Bacurau: el festín de la América Latina arrasada

En Videoclub repasamos la película de Kleber Mendonça Filho (“Aquarius”) y Juliano Dornelles que dialoga con Corbucci, Carpenter y el Cinema Novo de Rocha para rescatar la mística de un pueblo, al que los dueños del poder quieren erradicar del mapa.

Bacurau: el festín de la América Latina arrasada
"Bacurau", de Kleber Mendonça Filho, vuelve a contar con Sonia Braga en uno de los protagónicos.

Una ruta erosionada y repleta de ataúdes es el ingreso (o descenso) a Bacurau, un pueblo ficticio castigado por la sequía, la desidia y el olvido en la región del sertão brasileño. Hay una matriarca recientemente fallecida que deja desamparada a la comunidad, un alcalde de turno excitado por la temporada de cacería de votos y un clan de forasteros blancos que quiere decretar la extinción. Es la mística de los lugareños la única resistencia posible en medio de la desolación.

Kleber Mendonça Filho y su habitual colaborador Juliano Dornelles dirigen “Bacurau” (2019), una película que mixtura diversos géneros, con cierta dosis de realismo mágico, para representar la resiliencia de América Latina. Cuando el director de “Sonidos vecinos” (O Som ao Redor, 2012) y “Aquarius” (2016) gestó el filme, no lo hizo pensando en la era de Jair Bolsonaro. De hecho, todavía era una posibilidad distópica. Pero quería darle el toque absurdo de la escalada de hechos políticos que se estaban repitiendo en distintas latitudes del planeta.

El ex crítico contó que años atrás, cuando presentó su corto “Recife Frio” (2009) en el Festival de Cine de Brasilia, vio unas cuantas películas que le hicieron reflexionar sobre la forma en que se retrata a personas de lugares marginales en el cine de su país, incluidos los filmes que suelen ser bien intencionados. Ante esta fuerte carga de soberbia urbana sobre la gente del campo, el realizador decidió avanzar con esta propuesta, añadiéndole notas de ciencia ficción.

En "Bacurau" es la mística de los lugareños la única resistencia posible en medio de la desolación.
En "Bacurau" es la mística de los lugareños la única resistencia posible en medio de la desolación.

El punto de partida de “Bacurau” es el viaje de Teresa (Bárbara Colen), una joven que regresa a su pueblo justo para el funeral de su abuela Dominga, de 94 años, pero se percata de que los vecinos están en una situación límite: la represa de agua es el negocio de unos pocos, el camión cisterna llega baleado al lugar en extrañas circunstancias y la señal de telefonía es una utopía. En las sombras, acecha un grupo de cazadores liderado por un supremacista blanco, que interpreta el alemán Udo Kier. Al trabajar con Mendonça Filho, el actor suma otro nombre interesante a su historial fílmico (ese que va sin escalas de Werner Herzog a Gus van Sant).

En la villa Bacurau, las enfermedades se multiplican cual pantallas táctiles porque estamos en un futuro cercano (“de aquí a unos años”, se lee en el inicio), regido por unos drones similares a los platillos voladores de la ciencia ficción de antaño. En cada escena, este contraste entre los elementos es incómodo y recuerda a cada rato las paradójicas artimañas del sistema político y económico.

La paz se termina de quebrar cuando los habitantes del lugar, que aparecen descritos como cuerpo unificado para distanciarse de la individualización de los de afuera, descubren que los quieren borrar literalmente y es momento de accionar contra sus exterminadores. “Traten de encontrar en el mapa a Bacurau”, se le oye decir a un profesor en la escuela al mirar una aplicación tecnológica de geolocalización, a lo que uno de sus pequeños alumnos le contesta: “Profesor, no se paga para estar en el mapa, ¿no?”.

A través de “Bacurau”, Mendonça Filho expande la idea de invasión ya desarrollada en su anterior “Aquarius” -donde también se lucía Braga- y presume su admiración con el cine de John Carpenter. Se pueden descubrir paralelismos con el espíritu de alienación y subversión de “Sobreviven” (They Live, 1988), la apertura casi calcada desde el espacio al estilo de “La cosa” (The Thing, 1982) y los extractos musicales de “Night”, un tema lanzado en 2015 por el director y compositor estadounidense.

Es obvia la asociación al spaghetti western de Sergio Corbucci, con sus forajidos y pistoleros desencantados, así como la adopción del espíritu salvaje del Cinema Novo de Glauber Rocha en su famosa “Dios y el diablo en la tierra del sol” (Deus e o Diabo na Terra do Sol, 1964) y la secuela “Antonio Das Mortes” (O Dragão da Maldade Contra o Santo Guerreiro, 1969). Y hasta hay cierto coqueteo en el desenlace con la ferocidad visual de Quentin Tarantino.

En esta especie de “Mad Max” trasladada al desierto de Brasil, no hay héroes moralmente perfectos. Hay una médica alcohólica e inestable emocionalmente (Sônia Braga) que se las ingenia para distribuir medicamentos y un puñado de caciques que ajusticia con sus propias leyes. En paralelo, el intendente deposita libros de segunda, comida rancia y más ataúdes, mientras suena la melodía pegadiza y delirante de campaña electoral. Porque destruir es mucho más rápido que construir.

Mendonça Filho explicó en una entrevista con El País que nunca tuvo la intención de forzar las comparaciones con la coyuntura, sino que simplemente vivimos en pleno eco de nuestro pasado, según definió. Incluso, recalcó que para su guion tomó como inspiración los sucesos del periodo de la Guerra de Vietnam, evidente aura de sus referencias cinematográficas.

Udo Kier interpreta al jefe de un grupo de cazadores que busca acabar con Bacurau.
Udo Kier interpreta al jefe de un grupo de cazadores que busca acabar con Bacurau.

“La acción surge de la historia, no forzamos ni predecimos lo que ocurrirá en el futuro porque probablemente ya sabemos que ha ocurrido en el pasado una y otra vez, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo (...) El público cree que jugás a adivinar, cuando en realidad reflejás el pasado. Es la historia la que tiende a repetirse, el futuro no es más que repeticiones de errores anteriores. Y vale para cualquier país”, advirtió el director.

“Bacurau”, que ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2019, está disponible para ver en la plataforma de streaming Puentes de cine.

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