Lidia nació en Mendoza el 9 de febrero de 1928, se casó con Pedro Ponce y con él compartió 55 años de matrimonio y la crianza de 4 hijos, Maria Ester, Miguela Francisca, Juan Jose y Pedro Bernardo.
Se crió en una finca en la calle Maravilla, ubicada en Junín. Sus padres, recién llegados de España, la educaron entre viñedos y animales, con una cultura de posguerra austera y hogareña. A los 10 años, preparó su primer flan con huevos caseros en la cocina a leña de su tía, y sus comensales quedaron fascinados con su buen mano.
Lidia, con sus trenzas largas recogidas en forma de corona, disfrutaba cada sabor nuevo que lograba descubrir. El entusiasmo y la curiosidad propios de su personalidad, la llevaron a visitar muchas cocinas familiares en busca de recetas y condimentos.
Con los ojos brillantes nombra a Josefa, su mamá, que preparaba las mejores albóndigas del pueblo, y también, claro, a su vecina de la finca de al lado, que con mucho amor compartió con ella la gran receta de los zapallitos rellenos.
La cocinera designada
Su papá siempre le pedía paella de mar y monte, que le recordaban a su país, y a ella la alegraba escucharlo decir sonriente: “Es paraella (en referencia a Josefa su esposa), y para mi” Además, en ocasiones cocinaba para cumpleaños familiares concurridos por hasta 40 personas, que asistían a el banquete que Lidia preparaba sola, en su cocina, con días de anticipación.
Los invitados esperaban con ansias probar las empanadas hojaldradas, el lechón al horno de barro, pollos, chivos, ensaladas y postres.
Utensilios e ingredientes
Cada cocinero tiene sus utensilios y productos favoritos en la cocina: ajo, cebolla y pimiento son la base de todas sus comidas, y entre risas, Lidia confiesa que aún cocina con varias de las ollas y sartenes de su ajuar, que además de muchos años, tienen muchos recuerdos plasmados a fuego.
La receta de hoy
-Lela, cuál es la comida que más disfrutas prepararnos?, pregunté a mi abuela Lidia.
Su respuesta fue: “Tortilla, mi amor”. Casualmente, esa fue la primera receta que me enseñó cuando apenas tenía 8 años, y me alegra saber que prepararla la hace tan feliz como a mí.
Aquí les compartimos su paso a paso:
Ingredientes: (4 personas)
- 5 huevos
- 3 papas medianas
- ½ cebolla
- ½ pimiento verde
- 1 diente de ajo
- Chorizo colorado a gusto
- Sal, pimienta, perejil y aceite de oliva
1. Lavar, pelar y cortar las papas en rodajas finas. Volver a lavarlas para escurrir el almidón sobrante.
2. Calentar aceite de oliva en una sartén. Antes de que hierva, colocar las papas y tapar. Mover la sartén en forma de círculo para que no se peguen. No deben dorarse ni freírse, solo pocharse. Dejarlas cocinar durante 5 minutos.
3. Luego, cortar la cebolla, el pimiento y el diente de ajo en juliana finita. Pasados 5 minutos, agregar todo a la sartén con las papas y revolver.
4. Cuando esté todo integrado, condimentar a gusto y poner el fuego al mínimo durante 15 minutos. Poner la tapa sobre la sartén de modo que quede una pequeña abertura. De a minutos, revolver y remover la base para que no se pegue.
5. Cuando la papa esté cocida (al dente), retirar la sartén del fuego, escurrir el aceite sobrante y dejar reposar.
6. Batir los 5 huevos en un bowl con un poco de sal y perejil.
7. Agregar la preparación anterior al bowl y también los chorizos colorados. Revolver hasta que esté todo integrado.
8. Poner la sartén a fuego fuerte con un poco de aceite (pueden utilizar el que escurrimos de las papas).
9. Cuando el aceite esté bien caliente, agregar la mezcla y mover la sartén agitando durante unos segundos para cuajar el huevo y ubicar las papas en su lugar.
10. Cuando la superficie esté pareja, poner el fuego bajo, y con ayuda de alguna espátula, corregir los bordes mientras sigue la cocción durante unos 5 minutos. El tiempo de cocción depende de cómo nos guste, babé o muy cocida. Colocar un plato sobre la sartén y sin miedo, darla vuelta. Cocinar 5 minutos más.
Y ya tenemos nuestra tortilla.
11. Si no nos apetece chorizo colorado, los hongos de pino son una gran elección para sustituirlos.