La cromoterapia es una práctica que ha sido utilizada durante siglos en muchas culturas alrededor del mundo para tratar diversas dolencias y mejorar el bienestar emocional de las personas, basándose en la aplicación de luz de diferentes colores (espectro visible de la radiación electromagnética) en distintas partes del cuerpo, ya que se considera que los colores ejercen una influencia física, psíquica y emocional, que permite a nuestra energía vital tener un estado que facilita la autosanación.
Esta práctica se utilizó durante siglos en Egipto, Grecia, China y la India. Hoy se sabe que los colores son longitudes de onda de energía electromagnética que vemos a través de nuestros ojos. El color que vemos es la parte del espectro visible que se refleja por un determinado objeto.
Sin embargo, la cromoterapia no debe ser confundida con la fototerapia, una técnica de tratamiento médico con respaldo científico que emplea la exposición a luz de distintas longitudes de onda para el tratamiento de enfermedades como la ictericia del recién nacido o la psoriasis.
Antecedentes históricos
El famoso médico árabe Avicena (980-1037) consideraba el color de vital importancia tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de enfermedades. En su libro El canon de medicina escribió relacionando los colores y las enfermedades: “El color es un síntoma observable de la enfermedad”. También desarrolló una tabla que relacionaba el color con la temperatura y la condición física del cuerpo. Su punto de vista era que el rojo movía la sangre, el azul o el blanco la enfriaban, y el amarillo reducía el dolor muscular y la inflamación.
Ya en la era moderna, Edwin D. Babitt, publicó en 1878 el libro “Principio de la luz y de los colores” sobre la aplicación de las vibraciones de los colores en la medicina. Desarrolló el “termolume”, una cabina con luces de colores donde la persona se sentaba para recibir tratamiento y también el disco de cromo.
El Dr. Foveau de Courmelles publicó en 1890 la obra “Cromoterapia”, en tanto Dinshah Ghadiali (1927) publicó su investigación “Spectro-Chrome Enciclopedia”. Niels Bohr físico danés que contribuyó en la comprensión del átomo y la mecánica cuántica, galardonado con el Premio Nobel de Física en 1922, reveló la arquitectura del átomo y el origen de la luz con su espectro curativo de colores.
Finalmente, en 1976, la cromoterapia fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud como terapia alternativa. Posteriormente fue ratificado en 1983 por la misma organización.
Cómo se aplica
Los colores pueden aplicarse sobre el cuerpo de diferentes maneras, por ejemplo mediante la visualización de luz producida por bombillas y focos, por medio de telas y tejidos con color, mediante su observación directa, el contacto, si son prendas que se llevan puestas, o por la proyección de la luz solar sobre estas y su efecto visual.
Se puede utilizar cromoterapia mediante la alimentación y los distintos colores de los alimentos (frutas, verduras, etc.), seleccionando aquellos con los colores deseados según el efecto que se quiere conseguir. Así mismo, se pueden utilizar elixires de colores.
También se puede llevar a cabo en la arquitectura, mediante las construcciones y la decoración, aplicando y usando distintos colores en la construcción de edificios, etc. lo que influye en el estado de ánimo de las personas que se encuentran en esos lugares. De igual forma, otros materiales que da la tierra pueden ser utilizados para la aplicación de la influencia del color en el organismo, como las piedras en lo que se denomina gemoterapia.
Otra forma de aplicación es la llamada Cromopuntura, basada en la aplicación de un haz de luz del color deseado en los puntos de acupuntura habituales.
Por último, mediante la meditación se pueden visualizar los distintos colores, asociándose a un estado anímico determinado.
Efectos positivos de la cromoterapia
La cromoterapia ha demostrado tener efectos positivos en el bienestar físico y emocional de las personas. La terapia del color puede ayudar a aliviar el dolor, mejorar la circulación, reducir la inflamación, aumentar la energía, mejorar la calidad del sueño, y disminuir el estrés y la ansiedad.
Se cree que cada color tiene un efecto diferente en el cuerpo y la mente. Por ejemplo, el color rojo se asocia con la energía, el color naranja con la felicidad, el amarillo con la claridad mental, el verde con la curación, el azul con la relajación, el púrpura con la intuición, y el blanco con la paz y la pureza.
En la práctica de la cromoterapia, se utilizan luces de diferentes colores para tratar diferentes dolencias. Por ejemplo, las luces rojas se utilizan para estimular la circulación sanguínea, mientras que las luces azules se utilizan para reducir la inflamación y el dolor.
Efectos negativos de la cromoterapia
La cromoterapia no tiene efectos secundarios graves y puede ser utilizada como tratamiento añadido a otras técnicas. Aunque se considera una terapia segura, algunos expertos han señalado posibles efectos secundarios y riesgos asociados con su práctica. Por ejemplo, algunas personas pueden experimentar dolores de cabeza o mareos después de recibir la terapia del color.
Los pacientes deben saber que todas las técnicas de homeopatía y medicina natural, siempre que no produzcan efectos secundarios, interfieran en tratamientos médicos científicamente establecidos o retrasen la aplicación de éstos últimos, puede ser una alternativa de ayuda y mejora en el estado del paciente.
Por lo tanto, la cromoterapia no debe ser utilizada como un sustituto de la atención médica profesional.
Lo que dice la ciencia acerca de la cromoterapia
A pesar de los muchos informes anecdóticos sobre los beneficios de la cromoterapia, la investigación científica sobre su efectividad es limitada. Algunos estudios han encontrado que la terapia del color puede tener efectos positivos en el bienestar emocional de las personas, como reducir el estrés y la ansiedad. Otros estudios han demostrado que la cromoterapia puede mejorar la calidad del sueño y reducir el dolor.
Sin embargo, muchos de estos estudios son pequeños y no controlados adecuadamente. Además, los estudios realizados hasta la fecha han sido realizados en poblaciones muy específicas, como pacientes con cáncer o personas que reciben atención médica en hospitales.