Cuando en 2019 la directora Lina Wertmüller recibió un Oscar honorífico fue irreverente y concisa: que le hubiera gustado que el premio se llamase “Anna” y no “Oscar”, dijo. La mirada cariñosa de Sophia Loren (quien le entregó el premio a su amiga) y de Isabella Rossellini acompañaron la reflexión de aquella nonagenaria.
Ahora que Wertmüller ya no está, pues falleció el jueves a los 93 años en Roma, se cristaliza para siempre su legado. El más notorio es haber allanado el camino en los “Anna”, donde fue nominada en 1976 por “Pasqualino Siete Bellezas” como mejor directora. Ahora, el auge feminista en la industria le debe mucho.
El filme, que también compitió como Mejor Película en Lengua Extranjera, Mejor Actor y Mejor Guion Original, fue su mayor éxito y el gran símbolo de cómo esta italiana, nacida en la aristocracia pero armada hasta los dientes de revolución, supo abrirse camino en un mundo de hombres. Sobre si tuvo dificultades al hacerlo, alguna vez dijo: “Sí, claro, pero me importaba un carajo, yo seguí mi camino”.
Recordamos cinco películas imprescindibles.
1- “I basilischi” (1963)
Fue su ópera prima y una movilizante carta de presentación de Wertmüller, quien venía haciendo escuela al lado de Federico Fellini, de quien fue asistenta de dirección en “La dolce vita” y “Ocho y medio”.
Ya aquí están presentes sus motivaciones: la preocupación por la vida de la clase obrera italiana. Situada en el pueblito de donde venía su familia, Palazzo San Gervasio, se considera una precursora del cine feminista, que en esa misma década tendría otra representante singularísima en Francia: Agnès Varda.
En estas historias ya queda plasmada una poética que explicaría de esta manera años después, durante el éxito de “Pasqualino Sietebellezas”: “No creo que el cine pueda cambiar a la sociedad, pero influye sobre ella. Favorece la toma de conciencia. Pero no estoy hablando de mensajes, estoy hablando de problemas, de problemas que deben ser mostrados aun sin sugerir soluciones. Y de modo claro, si es posible: que todos lo entiendan. Como ese cine que he venido haciendo hasta ahora, el cine popular, que siempre va a lo profundo”.
2- “Mimí metalúrgico, herido en el honor” (1972)
Fue su primer suceso internacional, centrado en la historia de Mimí, un obrero desgraciado que deja a su familia en Sicilia y va a Turín, símbolo de la Italia industrial, a buscar un trabajo. La fortuna no lo acompañará.
También fue un gran suceso para Giancarlo Giannini, con el que volvería a trabajar en tres películas a manera de tetralogía. Él tuvo el David di Donatello como mejor actor, pero más importante para la suerte de la película fue competir por la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Así Wertmüller quedó en la primera fila de los realizadores a nivel mundial.
3- “Amor y Anarquía” (1973)
Giannini vuelve a ser dirigido por ella en esta película que define el registro de lo que serían en los próximos años sus comedias dramáticas, definidas desde el grotesco, lo popular y una apasionada crítica social. Ambientada en Italia en los 30′, cuenta una conspiración para matar a Mussolini. El tema explícitamente político la invita a sentar su postura en torno a la izquierda, la anarquía y por supuesto el fascismo. Compitió nuevamente en Cannes, en 1973.
4- “Pasqualino Sietebellezas” (1975)
Su película emblemática, como decíamos, llegó a los Oscar y, aunque fue nominada como mejor directora, no lo obtuvo. Pasarían 17 años para que una mujer volviera a figurar entre los nominados, cuando la neozelandesa Jane Campion dirigió “The Piano”.
Cuenta las peripecias de Pasqualino (nuevamente Giannini), un napolitano con siete hermanas (de ahí el apodo) que, después de haber sido internado en un sanatorio mental, lucha por sobrevivir en un campo de concentración nazi. Wertmüller logra entrever el humor en medio de los horrorosos contextos.
5- “Amor, muerte, tarantela y vino” (1978)
Este filme figura en los récord Guinness por su título original: “Un fatto di sangue nel comune di Siculiana fra due uomini per causa di una vedova. Si sospettano moventi politici. Amore-Morte-Shimmy. Lugano belle. Tarantelle. Tarallucci e vino”. Aquí se conoció con el título de arriba y en España, sencillamente, como “La viuda indomable”.
Para esta historia, Wertmüller se dio el lujo de trabajar con Marcello Mastroianni y Sophia Loren, quienes eran sus amigos. Pero además, formó un triángulo explosivo junto a Giannini. ¿Una síntesis? Un abogado y un ladrón se enamoran de una viuda napolitana y luchan contra los fascistas en la Sicilia de 1920.