y disfruta. La pregunta que dispara todo es: ¿qué estarías dispuesto a hacer para no perder tu trabajo?
¿Qué expectativas tenés con esta visita a Mendoza, que para vos tiene un plus especial?
Sí, claro. Tuve la suerte ya de estar en Mendoza haciendo funciones de Radojka y las dos se llenaron. Fue muy conmovedor, muy emocionante, ver a toda la gente aplaudiendo de pie. Así que tengo la expectativa de repetir esa emoción y ese encuentro con la gente mendocina. Y bueno, todo lo que incluye: mi familia, mis compañeras de colegio, mis amigos. Por suerte, voy seguido. Lo único que me alejó de Mendoza fue la pandemia.
Soy feliz ahí, en mi tierra. Yo siempre digo que uno, lamentablemente, sobre todo en mi época, se tenía que ir de su lugar para poder vivir de la profesión y eso es un desarraigo muy grande.
¿Y qué es lo que más se extraña de Mendoza?
Extraño fundamentalmente los efectos, y durante muchos años yo miraba a través de los edificios para ver si veía la montaña para ubicarme. Así que eso, el paisaje, los amigos y el tiempo.
Y la siesta mendocina me imagino que también
Seguro, yo acá trato de hacerla.
¿En algún momento pensaste en volverte a Mendoza?
Sí, muchas veces pensé en volverme y pienso que a lo mejor terminaré en Mendoza, pero acá están mis hijos y mis nietos, y allá mis hermanas y mis sobrinos. Haré un mix, como vengo haciendo. Un poco en cada lado.
Volvamos a Radojka, ¿Cómo fue cuando llegó la propuesta?
A mí me llega la propuesta en plena pandemia y es un dato importante porque no sé si hubiese hecho esta obra si no fuera por la pandemia. En esas circunstancias estábamos tan ávidas de trabajar...yo estaba tan ávida de trabajar porque, fundamentalmente en algún momento, pensé que quizá no se volvía nunca más al escenario, siendo el teatro lo primero que se cerró. El teatro es el lugar donde la gente se reúne en un acto vivo de encuentro, ¿no? Respirando todos el mismo aire. De manera que cuando me propusieron hacer la obra fue muy fuerte la emoción que yo sentí de volver a un escenario.
Ensayábamos al aire libre, íbamos con barbijo. Lo que ahora, quizá, nos parece un sueño fue ayer. En medio de ese contexto y escuchar a la gente reírse tanto, porque es una obra donde la gente no para de reírse, fue una bendición.
¿Y cómo es trabajar con Cecilia Dopazo? Ustedes se conocieron en Regalo del Cielo
Sí, en Regalo del Cielo yo era la mamá de Cecilia. Después hicimos dos comedias de José María Muscari, o sea que en el escenario nos conocemos muy bien. Es muy buena compañera. Yo la propuse a Cecilia para esta obra. Es muy buena compañera de trabajo.
¿En dónde te sentís más cómoda, en la tele o en el teatro?
Con el tiempo aprendí a sentirme cómoda en todas partes porque agradezco el lugar que me toca, el lugar que estoy ocupando. Si estoy dirigiendo me concentro en dirigir, si estoy escribiendo en escribir. Tengo la bendición de haber hecho de todo. Fui directora de Canal 9 (Buenos Aires). He ocupado muchos roles y la verdad es que en todos me siento bien porque trabajo con mucha pasión y con mucho amor, y eso hace que los lugares no importen.
También tuviste tu paso por la música...
Sí, también. Estoy bastante en contacto con la música, no tanto como el que quisiera, pero bueno, el día tiene 24 horas. La música lleva su tiempo. Ensayo, preparación, juntarte con los músicos...Cada tanto despunto el vicio con algún guitarrista con algún pianista.
Con tantos años de trayectoria y habiendo hecho tantas cosas, ¿cómo ves el “mundo del espectáculo” en este momento?
Yo lo veo bárbaro. Me parece que es un momento hermoso para la juventud, para los artistas que pueden mostrar su arte en las redes, cosa que en mi juventud no existía esa posibilidad. Hoy, alguien que tiene talento y que quiere trabajar se puede mostrar en las redes, puede vivir de las redes. Eso me parece una cosa fantástica que no tiene parangón con el pasado.
¿Y vos cómo te llevas con las redes?
Bien. Las redes me encantan. Me parece que es una posibilidad infinita poder comunicar, de poder escuchar lo que otros comunican.
¿Cuál es tu mirada con respecto a esta discusión del último tiempo de los realities frente a las ficciones?
Es una cuestión económica. Un reality cuesta, por decirte una cifra, mil dólares el capítulo y una ficción 50 mil. No hay manera de compararlos, son cosas muy diferentes. Lo ideal sería que hubiera lugar para todos. La ficción en la Argentina falta, y por mucho tiempo supongo que va a faltar, porque no hay plata para hacerlo. Antes había tres canales de televisión y la pauta publicitaria se repartía entre esos tres canales. Hoy están los canales de aire, los canales de cable, las redes, las plataformas. Está muy dividida.
Hoy las plataformas se han convertido en el único recurso para los actores para hacer ficción, ¿no?
Para hacer ficción audiovisual, sí. Y va a ser cada vez más difícil. Las plataformas se sirven del mundo. En una serie podes tener actores de distintas partes del mundo, el director de Estados Unidos y un elenco globalizado. Nuestra ficción lamentablemente está agonizand y no creo que reviva. No lo veo posible a nivel económico.
Cuando yo empecé había 67 ficciones por día. La gente empezaba a ver las novelas al mediodía y terminaba a la noche. Eso cambió. Hoy te ponen un conductor con cuatro panelistas y eso, bueno, es más barato.
¿Has tenido alguna propuesta para hacer ficción en alguna plataforma?
Hice una mini serie y ahora estoy haciendo cine, ya llevo dos jornadas de filmación. El cine está un poco más posible y también hay que decir que el cine argentino ha mejorado muchísimo en esta última década en Argentina. Se ha puesto a la par del cine de cualquier lugar del mundo.
Bueno, las nominaciones y los premios lo demuestran
Exactamente. Cuando yo vine a vivir a Buenos Aires, eso no existía, era al revés. El cine argentino era muy malo. Era impensado que pudiéramos estar en los premios Oscar porque la factura del cine era muy mala. A partir de la digitalización, el cine se hizo más posible, y eso hace que muchos más artistas audiovisuales puedan llegar y también ha mejorado increíblemente su calidad.
Hay mucho talento joven hoy detrás de muchas películas premiadas.
Exactamente. Ellos conocen el lenguaje digital como nadie y fundamentalmente son todos universitarios, cosas que tampoco existía cuando yo me vine a vivir a Buenos Aires.
¿Te gustaría dirigir?
¿Audiovisual? Sí, claro.
Al momento de despedirse, Patricia no pierde la oportunidad de convocar a los mendocinos al teatro. “Los espero a todos. Ya pusieron una segunda función y eso sucede porque la gente que la vio la recomendó porque es una comedia muy bien estructurada y, modestia aparte, muy bien actuada por nosotras. El público mendocino es muy exigente. Yo siempre digo, si te aplauden en Mendoza, te aplaude el mundo”.