¿Cómo hablar del machismo y el feminismo sin caer en un tedioso discurso y discusiones estériles? La serie “Machos Alfa”, que estrenó el pasado 30 de diciembre en Netflix, da en el blanco con humor y eficacia.
La ficción de los creadores de “La que se avecina” y “Aquí no hay quien viva” volvieron al streaming con esta historia de cuatro amigos de toda la vida, Pedro, Luis, Raúl y Santi, que sienten cómo el empoderamiento femenino está atravesando sus vidas y se sienten perdidos al respecto.
Estos cuatro amigos españoles cuarentones pueden representar a muchos, que hoy se enfrentan a un momento de cambio de perspectiva, en la era de la igualdad y los cuestionamientos en las relaciones, el poder y las nuevas reglas sociales que desechan cualquier intento de machismo.
Lo interesante de “Machos Alfa” es que presenta las dos caras de una misma moneda: la del machismo y la del feminismo, y no se casa con ninguna. Al contrario, las expone con total realismo y ritmo, tamizado por un humor en todas sus capas.
La ficción no plantea una lucha, sino que busca la evolución tanto del hombre como la mujer, en las relaciones de pareja, donde antes todo estaba sobreentendido y hoy se abre el debate para llegar al equilibrio.
Las historias vienen de cuatro personajes: un ejecutivo que se queda sin trabajo y tiene que aceptar el nuevo perfil influencer de su pareja y reinventarse; un policía que intenta remontar su matrimonio; un separado que se sumerge en el mundo de Tinder para volver a la conquista, y un estereotipado cuarentón, exitoso infiel que no tolera la apertura de su pareja.
A lo largo de las distintas tramas, que se mueven como pez en el agua, con un ritmo justo de una comedia contemporánea, “Machos Alfa” propone una ficción que va más allá de las risas, y nos permite pensar sobre las nuevas reglas sociales, las formas de relacionarnos y cómo todos, de alguna manera, tenemos que evolucionar y hacernos cargo de nuestros actos.
Con un final más que jugoso, durante los diez capítulos de media hora la serie española es una joyita para disfrutar en enero, reírnos de las miserias y traumas humanos, y pensar que se puede encontrar el equilibrio entre el machismo y el feminismo, sin perder de vista la libertad de elegir.