Hoy a las 23 comienza la mayor apuesta de HBO Max, la adaptación del juego de playstation “The last of us” que promete ser el mejor estreno al menos en el primer trimestre del año, pero que a priori plantea varias preguntas: ¿Hace falta haber jugado la versión de consola para entender la trama? ¿Coinciden la historia y los personajes del videojuego con los de carne y hueso? ¿Es otro bodrio apocalíptico eterno de zombies que se convierten por una plaga? Las respuestas son variadas.
Para empezar vale la pena rescatar los puntos más sobresalientes de la producción a cargo de Craig Mazin (Chernobyl) y Neil Druckmann (The Last Of Us videojuego). Ellos son, sin dudas, un punto muy destacado, ya que la maestría de Mazin para llevar a la pantalla una saga de destrucción masiva con probado éxito y varios Emmys en la vitrina le otorgan las credenciales sobradas para abordar una historia de consola y adaptarla a la pantalla chica con no pocas probabilidades de replicar el éxito de Chernobyl.
A su vez, el hecho de que Neil Druckmann, creador de la versión de consola esté en el proyecto, garantiza una adaptación limpia y ajustada, por decir lo menos. Con lo cual, la duda en cuanto a la capacidad de trasladar el juego a los personajes de carne y hueso, hay que decir que está tan bien logrado que, al transcurrir de los capítulos, nunca se plantea la similitud o diferencia con el juego.
Por otro lado, sus protagonistas Pedro Pascal y Bella Ramsey (ex compañeros en Juego de Tronos) no solo ya se conocían por aquella serie sino que logran mantener una dinámica muy fluida entre ellos, logrando desde el principio una relación “amor-odio” creíble, sin clichés ni poses forzadas.
A esto se le suma el elenco, integrado por Gabriel Luna, Murray Bartlett, Merle Dandridge, Anna Torv, Storm Reid, Nico Parker, Nick Offerman, Jeffrey Pierce, Con O’Neil, Natasha Mumba, Elizabeth Olsen, Lamar Johnson y Keivonn Woodard, quienes acompañan de igual modo el estilo establecido por Pascal y Ramsey.
Otra cuestión muy positiva es que, si bien la historia es apocalíptica, hay zombies, hongos asesinos e histeria generalizada, con el correr de los capítulos la historia ahonda en el espíritu humano más que en los zombies comiendo gente, apelando a golpes bajos y efectistas.
Al decir “espíritu humano”, me refiero a la cuestión medular que nos diferencia de los animales salvajes y los zombies: el criterio, el discernimiento, la capacidad de decidir en base al razonamiento estructurado (no por impulso) aquello que puede ser propicio en el largo plazo, calcular costos y beneficios. A esta lista también hay que agregar cuestiones menos honrosas: la trampa, la mentira, la traición y el abuso en todas sus formas que son, indefectiblemente, rasgos humanos.
En cuanto a si hace falta haber jugado a la consola para entender la historia, la respuesta es un rotundo “No”, ya que la narrativa es sólida y fluye de manera asequible para los neófitos en temas gamers.
Pero para quienes carecemos de la fascinación por la versión del videojuego y solo tenemos la oportunidad de seguir la serie, hay que decir que el primer episodio es largo: una hora con veinte minutos en los cuales por momentos -y por la lógica progresión de la trama- cae en un relato que se podría haber abreviado.
Los siguientes capítulos son más cortos, pero todos rondan los sesenta minutos.
Se entiende que esto pueda entusiasmar a los fanáticos del juego, y no está mal, pero la serie apunta a un público muy variado, con lo cual, la adaptación tampoco ha sido fácil de llevar para los productores y la cuestión del tiempo hace que uno se plantee seriamente si está dispuesto a ver capítulos tan largos.
En cuanto al tema de los zombies, desde Walking Dead hasta la fecha, con más o menos similitudes o diferencias, pasando por las películas de género como “Soy leyenda” o “Guerra mundial Z”, el tópico no tiene muchos giros.
Por eso, el “rasgo humano”, cobra vital importancia y propone un cauce distinto para transitar un camino bastante trillado.
Sinópsis
En un mundo (Estados Unidos) tranquilo y ordenado, una forma de vida -el hongo Cordyceps- se apodera de la biología humana, convirtiendo a los infectados en zombies que se alimentan de otros humanos, infectándolos.
La historia comienza en 2013 con el primer brote, que se da de manera repentina y provoca caos generalizado, huida por carreteras atestadas, militares blindados que acatan órdenes disparándole a todo lo que se mueve y desmadres de toda índole.
Varios años después, los humanos más organizados, viven en comunidades limpias que permanecen en cuarentena al margen de las grandes ciudades que quedaron destruídas.
Al contrario que en la obra de PlayStation, introducen un elemento interesante, el concepto de la mente colmena. Todos los infectados están conectados por el agente infeccioso, de forma que matar a un sujeto puede implicar que otros ejemplares acudan al lugar en un abrir y cerrar de ojos.
La narrativa es intensa, violenta y de atmósfera pesada, mostrando de forma descarnada cómo la moralidad humana ha cambiado tras el apocalipsis.