Si empezaste a leer esta nota es posible que hayas pensado en una relación que crees que deberías mejorar. ¡A todos nos pasa! Mi propósito es que te lleves algunos tips que te puedan servir para ello.
Pero veamos de qué estamos hablando; distingamos ¿Qué significa tener conversaciones con calidad? Voy a invitarte a que pienses en una relación entre dos personas que conozcas y que juzgas que no tienen un buen vínculo. Piensa ahora cómo son sus conversaciones.
Seguramente habrás encontrado algunas de estas acciones:
- Se juzgan
- Se gritan o elevan la voz
- No se escuchan
- No cumplen los compromisos que asumen. Dicen sí y livianamente después no lo hacen
- Se mienten
- No confían en el otro
- No se miran a los ojos
- No hablan de lo que sienten
- Cuando hablan normalmente están haciendo otra cosa a la vez, como por ejemplo mirar el celular
Y una larga lista de cosas por el estilo.
Bueno, ya lo sabes, ésta es la fórmula: la calidad de tus conversaciones determina la calidad de tus relaciones y la calidad de tus relaciones determina los resultados que vas a obtener en esa relación. Si es de pareja, por ejemplo, el resultado será que se mantengan en el tiempo; si es laboral, se mantendrá la sociedad o lograrán el proyecto que planificaron. Y así, con cada relación.
Cómo hacer para empezar a mejorar la calidad de nuestras conversaciones
Lo primero de todo es escuchar. Y para ello, parece obvio, pero no lo es, hay que callarse y esperar a que la otra persona termine su idea. Pero no solamente eso, a la vez debes eliminar todos tus pensamientos, porque si no, va a parecer que estás escuchando, pero en realidad estás pensando cómo replicar.
En la escucha hay diferentes niveles:
1. Oír: parece que estás escuchando, pero en realidad estás en otro mundo; como por ejemplo un estudiante mirando por la ventana mientras el docente habla. Es básicamente utilizar el sentido del oído y nada más. O cuando estás en un restaurant y escuchas una televisión de fondo o la conversación de otras personas, tu cuerpo sólo registra los sonidos.
2. Escucha superficial: tu mente está en tu pensamiento, pareciera que estás escuchando, porque quizás estás mirando a la otra persona, pero estás en tu propio pensamiento y en qué vas a decir cuando el otro se calle. Esto suele ocurrir cuando queremos tener razón o hemos generado una conversación para ganar y muchas veces llevamos el discurso preparado con todas las aristas analizadas para argumentar nuestra posición. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta el resultado de este tipo de conversaciones.
3. Escucha Activa: empieza a haber un mayor nivel de escucha; empezas a retener lo que la otra persona te está diciendo y se va generando una danza entre ambos. Empieza a haber coherencia entre lo que dice uno y el otro replica. Empiezan a habilitarse espacios para generar acuerdos.
4. Escucha profunda o consciente: realmente tienes interés en escuchar lo que la otra persona tiene para decir y estás dispuesto a cambiar tu opinión si es necesario. No quieres tener razón ni vas con ningún discurso preparado; te abres al misterio de la construcción de una relación. Te importa realmente comprender los pensamientos e ideas del otro. No juzgas ni mides, no comparas con ideas o creencias a las que estás adherido y que te dan seguridad.
Por otro lado, también están los temas que se abordan en las conversaciones y eso también habla de la relación, es decir, el contenido de la conversación. Pero eso lo dejo para la próxima columna. Por ahora concéntrate en observar cómo es tu nivel de escucha en cada una de tus conversaciones. El observar eso te hablará de esa relación.
¡Nos vemos en la próxima! Y si querés saber más sobre coaching, ingresá a nuestra cuenta de Instagram @coachingpsicologicointegral para enterarte de todo lo que tenés que saber sobre nuestra academia.
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