Más de una vez, cuando se emite una comunicación, no quedan claros sus términos; entonces, es necesario que alguien revele correctamente el contenido de lo expresado. ¿Qué acciones se llevan a cabo en estos casos?
Se puede decir que se va a ‘dilucidar’ aquello que ha resultado oscuro: ¿cuál es el significado de este término? El diccionario académico lo define como “aclarar y explicar un asunto, especialmente si es confuso o controvertido, para su posible resolución”: “El especialista logró dilucidar el meollo de ese mensaje, tan difícil de comprender”. Entendemos su valor significativo porque, en el interior del vocablo, se encuentra el étimo “lux”, que nos remite a la palabra original en latín, como “luz”. Entonces, ‘dilucidar’ es “echar luz sobre algo oscuro”. Se equipara a otro verbo similar, ‘elucidar’, concepto que encierra la idea de “sacar algo del interior porque estaba oculto; iluminar”. El término está formado por la preposición/prefijo “e/ex”, que da idea de pasar algo del interior al exterior, sumado al adjetivo “lucidus”, con el valor de “luminoso, brillante”.
Se asocian los dos verbos con una raíz proveniente del indoeuropeo: *leuk. Esta raíz conllevaba la idea de luz, brillo y esplendor.
También puede servir para dar idea de poner algo en claro el verbo ‘esclarecer’; su definición es “poner en claro o dilucidar un asunto o doctrina”; en sentido metafórico, equivale a “iluminar algo, ponerlo claro y luciente”: “Para que todos se queden conformes y tranquilos, vamos a esclarecer cada aspecto de la resolución”.
Advertimos que, en el corazón de vocablo, se encuentra el adjetivo ‘claro’, cuyo significado vinculado a este tema es “inteligible, que resulta fácil de comprender”: “Es preciso que el lenguaje administrativo y el judicial se expresen en términos claros”.
Relacionados por el mismo étimo, se dan también ‘aclarar’ y ‘clarificar’: el primero se entiende como “explicar algo, hacerlo fácil de comprender”: “Acláreme, por favor, qué ha querido decir”. Por su parte, el segundo también posee un sentido análogo, en tanto equivale a “quitarle a algo aquello que lo hace confuso”: “Tuvieron que salir a clarificar cómo se habían otorgado el aumento”.
Cuando la oscuridad de un texto o de un asunto lo vuelve intrincado, se puede usar la voz ‘desentrañar’. El sentido le viene dado por la presencia de ‘entraña’, que no se refiere a los órganos del cuerpo, sino a la “parte más íntima o esencial de una cosa o asunto”; de ahí que este verbo se defina como “penetrar lo más dificultoso y recóndito de una materia”: “Ayúdeme, por favor, a desentrañar el pensamiento del autor en este texto tan difícil”. Se puede, entonces, equiparar a ‘descifrar’, verbo que encierra la idea de “penetrar y declarar lo oscuro, intrincado y de difícil inteligencia”: “Llamaron a un especialista para descifrar la clave de la cripta”. Se hace equivalente a ‘desembrollar’, ‘desenredar’ y ‘desenmarañar’, términos todos ellos vinculados por el prefijo con valor negativo ‘des-’, sumado al concepto de “poner en claro lo que estaba oscuro y enredado”: “Es una mente lúcida que siempre sabe desembrollar lo que para otros resulta incomprensible”.
Una locución que toma la forma de comparación, para indicar la inteligibilidad de un texto, resulta ‘más claro que el agua’: se considera el agua como elemento transparente y limpio, que sirve para lavar y purificar: “La redacción del documento está más clara que el agua”.
Suele escucharse la expresión ‘a las claras’, locución adverbial que utilizamos si queremos indicar “de manera obvia, por la franqueza o por la evidencia”: “La palabra presidencial dejó a las claras la intención del grupo de poder”. Asimismo, cuando estamos de acuerdo con las expresiones vertidas por otro hablante, expresamos nuestro consenso diciendo “¡claro!” o “¡claro está!”, como sinónimos de “ciertamente”.
En cambio, la ironía se hace presente en la expresión ‘no aclare que oscurece’, en que se encierra una crítica velada a quien, tratando de poner luz sobre un asunto, va enredándose en argumentos que dificultan la comprensión. Hay refraneros, como el Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, que asocian esta expresión irónica a la paremia ‘Quien se excusa se acusa’, porque a medida que va dando disculpas por una acción equivocada más se involucra en ella.
Debemos también tener en cuenta otro verbo muy utilizado: ‘descubrir’. Este término tiene, como primera acepción, “manifestar, hacer patente”; además, “hallar lo que estaba ignorado o escondido”: “He podido descubrir el sentido poco conocido de ese término”. Resulta sinónimo el vocablo ‘desvelar’ que, en sentido figurado, significa “descubrir, revelar algo oculto o desconocido”; en el español americano, es más frecuente usar ‘develar’: “He procurado desvelar (develar) ese misterio tan celosamente guardado”.
Cuando se precisa aclarar una duda, el término que se usa es ‘despejar’, que se entiende como la acción de “disipar lo que ofusca la claridad”: “Después de esas declaraciones, el juez pudo despejar las incógnitas en este controvertido caso”. Cercano es el valor que nos da ‘resolver’, igual a “solucionar un problema, una dificultad, una duda o algo que los entraña”: “Hay que ser pacientes para resolver ese enigma”.
En algunas ocasiones, no viene a nuestra memoria ninguno de estos verbos que señalan claridad y usamos, en su lugar, la locución verbal ‘poner en claro algo’, que se entiende como “eliminar las dudas o descubrir lo que se ignora sobre ello”. Y hablar ‘por lo claro’ es hacerlo manifiestamente, sin rodeos: “Por lo claro, le hice conocer los términos del nuevo contrato”.
Existen quienes poseen la virtud de hablar de modo inequívoco, sin dar lugar a confusiones; se dice, entonces, que lo hacen ‘con claridad meridiana’ pues sus razonamientos y argumentos resultan de fácil comprensión.
El refranero recoge esta necesidad de expresarse llanamente en algunas paremias: ‘En pleito claro, no es menester letrado’; ‘La claridad es amiga de la verdad’ y, finalmente, ‘Al pan, pan y al vino, vino’.