Si bien la edad es sólo un número, aún sorprende cuando los artistas comienzan su carrera en la música de tan jóvenes. Y más aún cuando tiene el talento y nivel con el que cuenta Delfina Cheb. Con sólo 21 años presentó su disco: “Doce milongas de amor y un tango desesperado”.
Un estilo muy marcado la distingue entre las artistas argentinas que hoy se encuentran dando sus primeros pasos en la industria musical. Si bien comenzó apuntando su música al jazz, fue entre tangos y milongas donde la joven cantante encontró su pasión.
“Yo creo que nuestras raíces nos hacen quienes somos porque por siempre serán un atajo a lo más cierto de nosotros mismos. Mi abuelo llego de Siria y encontró en el tango una forma de ser argentino. Mi otro abuelo era íntimo amigo de Astor Piazzolla también, recuerdo que en el equipo de música siempre sonaba Estaciones Porteñas”, contaba Delfina a Los Andes. “Yo siempre que extraño estar en casa escucho a estos maestros y en seguida me acuerdo de quien soy”.
Junto al reconocido productor Javier Limón (productor de artistas como Bebo Valdés, Concha Buika o Andrés Calamaro), fueron cuatro meses de arduo trabajo en conjunto para terminar el disco. “Javier escribió algunas canciones, otras las escribí yo, otras juntos y otras las elegimos porque creíamos que era imprescindible incorporar algunas obras monumentales del repertorio tanguero y milonguero”.
Delfina es considerada la Rosalía del Tango, dándole un toque distinto a los clásicos, reinventa en este trabajo la música argentina desde una nueva mirada, donde parecen bailar agarrados Carlos Gardel y Billie Eilish. “La combinación se dio de forma muy natural, Javier tiene una habilidad y un talento singular para ensamblar los elementos con mucha elegancia y gracia, los arreglos del disco son tan impecables y hermosos. La mezcla de estilos se construyó de una forma muy orgánica y muy genial”.
- ¿Cómo surgió este trabajo?
- En un viaje en coche de Nueva York a Boston, se nos ocurrió la idea de este, un disco de Milongas junto a Javier y Eva Alcántara, productora de Casa Limón y 3 días después ya estábamos grabando ideas, desde el comienzo ha sido una aventura increíble llena de magia y aprendizajes.
- ¿Cuál es tu canción preferida de cantar?
- Creo que mi canción favorita para cantar del disco es Barrio de Tango, el tango desesperado del disco). Esa canción es la que abre el cassette de tango de mi abuelo Ángel Olazábal con la orquesta de Pascual Mamone. Cada vez que la canto me siento en Buenos Aires, caminando por mi barrio, charlando con mis amigos. Fue un momento inolvidable.
- ¿Cuáles son tus expectativas? ¿Cómo fue tu experiencia en este primer trabajo discográfico?
- Espero poder cantar siempre. Espero poder vivir cantando y viajar cantando y crecer cantando. Que atraviese todas las esferas y los matices de mi vida. Este primer disco ha sido un regalo. Nunca me imaginé un disco tan hermoso. Trabajar con mi productor, Javier Limón ha sido (y es) la mejor experiencia que tuve en mi vida. Poder aprender de él y de su maravilloso equipo es realmente una bendición tan grande para mí. ¡Espero que podamos tocar este disco en todos lados y hacer que mucha gente escuche milongas, por todo el mundo!
- En pocas palabras, ¿Cómo describirías al disco?
- Una humilde presentación de este universo que hemos construido junto a Javier y como un agradecimiento a los maestros, del tango y de la música latina y del mundo.
- ¿De dónde viene la inspiración?
- Ha venido en gran parte de la mano de estos maestros de la música. Los músicos que grabaron en el disco también nos han inspirado muchísimo, nunca imagine una banda tan increíble de gente que admiro tanto como Kiki Morente, Nella, El Piraña, Dany Noel, Lautaro Greco, Nando Michelin, Limon Jr y por supuesto el cuarteto de guitarras de Horacio Avilano. Por último con Javier siempre hablamos de la palabra, de volver a las historias. A la palabra y específicamente a la palabra en español. Eso también creo es gran parte del imaginario del disco.
- ¿Podés imaginar a jóvenes escuchando tu música a diario?
- Me emociona muchísimo cuando mis amigos me dicen que a raíz del disco han empezado a escuchar Tango. Me encantaría poder compartir estas canciones con quien sea que resuene con ellas, porque al final tango o milonga, jazz o folclore, guaguancó o chacarera, el disco es un disco de canciones.
- ¿Cuál es tu siguiente meta después del disco? ¿Hay planes de presentarlo en vivo pronto?
- Mi siguiente meta es seguir creciendo, seguir aprendiendo y por sobre todo seguir cantando. Tenemos planes de presentar el disco en España en septiembre de este año y luego en Buenos Aires en Noviembre. También tenemos una gira por Europa en Enero y febrero de 2021, estoy tan emocionada, siempre fue mi sueño poder viajar cantando.
Su estancia en Boston
La joven argentina viajó hace tres años a Estados Unidos a perfeccionar sus estudios musicales a Berklee College of Music, la universidad privada de música más grande del mundo. Sin dudas, sus pasos por esta prestigiosa institución fueron fundamentales para que hoy Delfina esté encaminada en su música.
“Estudiar en Berklee ha sido un sueño. Cuando llegué quería cantar Jazz. Estando allí redescubrí mi amor por la canción y por la música en español, en especial la música argentina. Aprendí a ponerme en forma como cantante, a estar preparada siempre y lista para trabajar en lo que sea y en el tiempo que haya, ¡A veces ni siquiera hay tiempo!”
Pero más allá de que la música es su pasión y eso la impulsó a seguir adelante, la distancia no fue algo fácil de llevar. “Extrañe mucho mi casa, creo que este fue el mayor obstáculo, tenemos una cultura muy linda en Argentina, mucho compañerismo, muchas ganas de escuchar y de acompañarnos y ayudarnos en comunidad, no es así en todos lados”, contaba Delfina. “Creo que lo más importante para mí fue la gente que conocí. Fue surreal poder estudiar con maestros y artistas que admiraba desde hace tanto tiempo. Una de las mejores cosas que me pasaron fue haber conocido a Javier Limón y a su equipo, que son también una gran familia para mí”.
Sus raíces tangueras
El talento de Delfina viene en su sangre. Una familia de músicos que inculcó en ella lo que hoy son las bases de su estilo y esencia musical.
“En mi casa siempre se escuchaba tango, siempre sonaba Piazzolla, Goyeneche, Adriana Varela, Guillermito Fernández, Gardel por supuesto. Fue algo que nunca me detuve a pensar pero que siempre ilustro un paisaje familiar para mí. Siempre fue la banda sonora del barrio, de mis abuelos” contaba recordando su infancia.
“Desde chica siempre me gustó mucho el escenario. Con mi hermana Maia, quien participó también en el diseño del disco, siempre armábamos obras de teatro y coreografías. A los ocho años comencé a estudiar canto y desde ahí nunca dejé de estudiar hasta el día de hoy. El tango siempre estuvo en mí. La raíz siempre fue mi cable a tierra, mi inspiración constante a través de los años. Hay una verdad inevitable en la música de dónde uno viene, un punto de partida que para mí es el más cierto y el más honesto.”
Agradecida y guiada por las personas que inculcaron la música en ella, agregó: “Yo creo que nuestras raíces nos hacen quienes somos porque por siempre serán un atajo a lo más cierto de nosotros mismos. Siempre que extraño estar en casa escucho a estos maestros y en seguida me acuerdo de quien soy”.
