Nacido en abril de 1955, en todo el país es conocido como Roly Serrano, pero su nombre real es Rolando Serrano. Uno de sus últimos trabajos fue en la serie “El Marginal” y su papel de “El Sapo” pasó a ser uno de los más icónicos de su carrera.
El actor nació en Salta, precisamente en Guachipas, y cuando era muy joven de edad su madre fue obligada a dejarlo cuando la familia la envió a Buenos Aires. Esto provocó que viviera obligado con sus tíos, quienes también lo maltrataron y conformaron así a quien hoy es un hombre que le hace frente a la vida.
Con ayuda de mucha gente que se cruzó en su camino, Roly pudo seguir adelante con su vida desde los 13 años cuando decidió escaparse de casa y vivir en la calle. Aunque encontró una salida y salvación en el arte de convertirse en un camaleón mientras vivía en la vía pública, todo cambió en 1976.
La llegada del gobierno de facto de Rafael Videla lo obligó a formar parte del servicio militar obligatorio. De esta manera vivió en Córdoba durante mucho tiempo, pero cuando salió se unió al Partido Comunista, el cual estaba totalmente prohibido para entonces.
El salto al arte de Roly Serrano
Tras idas y vueltas tumultosas en su vida, cuando fue totalmente libre, Roly volvió a su gran vocación: el teatro. Estudió en La Barraca mientras trabajaba como chofer en la provincia de Buenos Aires.
Más adelante refundó el Teatro del Pueblo junto a tres amigos que le dio el arte: Rubens Correa, Tito Cossa y Diego Peretti. En cuanto a su vida personal, su esposa Claudia lo acompañó en todo mientras pudo y como pudo; ella sufrió de leucemia hasta que falleció en 2004.
Su tratamiento y lucha contra la obsesidad ha sido un constante desde su juventud, pero nunca bajó los brazos aunque su vida poco cambiara. Hasta estuvo en tratamiento en la clínica del Dr Alberto Cormillot desde 2012.
“Empecé a engordar por angustia. La muerte de mi mujer (en el 2004) me partió en dos. Y confieso que quise suicidarme porque no podía soportar el dolor de la pérdida”, dijo alguna vez en una entrevista con La Nación y logró vincular momentos malos de su vida en esa explicación.
En paralelo a esto, el arte le dio trabajo, vocación y una vida llena de personajes que todo Argentina recordará por años: “Mi familia es un dibujo”, “Los simuladores”, “Tumberos”, “Soy gitano”, “Mujeres asesinas”, “Casados con hijos” y “El Marginal” son solo algunos de los más de 20 programas televisivos que hizo.
