¿Sería imposible acaso pensar que se puede encarar hoy algo parecido, muy similar a lo que fueran las Misiones Jesuíticas? Si se encontrara la manera de encararlo, ¿no valdría la pena? No creo que, como ocurriera a fines del siglo XVIII, ninguna corona (la española y portuguesa en su momento) se sienta amenazada en sus intereses.
Ciento de miles de argentinos que aspiran a tener trabajo y con él una vida más digna, seguramente estarían muy dispuestos a recibir esa Evangelización con la que redescubririan su dignidad como personas, su relación de hijos del Padre y conseguirían su ansiada liberación de las distintas opresiones a las que están sometidos por los desatinos, ineptitudes, delitos, etc., de los que nos vienen gobernando en las últimas décadas.
Muchísimos argentinos acogerían con los brazos muy abiertos esta “buena nueva”. Si los jesuitas hoy pudiesen, además de la educación, abocarse a encarar un proyecto de promoción humana con una economía agrícola y ganadera, con propiedad de la tierra colectiva y privada, con trabajos de oficios, con arte, con intercambio con otras misiones (reducciones), como lo fue en aquella experiencia truncada por los intereses de los inescrupulosos, seguramente no tendrán ninguna corona europea que se lo impida, no olvidemos que el Vaticano lo “preside” un jesuita, además de argentino.
O acaso, algo como lo que planteo ¿atenta contra la democracia?, ¿quién se sentiría amenazado con el bienestar de las grandes mayorías populares? Agradecería argumentos sólidos contra lo que planteo.
Oscar Gordillo
DNI 16.011.691