Barbarita Palacios es multiinstrumentista, cantante, escribe y compone. Pero debajo de todo ese talento también es una mujer comprometida con el sentir de sus congéneres, con el trabajo realizado en equipo en función del producto final y también con la idea de estar al servicio del otro cuando se trata de una realización musical.
Nació en Buenos Aires y se crió entre la Capital Federal y el norte argentino, aunque sobre el final de esta entrevista reclamó entre risas “yo necesito que me reconozcan la nacionalidad mendocina”.
Cuenta que desde niña tocaba varios instrumentos, que trabajó con artistas y músicos de nuestra provincia, y que tiene un vínculo profesional muy fuerte con Gustavo Santaolalla, pero también una unión personal y familiar de larga data.
En 2015 editó su primer disco “Sí va” y en 2020 tenía a “Criolla” listo para salir, sin embargo y por la pandemia, su equipo y ella decidieron redireccionar el lanzamiento con otra estrategia, que permite ir conociendo el trabajo por partes.
Esta noche se presenta junto a Nahuel Jofré en el Teatro Independencia, a las 21.30, acompañada por talentos locales y nacionales que forman parte de su banda y de los músicos que siempre la acompañaron. En el escenario estarán Fernando Barrientos, Javier Montalto, Daniel Martín, Lucca Beguerie y Andrés Ceccarelli.
Alojada desde hace más de una semana en la finca La luna -propiedad de Santaolalla-, desde donde realiza los preparativos para el show, recibió a un equipo de Los Andes para una nota en la que habla de su sentir en cuanto a la música, los géneros y su vida como artista.
¿Es la primera vez que estás en el Teatro Independencia?
Sí, es la primera vez que toco acá en Mendoza. Llego con mi proyecto y acompañada por dos músicos de mi banda qué son Javier Casalla -que también toca en Bajofondo- y Nicolás Rainone. Los tres tocamos en el proyecto de Gustavo Santaolalla, Desandando el camino. Después va a haber varios invitados por eso también tuve que venir antes a Mendoza.
¿Sentís que estás refundando la música popular argentina?
Eso es un poco fuerte, yo siento que lo que hago como música popular es muy ecléctica, me parece que es muy interesante en este momento del mundo no encasillarme en ninguna definición, más bien abrir los géneros en todo en todo sentido. Lo digo porque gracias al feminismo siento una gran libertad y no me siento presionada con respecto a qué tipo de música hago. Lo que yo hice nunca se pudo definir como rock, tampoco como folklore, hago un poco de todo, eso sí, con mucha identidad Argentina y se nota, pero lo que me gusta en este momento es que no es necesario definir nada dentro de ningún género.
Teniendo en cuenta esto ¿Vos cómo te podrías definir?
Como una artista a la que le encanta reinventarse cada vez, y mi intención es esa: poder generar un producto en una obra nueva que esté siempre en movimiento. Eso es lo que me gusta del arte, me gustan los artistas que rompen todo el tiempo consigo mismos y me importa poder lograr eso conmigo. Creo que con un disco y medio lo vengo logrando. Si escuchas “Si va” o las canciones que ya lanzamos de “Criolla” Te das cuenta que que es música para todes. Hay de todo y eso a mí se me hace divertido de mí misma y de los demás artistas.
¿Venís de una familia de músicos?
Sí, mi mamá es Egle Martin, es artista, grabó con Piazzolla, trabajo en revista, hizo un montón de espectáculos, escenografías y coreografías, y yo desde que nací trabajé con ella. Era una casa de la cultura y siempre estuve de ensayo en ensayo, jugando como comodín, que es lo que Gustavo (Santaolalla) hoy en día. Cuando falta algo (instrumento) me ponen a mí a cubrir ese puesto. Eso es lo que tiene de bueno ser ecléctica.
¿Qué instrumentos tocas?
Con Gustavo toco la tambura, ukebas, bajo, guitarra, bombo legüero, campanas tubulares y canto como loca (se ríe)
¿Cuál es tu relación con Gustavo Santaolalla?
Es una relación enorme, como te dije mi casa era una casa de la cultura donde pasaron absolutamente todos los artistas del país entre ellos Gustavo también. Mi hermana Alejandra qué es fotógrafa trabajó para revistas como Pelo, Rock and Pop y como fotógrafa de todos los shows y muchas tapas de discos de los años ’80. Ella se dedicaba hacer fotos en vivo y de estudio. Todo eso se juntaba en mi casa. Por otro lado mi hermana queda elegida como fotógrafa para el viaje “Ushuaia a la Quiaca”, ese trabajo de una gran investigación de Gustavo (Santaolalla) y León (Gieco). A los 18 años se fue solita con 33 tipos en un bondi y ahí se engancharon con Gustavo. Hasta el día de hoy es su mujer y sigue trabajando como fotógrafa. Entonces Gustavo me conoce a mí desde toda la vida y hace conmigo este juego de comodín que hacía mi mamá, pero redoblado a la décima mil potencia porque él se maneja de una manera muy profesional y exigente.
¿Cuándo empezaste a tocar?
No recuerdo, toda la vida. En el jardín de 3 años, la maestra la citó a mi mamá porque quería saber de quién era hija esa nena que tocaba todos los instrumentos.
¿Qué te inspira a escribir las letras?
Es algo tan relativo, en la mayoría de mis letras no soy autorreferencial. Sí son letras muy femeninas, aunque no me gusta la palabra femenina, sino que son de una mujer que habla de una temática que nos incluye a todas las mujeres porque hablan de sufrimiento, o de cosas que tienen que ver con relaciones amorosas pero no tienen que ver conmigo. Yo no soy una persona de tener relaciones pasionales, pero si soy muy observadora y de escuchar a todes y de saber qué temáticas nos afectan y nos tocan a nosotres. Desde ese lugar creo que hay mucho de mí en la composición, siento que soy más un canal de voces de mujeres.
Escuchando tus temas con otros artistas, se ve que sos muy generosa al dejar que el otro ponga su impronta
Me encanta ser así, soy un bicho de banda. Yo vengo de una banda que se llamaba Semilla, que era mi banda y se disolvió. Para mí fue un bajón porque yo estaba acostumbrada a componer con otros y con un mecanismo de banda, de tribu. Cuando pasé a ser solista me desesperaba porque me parecía como una persona que puede concebir el mundo sin el otro y por eso se define como “solista”. Y esto es una gran mentira porque detrás de mí hay un gran equipo. Hoy por hoy soy la cara de Barbarita, pero detrás tengo mi banda, mi tribu, y cuando me di cuenta de eso fue un gran alivio.
Con respecto a los artistas es lo mismo, me gusta que entre el otro en el juego, no me gusta estar jugando sola. Hay muchísimos artistas que no son así y cuando estoy en esos proyectos me gusta trabajar en función del otro y que brille, porque pienso en el resultado final.
Hablemos de tu último disco “Criolla”
Tenía todo listo para salir después de 3 años de trabajo, pero no pudimos lanzarlo en medio de la pandemia. Así que lo que decidimos con el equipo fue no lanzar el disco, sino presentar las canciones de a una. “Si va” (anterior) es un disco en el que se perdieron muchas canciones porque yo los hago para escucharlos completos, no es un rejunte de temas. Entonces tomamos una nueva estrategia: estamos presentándolo desglosado. Después lo presentaremos todo juntos con otro orden, pensado como fue originalmente. Igual esto me encanta porque me permitió no deprimirme, ni ninguno de mi equipo, me mantuvo en actividad haciendo notas, pensándonos. La verdad es que funcionó y está funcionando.
¿Fernando Barrientos también estará con vos en el escenario del Independencia?
Fernando siempre estuvo conmigo, desde que inicié Semilla. Siempre tuvimos muy buen feedback y siempre le mandé canciones y le preguntaba si estaba buena, le consultaba todo y él me respondía porque es una cosa tan hermosa ese Fernando, lo amo tanto porque es una persona tan talentosa que va a venir de invitado a cantar “Deja”, de mi disco anterior pero es de él. También va a estar Daniel Martín y Javier Montalto.
Yo necesito que me reconozcan la nacionalidad mendocina porque trabajé con Daniel Martín desde mis dos discos solista y también Terraplén. Fernando Barrientos siempre estuvo conmigo, ahora también con el “Pulpo” Montalto y Andrés Ceccarelli, -el maestro violero que diseña gran parte de las guitarras de mi disco- y muchos otros artistas con los que siempre he trabajado y no había venido nunca a tocar. Tengo dos discos producidos por mendocinos, así que quiero que me nacionalicen (se ríe).