Pedro Aznar acaba de lanzar el álbum doble “El mundo no se hizo en dos días”, que en sus 20 canciones es capaz de abarcar de neobarroco a rap, pasando por el rock, el jazz, la balada y el reggaetón, y que para el artista funciona como “un manifiesto” estético y político a la vez. “Creo que pretender gustarle a todo el mundo es una trampa, y yo decidí poner toda la carne al asador y hablar sobre todo lo que me ocupa y me preocupa y le digo a la gente que me escucha ‘yo pienso esto y creo que puedo aportar algo’”, postula Aznar.
Para el músico y compositor, que fue parte de proyectos musicales de alto vuelo como Serú Girán y el Pat Metheny Group, el empuje para plasmar semejante obra lo encontró en el contexto de la pandemia, cuando desplegó una intensa actividad virtual que lo puso en fecunda comunicación con personas de buena parte del mundo.
Y sobre esa complicidad, el artista decidió ir a fondo para construir al que define como su “disco más personal” y donde en una veintena de piezas decidió jugar fuerte y gustosamente.
El tema que da título al proyecto es un inesperado trap donde Aznar pone en evidencia su posición contraria al extractivismo, tal como lo hizo en un poético alegato en la audiencia pública sobre la explotación petrolífera frente a las costas de la provincia de Buenos Aires, instancia en la que volverá a testimoniar el lunes próximo. “Cualquier toma de posición política o de opinión implica que haya gente a la que no le va a gustar. Pero la única manera de gustarle a todo el mundo es estar muerto”, sostiene Aznar.
Y sobre esa certeza y esa determinación también compuso y grabó la crítica “Corpoland” (sistema que define como “la tierra al servicio del dinero sangriento”), la pieza neo-barroca “Salve” y el rockero “Aceitosaurio”.
El material, repartido en un par de volúmenes a los que llamó “Día 1″ y “Día 2″, depara más sorpresas, como el reggaetón “Yo no voy a cantarle a tu culo” (“Yo no voy a cantarle a tu culo/si lo tienes raso o con rulos/porque soy un hombre de principios/yo te cepillo y no lo publico/Con algo de elegancia es más rico/tomar de la copa o del pico”), el encantador vals “Un simple abrazo”, con texto de Víctor Heredia, y la polonesa “Polonaise”.
Otros títulos propios allí reunidos son “Dejando la tormenta atrás”, “Mientras”, “En espejo”, “Canción de otoño”, “Tu corazón”, “En el aire del mar”, “Tu madre fue una perra”, “Duermevela”, “1918 revisitado”, “Pilgrimage”, “Diamante” y “September blues”, al que se añade un solo cover, la versión en español de la balada “Todo de mí”, del norteamericano John Legend.
La obra, variopinta y conceptual a la vez, fue grabada entre octubre de 2018 y noviembre de 2022 en los estudios personales de Aznar en Buenos Aires y en Mar de las Pampas, y en los estudios porteños Romaphonic, Woman y Nómade Mix junto al ingeniero Ariel Lavigna, mientras que la masterización estuvo a cargo de Adam Ayan en Gateway Mastering, Portland, Maine.
Y en ella toma parte la banda estable del creador (Julián Semprini en batería, Alejandro Oliva en percusión, Matías Martino en teclados y Sebastián Henríquez en guitarras), y un notable elenco invitado con Federico Arreseygor en órgano, Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Pablo Moser en saxo tenor y una orquesta de cuerdas de 23 integrantes.
Para Aznar este nuevo paso dialoga en presente con su tránsito solista: “Salvo ‘Flor y Raíz’ (2021) que fue un proyecto especial folclórico, ‘El mundo no se hizo en dos días’ está en la misma gama de mis discos de estudio desde ‘Quebrado’ (2008), pasando por ‘Ahora’ (2012) y ‘Contraluz’ (2016)”.
“Este disco -insiste- tiene muchas cosas que son de este momento, de esta época, de estos timbres, pero como trabajo de autor está hermanado, no se queda huérfano”.
“Esto es lo que estoy pensando, esto es lo que me preocupa por estos días y me gustaba -se explaya- que fuera al principio como para marcar ‘bueno, arranquemos así nos entendemos, y ahora vamos a jugar, vamos a divertirnos, vamos a bailar, vamos todos a rockearla’ y por eso me parecía importante que estuviera en un lugar de privilegio”.
Aunque por su tamaño y diversidad “El mundo no se hizo en dos días”, aparece como una obra compleja de trasladar al escenario, su hacedor advierte que “va a dar mucho trabajo de ensayo y preparación pero resiste el vivo y va a ser súper divertido hacerlo”.
Así que tras una vacaciones “que de verdad necesito”, según confiesa, Aznar anticipa: “A partir de la segunda quincena de enero vamos a hacer algunos festivales y shows de verano y en marzo arrancamos con todo como para presentar el disco entre abril y mayo con sus 20 canciones y seis bombas atómicas para los bises”.