Cada cierto tiempo, una ficción ambientada en la Edad Media capta la atención de la gente: el caso de la serie “Vikingos” quizás sea paradigmático. De hecho, desde que terminó nada ha ocupado su lugar.
Pero la fascinación por esos oscuros años, que el cine ha teñido de épica muchas veces fantasiosa y poco verídica, está intacto: la película “Medieval”, del director Petr Jákl, llegó a Netflix hace algunas semanas para saciar ese interés.
Por estos días, se encuentra en el segundo lugar de los contenidos más vistos del mundo, solo superado por un título mega promocionado por ese servicio de streaming como “Enola Holmes 2″ (con los protagónicos de Millie Bobby Brown y Henry Cavill).
El cast de “Medieval” tampoco es para nada modesto: tiene actores como Matthew Goode y Michael Caine en el elenco (Sophie Lowe, Roland Møllery, Christopher Rygh, Marek Vašut, Jan Budar William Moseley y Jennifer Armour completan la partida).
Aún así, ha sido mucho menos publicitada que la secuela detectivesca del universo de Sherlock Holmes, por lo que su lugar preponderante en la plataforma se lo ha ganado por el atractivo que encontró en ella la gente, como una buena historia y -por supuesto- sus buenos litros de sangre.
La película, como otras ambientadas en esos siglos, parte de un hecho real. En este caso, la existencia de Jan Žižka (Ben Foster), uno de los mejores guerreros de la historia, de origen checo. Ha sido comparado con líderes militares legendarios como Aníbal y Belisario.
Al principio de la película, nos enteramos que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico ha muerto, sumiendo a sus vastos territorios en el caos y la sedición. Como si de un “Game of Thrones” o un “Rey Lear” se tratara, a la muerte del emperador nace la disputa entre los posibles herederos. En este caso, el rey Wenceslao de Chequia y el rey Segismundo de Hungría (Goode).
En ese marco, el astuto negociador Lord Boresh (Caine) trama un secuestro, que podría inclinar la balanza a favor de Segismundo. Para llevarlo a cabo contrata a Jan Zizka.
Sin embargo, la trama se complejiza cuando entran en juego las propias ideas del protagonista, quien cree que los reyes son elegidos por los dioses y no por las acciones de los hombres, por lo que tendrá un conflicto ético a la hora de cumplir el mandato de Boresh. Y también hay un romance en el medio, pero no spoilearemos al respecto.
El espectador se encontrará con sangrientas batallas, que son un punto obligado de este tipo de películas, aunque notará que el nivel de producción no se acerca a un tanque cinematográfico como fueron “Corazón valiente” o, sin ir más lejos, la reciente “El hombre del norte”, película que (pese a presumir de conservar el rigor histórico) no despreció las secuencias bélicas ni las tan caras amputaciones en batalla.
Probablemente lo más interesante de “Medieval” venga dado no tanto por la sangre derramada sino por el juego conspiratorio que se tejía en los pasillos palaciegos, al estilo “Game of Thrones”. Aquí el guion pone a jugar toda su inteligencia.
Pero más vale la pena sacar una conclusión propia y destinarle al film las dos horas y 5 minutos que dura.
