Pablo Larraín es hoy en día el cineasta chileno con más peso internacional, como lo demuestran sus biopics de personajes icónicos como Jackie (2016, donde Natalie Portman es Jacqueline Kennedy) y Spencer (2021, donde Kristen Stewart es Lady Di). En todas propone un enfoque personalísimo, y a veces incluso poético, del personaje en cuestión. Y si sumamos también el antecedente de Neruda (2016), queda en evidencia su predilección por ese género tan en boga y llamado, quizás con bastante liviandad, biopic (película biográfica).
Lo que no había hecho hasta ahora, sin embargo, era estirar el concepto hasta un territorio insólito, como lo es “El conde” (que estrenó el 15 de septiembre en Netflix, después de una buena recepción en el último Festival de Venecia). Esta película, que toma como eje principal la figura del dictador chileno Augusto Pinochet, es una especie de “biopic fantástica con toques de humor negro”. Toma un personaje real y da rienda a una imaginación delirante, siguiendo el ejemplo de Marcel Schwob en “Vidas imaginarias”, pero sumando un componente metafórico y político: ¿Qué es sino una película que nos muestra a un dictador como un vampiro sediento de sangre?
El conde, claramente, hace referencia a Drácula, porque Larraín nos presenta a Pinochet (Jaime Vadell) como un vampiro antiquísimo que lleva 250 años alimentándose con sangre humana (lamió incluso la de la misma María Antonieta en la guillotina). Ya en la vejez, y tras una vida en la que hizo de todo para tener poder y estatus aristocrático, Pinochet decide dejar de ingerir sangre y dejarse morir, angustiado no tanto porque la historia lo recordará como un genocida (que esto no le importa), sino porque también lo recordará como un ladrón. Y en la ética vampiresca esto es insoportable.
La presencia de sus hijos (que van a verlo en un desesperado intento por rapiñar la herencia), su esposa Lucía Hiriart (estupenda Gloria Münchmeyer), un mayordomo fanático (Alfredo Castro) y una monja exorcista le dan a la trama por momentos una atmósfera de comedia de enredos, pese a que todo transcurra en penumbrosos escenarios en blanco y negro. Lo dicho: algo inclasificable.
La película, que ganó en Venecia un galardón como mejor guion original, tiene justamente un libro tan delirante como bien escrito. Si hay algo para reconocerle a Larraín es que se arriesga al cien por ciento: juega con diálogos inteligentes que ofenderían a la mitad más uno del vecino país (y no le importa hacerlo), plantea situaciones que dejarían como conservador al mismo “Drácula de Andy Warhol” (1974) y, sobre todo, juega con las cartas del humor negro en episodios duros, durísimos, de la historia chilena. Para mandar un buen mensaje, no hace falta que todo siempre sea lineal y solemne. El poder del cine es justamente que puede elevarse a nuevos mundos posibles.
Ni tampoco es casual que hace una semana apenas se haya cumplido el 50° aniversario del sangriento golpe de estado que inauguró una década de dictaduras en Latinoamérica. Larraín nos dice que hay que hablar de esto, a como dé lugar y de la forma que sea.
¿De qué trata “El conde”?
La sinopsis reza: “Una historia sobre el dictador chileno Augusto Pinochet, quien no está muerto, sino que es un vampiro anciano. Después de vivir 250 años en el mundo, ha decidido morir de una vez por todas”.
¿Quiénes actúan en “El conde”?
Jaime Vadell
Gloria Münchmeyer
Marcial Tagle
Catalina Guerra
Amparo Noguera
Diego Muñoz
Antonia Zegers
¿Dónde se puede ver “El conde”?
La película estrenó en Netflix el 15 de septiembre de 2023.
