Las mudanzas son situaciones movilizantes, donde el pasado sale a borbotones de cajas y cajones que acumulan objetos, recuerdos y parte del tránsito y el trabajo cotidiano.
Para la artista plástica Andrea Bécares mudar su atelier fue el momento justo para reencontrarse con esas creaciones guardadas en un rincón, que nunca salieron a la luz o que simplemente volvieron a su lugar de génesis tras exponerlas en una sala de arte.
De ese proceso nace “Orgánica”, la muestra que inauguró el pasado 22 de julio, en Caléndula y que permanecerá hasta fin de año. Un recorrido por más de sesenta piezas creadas por Bécaras, en diferentes etapas de su trabajo, que muestran su mensaje, la mutación de su búsqueda y su estilo en el arte plástico.
“Luego de mudar mi atelier, fui separando esas obras y a medida que iba ordenando el material, justo surgió la propuesta de Caléndula y me imaginé todo exhibido. Y por ejemplo, rescaté obras grandes que están sin terminar. También una serie que nunca mostré, que se llamaba Define, donde hice grafismos de los primeros bocetos de mis hijos, con material reciclado. Quedó un recorrido por diferentes series y trabajos, y a esta muestra la defino como si fuera un recorrido por el atelier”, sintetiza la artista plástica mendocina, que a lo largo de dos décadas forjó un estilo propio, con diferentes técnicas y la búsqueda incesante de un mensaje, entre su obra y quien la descubre.
En “Orgánica” está compuesta por bocetos, trabajos de atelier, experimentaciones en materiales, variados formatos y soportes, obras hechas con sus hijos, exploraciones dentro de sus mismas series y líneas de trabajo de toda su carrera. Una muestra orgánica donde en un recorrido podrás acercarte a toda la producción de la artista y su mundo creativo.
Una oportunidad única de poder adquirir una obra accesible, apreciando la diversidad de su producción, como si fuera en el mismo lugar de la creación.
“En esa mudanza me encontré con bocetos, y todas las líneas de trabajo que tengo abiertas. Porque inevitablemente el pensamiento muta, y en la parte concreta es divertido ir jugando, con la forma que uno materializa las ideas”.
-Viendo esa retrospectiva, ¿qué cambió y que sigue en tu estilo?
-La búsqueda va mutando con los años y hay una maduración estética, que para mi visión está bien, y puede ser recibido de cualquier forma, y que eso te deje de importar. Y no desde un lugar de ego, sino simplemente querer que el mensaje llegue, esa chispa de ideas. Lo que ha hecho el paso del tiempo en mí es plantarse con lo que sale y simplemente mostrar la creación desde un concepto y mostrarlo como se manifiesta, un desprejuicio sobre mi obra.
-Y en la experiencia de compartir el mensaje, ¿se refleja esa búsqueda en el público?
-Eso es lo que me alimenta y me hace seguir. He podido reafirmar esa visión mía del mundo que cuando la saco, puedo comprobar que mucha gente vibra de esa forma, lo ve de la misma manera, esperando o buscando el cambio. Por ejemplo, la crítica al consumismo, cuestionarnos a nosotros mismos con el consumo, la basura, con lo que ingerimos. Cuando eso sale, la gente se logra identificar.
Y me sucede cuando tienen piezas en sus espacios, recibir mensajes es muy gratificante, que se cree una historia. Esa reflexión de corazón a corazón, y que se dé como el milagro de ser un disparador de algo, que puede ser positivo o negativo, y eso genera un pensamiento. Porque la obra no siempre empatiza.
-Hace poco expusiste en el Museo Cristoforo Colombo, ahora en Caléndula ¿Crees necesaria la convivencia del ámbito público y privado en el arte plástico?
-Creo que hay de todo, es el panorama del arte mundial. Tiene dos frentes, el espacio público y el espacio privado. Y de alguna forma los dos son necesarios y para mí importantes. Yo le doy suma importancia en un espacio público y poder mostrar mi obra ahí. Y también la parte privada que siempre logré mostrar lo que quise, con libertad plena para exponer mis obras y lo considero super valioso, que desde lo privado apoyen a los artistas. Y en el fondo hay una comunión entre el espacio que necesita obra y el artista que necesita espacios para exponer nuestra creación.
Mendoza tiene muchísimos artistas con mucho talento y en mi caso, la autogestión está a la orden del día. Primero creas, concretas la obra y luego conseguir el lugar para exponerlo. Es todo un círculo de autogestión donde es nuestra herramienta. Lo importante es mostrarlo, a veces tenes eco en el lugar menos pensado.
La Muestra
“Orgánica” es la más reciente exposición de 62 obras de Andrea Bécares.
Bocetos, dibujos, pinturas y obras inéditas, que se pueden recorrer en el espacio gastronómico Caléndula (Martín Zapata y Granaderos, Ciudad). Se puede visitar de lunes a sábado entre 9 y 23.30 horas.