Entre las terapias alternativas, una de gran difusión por el bienestar que provoca y los beneficios a largo plazo es el shiatsu, también llamado acupresión o digitopuntura, cuyos orígenes tienen raíces en China y Japón y que, según los especialistas, consiste en localizar en el cuerpo los puntos de la acupuntura tradicional para luego hacer presión con los dedos.
Actualmente el shiatsu es una técnica en la que convergen diferentes disciplinas orientales sumadas a los conocimientos actuales sobre anatomía y postura corporal, logrando así una perfecta armonía entre la tradición oriental y la cultura occidental, más orientada a la revisión científica.
A diferencia de otras terapias similares, en el shiatsu el practicante usa solamente las palmas de las manos y los pulgares para aplicar presión, no se hace uso de aceites y en general el paciente permanece vestido durante la sesión. Los tratamientos de shiatsu también suelen incluir estiramientos, movilizaciones y manipulaciones articulares.
Esta técnica se centra en lograr una correcta canalización de la energía vital, que tiene diversos nombres de acuerdo al país: en China y Japón es Qi, en la India se la conoce como Prana. Uno de sus objetivos principales es permitir que esta energía vital fluya sin obstáculos y de este modo estimular y apoyar los procesos naturales de autocuración y de bienestar, manteniendo la salud y ayudando a prevenir enfermedades. El shiatsu trata al cuerpo en su totalidad, estimulando y favoreciendo su reencuentro con un estado de equilibrio y armonía natural.
Formalmente, se desarrolló en Japón en la primera mitad del sigo XX, nutriéndose del masaje tradicional japonés Anma y de técnicas occidentales de manipulación física. Es una terapia viva que ha continuado enriqueciendo su repertorio de técnicas a lo largo de los años, y según se ha ido expandiendo por los cinco continentes ha ido integrando conceptos milenarios de la medicina tradicional china, adaptándose al mundo occidental con conocimientos de anatomía y psicología, e incluso incorporando teorías de física cuántica y los últimos avances en medicina energética.
La terapia que hoy en día se conoce en gran parte de Occidente como shiatsu es un arte terapéutico que combina una intuición muy sutil con una minuciosa comprensión del cuerpo y de la mente. Generalmente, combina presiones con los dedos, especialmente los pulgares, pero también palmas de las manos, pies, codos y rodillas, estiramientos, movilizaciones, rotaciones y contactos sostenidos sobre los canales y tsubos o puntos.
Para escoger los puntos del cuerpo sobre los que realizar la terapia el shiatsu se centra en lo que denominan meridianos, que son canales a través de los que fluye la energía, y relaciona cada uno de ellos con un órgano.
¿Cuáles son los beneficios del shiatsu?
Sus beneficios son múltiples y pasan por incrementar la relajación, estimular la circulación, equilibrar el sistema nervioso, mejorar nuestro estado de ánimo o el alivio del dolor, siendo este último el que más pacientes atrae a probarla. En una sesión de shiatsu, que suele durar sobre una hora u hora y media, el terapeuta presionará con sus dedos o manos puntos específicos del paciente según sus necesidades.
Por eso se dice que el shiatsu puede ayudar en el tratamiento de los estados leves y crónicos de muchas enfermedades, así como en el mantenimiento de la salud, mediante la prevención, detectando precozmente trastornos o desequilibrios y resolviéndolos antes de que aparezcan molestias o problemas más graves.
A diferencia de otras técnicas de masaje, el shiatsu trabaja a un nivel más profundo y sutil, teniendo un efecto directo en las funciones metabólicas del cuerpo, en el estado emocional y mental de la persona, además de a nivel estructural.
Además, el shiatsu tiene capacidad de unificar los distintos planos del ser, y nos ayuda a aumentar nuestro nivel de consciencia, a sentir más y mejor nuestro cuerpo, a conectar con nuestros sentimientos y nuestras necesidades, siendo una herramienta de crecimiento personal.
¿Cuáles fueron los inicios del shiatsu?
Los conceptos fundacionales del shiatsu tienen miles de años en China, en tanto que el shiatsu moderno evolucionó del anma, un estilo japonés de masaje desarrollado en 1320 por Akashi Kan Ichi. El anma fue popularizado en el siglo XVII por el acupunturista Sugiyama Waichi, y casi al mismo tiempo aparecieron los primeros libros sobre el tema que trajeron el anma a la era moderna.
Desde la época de Sugiyama, el masaje en Japón ha estado fuertemente asociado a las personas con ceguera. Sugiyama, que tenía ceguera, estableció varias escuelas que enseñaban esta práctica. Esto ha continuado en la era moderna, con una gran proporción de la comunidad ciega japonesa que continúa trabajando en la profesión.
Shigeru Onoda se encargó de la difusión de shiatsu en Occidente. Natural de Japón, se graduó en la Japan Shiatsu College en abril de 1981 (Licencia N.º 2787 del Ministerio de Salud de Japón) y se dedicó al estudio e investigación para adaptar esta terapia a las necesidades de la constitución corporal occidental.
Otro estudiante de Namikoshi, Hiroshi Nozaki, fundó el Shiatsu Hiron, una técnica holística de shiatsu que utiliza técnicas intuitivas y un enfoque espiritual para la curación que identifica formas de asumir la responsabilidad de una vida sana y feliz en las manos del practicante.