Disfrutar del sexo a cualquier edad es tan natural como la vida misma, sin embargo puede haber circunstancias que nos hagan sentir insatisfacción. Estás, están escindidas de la edad y la generación de hormonas y están más vinculadas a la mirada que tiene una persona sobre su sexualidad a lo largo de las distintas etapas.
La licenciada Cecilia Ce, especialista en sexología clínica, de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, nos invita a participar de una fiesta de reconocimiento y aprendizaje para librarnos de culpas y frustraciones sin sentido.
Preguntas tales como el funcionamiento de la autoestima y las exigencias en la cama, las creencias y pensamientos sobre la sexualidad desde donde se parte, los mitos sobre el orgasmo y las relaciones son los temas que plantea y desarrolla en su libro Carnaval toda la vida, con la intención de acompañar y empoderar a los lectores para construir una autoestima sexual que genere nuevas y placenteras experiencias.
- ¿”Carnaval toda la vida” es tu segundo libro?
- Sí, el primero es “Sexo ATR” que es más de iniciación y va más a lo que considero fundamental y necesario sobre qué nos pasa cuando sentimos alguna excitación. Es un libro que lo pongo como un poco más genital, porque va más a la anatomía, a la masturbación, el sexo oral y demás.
En cambio “Carnaval toda la vida” es un libro que lo viene a complementar, ampliar y profundizar. Trata la sexualidad en un sentido más holístico, más amplio. No solo lo genital sino desde la autoestima, los vínculos, es decir que va mucho más allá.
Lo que hace el libro también es buscar la información necesaria para prevenir malestares o malos entendidos en diferentes contextos a lo largo de la vida.
- ¿Esos contextos incluyen tipos de relaciones consideradas tabú?
- Exacto. Cuanta menos información tenemos sobre algo, más fácil es que se construyan falsas creencias y mitos. Entonces mi idea siempre es dar la información necesaria para evitar eso. Y cada cosa tiene un mito alrededor, desde los primeros encuentros, desde pensar la virginidad, los vínculos, el tipo de relaciones que establecemos, la pareja, el deseo en la pareja, la maternidad.
- ¿Cuáles son los mitos más comunes?
- Sin repetir y sin soplar (se ríe) el mito de la virginidad, de que los hombres siempre quieren, el orgasmo en simultáneo, el orgasmo en penetración. También ataco mucho esto del guión sexual que comienza con una previa, después hay que tener un coito y que el encuentro sexual termina con el orgasmo. Además tiene que llegar en determinado momento, ni antes ni después porque si llega muy temprano tenés un problema de eyaculación precoz y si llega tarde tenés un problema de orgasmo. El mito del deseo, de cómo se tiene que desear, de que las parejas van a tener un deseo espontáneo en la cocina como si fuera una situación porno, que se aleja mucho de la realidad. El mito de que no podés tener sexo durante el embarazo.
- ¿Por qué consideras a la previa como un mito?
- En realidad si pensamos el término previa, es “antes de” como poniéndolo en un lugar de menos valor, porque lo que tiene más valor en una mirada coitocentrista es el coito. Entonces es la previa para llegar a la penetración cuando en realidad “la previa” ya es el encuentro sexual en sí mismo.
Cuando hay una dificultad en la penetración, las personas piensan que no tuvieron relaciones porque “solo hubo previa”. Y la previa puede ser un modo de sentir satisfacción en sí misma, no hace falta que sea un medio para la penetración. Es corrernos un poco de la mirada del paso a paso.
- ¿Cómo se hace para romper la estructura mental masculina forjada al fuego de la pornografía?
- Ahí tenemos mucho trabajo por delante. El problema con la pornografía, además de que es una industria bastante polémica, es que no hemos sido educados con el conocimiento adecuado para consumirla de una manera crítica. Entonces las personas lo consumen como si fuese la verdad absoluta y ahí está el problema. Más allá de lo que después altera en la sexualidad. Porque lo toman como parámetro y eso genera un montón de distorsiones y de descuidos, porque nunca vas a ver que usen un preservativo en un video porno, (tienen la apariencia) de prácticas sin consentimiento, porque no se le pregunta al otro qué quiere sino que son bastante violentas y todo eso se replica. Por eso estamos como estamos. La única salida es la educación.
- Está la creencia de que a los 20 años la sexualidad es más intensa que a los 50 por la caída de la libido. Inclusive muchas mujeres asocian la menopausia con el fin de la vida sexual. ¿Cómo planteas esto en el libro?
- Tampoco es cierto que el sexo en la juventud es más satisfactorio, eso también es un mito. Cada etapa tiene su desafío. Hay personas que disfrutan mucho más la sexualidad a los 50 que a los 20, que tenían problemas de ansiedad y miedos. Tampoco hay una fecha de vencimiento del deseo. No hay ninguna prueba científica de que impacte en el deseo, lo que sí sucede es que a nivel hormonal -porque tampoco hablamos de un envejecimiento sexual- es que la mujer va a presentar más sequedad vaginal. Eso impacta en el dolor y el dolor impacta en el deseo. Lo que empieza a pasar es que les duele y ningún médico habla de eso porque es un tema tabú. Por eso la gente se empieza a alejar de la vida sexual pero eso tiene solución con tratamientos.
La contracara en el hombre tiene que ver con que empieza a haber cambios en su nivel de erección. En realidad lo que pasa con la edad es que la respuesta sexual empieza a ser más lenta y todo se demora un poco más.
Lo que pasa es que como no tenemos esa información a tiempo la gente es que como no saben lo que les está pasando, lo toman con mucho miedo e inseguridad, sobre todo en el hombre que cualquier cambio en el pene es un golpe a su ego y eso es muy difícil.
- ¿Lo esperable es que el hombre haya adquirido una batería de estrategias para complementar este decaimiento en la erección?
- Lo importante es tratar de sacar el foco en el pene, por el bien de todos y fomentar hábitos de cuidado como no fumar, no tomar alcohol, porque las personas tienen costumbres muy tremendas y nos olvidamos que la sexualidad también es una respuesta fisiológica.