Agustín Neglia nos responde las preguntas desde su casa en Buenos Aires, en donde está casi radicado. Y aunque la pandemia sigue azotando la capital del país, su voz suena enérgica, esperanzada, positiva. ¿Abuso de buena onda? No, autenticidad pura: por esa cercanía y esa actitud carismática es que la gente lo elige en cada uno de sus proyectos.
Con dos programas en el aire, “Modo foodie” y “Modo selfie” (por América), el conductor no se ha quedado quieto estos meses, aunque asegura que tuvo más tiempo para concentrarse mejor en algunos proyectos que tenía en el aire. Hoy, ya posicionado en la televisión y con el antecedente del prime time en “Modo noche”, confiesa que aspira a medirse con nombres como Iván de Pineda, Alejandro Fantino, Andy Kusnetzoff, por nombrar algunos. Y hacia allá van todas sus fichas, dice: “Quiero ir por todo a nivel conducción”.
Además de eso, se animó en pleno aislamiento a dos proyectos más, como escribir guías de viaje y lanzar una marca de vino propia.
-¿Qué podés contarnos de lo que has vivido en estos meses?
-Creo que logré capitalizar el momento que nos tocó vivir a todos. Es muy loco, pero es la primera vez en la historia de la humanidad que todos tenemos que vivir algo en las mismas condiciones y en un mismo momento. Todos a guardarse, a cuidarse, a mirarse para adentro, a mirar al que tenías al lado y al que por ahí no le dabas bola porque andabas a mil. Eso le pasó a todo el mundo, así que creo que este momento es para capitalizarlo y para multiplicarlo por cosas positivas.
El hecho de quedarte quieto en un solo lugar hace que te enfoqués mucho y que, si lo sabés capitalizar, a nivel creativo lográs generar cosas que antes no podías por cosas tan simples como que te distraías haciendo otras cosas: yendo de un lugar a otro, con un montón de cosas que van apareciendo en cada lugar. Acá sos vos con tu mente y, por otro lado, vos contra todo lo que viviste atrás. Para mí fue un momento de ordenar un montón de imágenes que tenía en la cabeza, de ideas, sabores, aromas, que fue como decir “stop” y empezar a mirar para atrás. A nivel creativo, me pregunté qué podía salir de todo esto.
-¿Y qué salió?
-Primero y principal, una reconversión de los dos formatos que están hoy al aire, que son “Modo foodie” (los domingos al mediodía por América) y “Modo selfie” (los domingos a la noche). Esos dos programas giraron en función del televidente, que para mí necesitaba un poco más de información sobre lo que estaba pasando, sin perder la esperanza de que vamos a volver a viajar. Nos anclamos un poquito en el pasado, para decirle al espectador que cuando termine todo esto iba a poder hacer lo que veía.
Y por otro lado, en cada uno de los capítulos que se estrenaron domingo a domingo siempre fuimos mostrando algo nuevo, no es que hayamos reciclado. Y por sobre todo logramos hacer antes que antes no podíamos, que es entrevistar a personas que estaban tan ocupadas y que, por ese trajín del día a día no lográbamos cruzarnos. En “Modo foodie”, por ejemplo, pudimos entrevistar a Francis Mallman, a Fernando Trocca, al mejor bartender del mundo que es Javier de las Muelas, a Narda Lepes, etcétera… todo eso en dos meses y medio de una pandemia.
Creo que en estos dos meses el formato que más creció es “Modo foodie”. Si bien en mundo gastronómico se paralizó, a la vez se reinventó y cada restaurante supo mostrar lo que tenía en una carta simple para un take away. Hablamos con los gestores de esos restaurantes y nos contaron cómo se reinventaban.
El conductor de la gente
Paralelamente, Agustín pudo (tuvo tiempo) de meterse de lleno en un proyecto que llevaba hace tiempo en la cabeza, que es preparar unas pequeñas guías de viaje que estarán listas hacia final de año. “Cuestiones prácticas para que los turistas que aman el papel puedan tener un acercamiento a los grandes destinos turísticos del mundo", anticipa.
Además, pudo terminar de desarrollar un vino propio, “Enredado”. “Es un vino que te invita a vivir una experiencia que tiene que ver con enredarte en los sabores del vino, pero también en las redes. Hoy todo lo que hacemos lo compartimos ahí. Sin ir más lejos, entre ayer y hoy despachamos casi cien cajas para todo el país, desde el Norte hasta Tierra del fuego. Lo compraron seguidores en mis redes y es increíble lo popular que se ha vuelto. Este vino me explotó en las manos”, festeja.
-¿Y hacia dónde vas?
-Hace cinco años Los Andes me hizo una nota donde me preguntaba cómo me veía en diez años. En ese momento tenía todas las ganas pero no había nada: no estaban mis programas, no había canal de aire nacional… entonces dije que dentro de diez años me veía como el próximo Tinelli (ríe). Fue como un hitazo el título, pero la verdad es quería ser ese nuevo conductor que la gente quiera, el conductor argentino. Entonces me dije que tenía que estar en el medio del quilombo, en donde pasan las cosas, que es Buenos Aires, y ahí empecé a armar otra etapa. En ese entonces no me imaginaba, a mitad de camino, tan bien posicionado: habiendo hecho un programa en prime time como fue “Modo noche”, o con casi 200 capítulos estrenados de “Modo selfie” y “Modo foodie”. ¿Hace dónde voy? Hacia eso: quiero ser el conductor más querido por la gente, de acá a cinco años más.
Si bien sigue produciendo, está trabajando con todo su equipo para empezar a desarrollar nuevos formatos para entretener a la gente. Quiere brindar contenidos positivos, esperanzadores, “y tratar de entretener a la gente desde el corazón”, dice. “Voy a seguir viajando, sin dudas, pero voy detrás de un programa diario, prime time, con el día a día de lo que le pasa a la gente. Creo que se va a dar, y por eso también me estoy instalando en Buenos Aires", completa.
“Creo que esta pandemia fue una bisagra para todos –asegura-, pero cien por ciento a nivel positivo, porque desde estos momentos de reflexión y reinvención salen cosas buenas. Creo que ha sido dificilísimo para todos y por eso es que también tenemos que ser súper conscientes y capitalizarlo de la mejor manera”, concluye.