El registro de “Peter Capusotto y sus videos” fluye como pan caliente por las redes, sus personajes se volvieron memes y cada tanto una frase de Violencia Rivas es usada por alguno de sus seguidores, para describir una situación desopilante.
Para Diego Capusotto su último trabajo en televisión lo llevó a la popularidad y a la posibilidad de que su lenguaje humorístico sea comprendido por una comunidad, que entiende la acidez, el ridículo y la ironía como un punto de evasión de la realidad.
Hacer reír para el acto siempre fue natural y aunque la comedia lo acompañó desde siempre, también sabe moverse en otras aguas como actor y escritor. Después de la pandemia, Capusotto emprendió una serie de charlas abiertas, donde desmenuza su historia, sus personajes, anecdotario y vuelve a compartir esa comunión sagrada con el público que le dio el teatro.
“Estas charlas las hemos hecho con Pedro Saborido hablando del programa y los personajes. Pero esto no es algo que se me ocurrió a mí. Por medio de Nancy Giampaolo, y en este caso en Mendoza con Daniel Berbedés. Porque en 2020 saqué un libro de poesías “Lo que teme la noche”, que Daniel, que es un viejo amigo del barrio, hizo las fotos de cada poesía, referenciales a esos textos, y también presentamos en el espectáculo. Además de contar un poco mi vida, desde niño hasta el presente”, detalla Diego Capusotto desde su casa en Barracas, sobre el espectáculo con el cierra una gira por Mendoza, el próximo 29 de julio en Rivadavia y el sábado 30, en Tunuyán.
-Dentro de lo referencial de la charla, también hay espacio para la ficción.
-Van surgiendo referencias y anecdotarios que no son ningún invento, pero también me voy divirtiendo con todo eso. Y se genera esto para el espectador de no saber si lo que se está diciendo es verdad o ficción. Y depende como lo cuente o lo que se genera con el público me resulta interesante. Es importante lo que se genera ahí en términos de energía, y como es una charla abierta, la gente que se acerca te conoce y le gusta lo que haces. Y por otro lado, se hace referencia al tema del libro, donde Daniel interpreta algunas de las poesías.
Al comienzo lo dudé, porque la autorreferencia depende de cómo la cuentes, y yo lo vivo como una gran sobremesa donde estoy contando anécdotas y reflexiones del trabajo y la propia vida. A mí me divierte y veo que la gente tiene una especie de comunión con lo que haces. Lo tomo como un show unipersonal.
-En ese tránsito, también está la improvisación y el disfrute.
-Sí, porque el espectador que conoce el lenguaje humorístico y lo comparten, suele pasar que la charla desprende en una improvisación que puedo hacer una especie de personaje.
-Muchos afirman que sos el último capocómico de la televisión, ¿lo consideras así?
-Creo en la vigencia del programa, que incluso otros programas donde participé hay un lenguaje que es atemporal y es anclaje en el presente. Y me parece más interesante eso, que pensarlo en términos de capocómico. Yo me hice conocido públicamente por la televisión y fui un actor que compuso personajes, y termine haciendo un programa con Pedro y eso tiene el mote del capocómico. Disfruto que me lo digan porque entraría ahí en ese vagón donde hubo tantos otros. Sí a mí me dice que soy capocómico y hacen una lista de la cantidad de tipos que yo también admiré, ahí me encantan que me lo digan.
Después me siento como un actor que transcurre por otros lenguajes que no solo es el humor, porque me gusta hacer reír. La actuación me dio cierta solidez para sostener un discurso humorístico. De hecho este año voy a participar en una película de Néstor Montalbano donde el personaje va por otros lugares.
-¿Crees que el humor está devaluado?
-Creo que el humor está presente en otros ámbitos. Es un lenguaje que siempre está presente porque tenemos necesidad de reírnos como punto de fuga o una realidad paralela que sea mucho más amena e interesante. La risa es colectiva y más interesante que estar con el teléfono viendo noticias. Siempre es interesante el humor porque se desintegra la idea de la realidad, de lo cotidiano. Y hay que tener un lenguaje más potente, porque en el humor todo está permitido. Cosa que la realidad no es así, porque estamos negociando lo que hacemos, lo que vamos a hacer, cómo nos comunicamos. Siempre hay una negociación previa y en el humor hay un desfasaje.
En las redes lo que sucede son manifestaciones de humor. En la tele uno estaba acostumbrado a ver programas de ficción, de humor, que eso se corrió. Incluso los pasos de comedia se traslada en los noticieros, donde cada uno tiene un rol, donde además de dar la noticia hablan de lo que les pasa, y todos se convierten en un paso de comedia. Como parte de una estructura para no ser demasiado serio. No sé si el resultado es bueno o no, pero incluso extraño algunos comunicadores de antes con los que no coincide políticamente, pero me parecían más formados.
Independientemente de eso hay otros registros y hoy cada uno puede agarrar una camarita y hacer algo, no necesariamente va a ser bueno o no. Igual no tengo muchas definiciones con respecto al humor, pero obturar la idea de humor por una especie de cultura de cancelación, que no me gusta. Y a veces hay un freno de lo que se va a decir, y yo a eso le tengo un poco de desconfianza. Hoy se dice cualquier cosa en ámbitos donde no se debe, pero el humor tiene que saltar, por lo que se cuenta es una realidad mucho más trágica de lo que se cuenta a través del humor.
-La realidad cada vez parece naturalmente surrealista.
-Y además están naturalizadas cosas tremendas, y frente a eso, hay que enfrentarlo o ponerlo más monstruoso. A algunos les gustará y a otros no. También es parte de comunicarse. En ese sentido veo un cierto freno, de lo que es correcto decir y no me gusta mucho esa idea.
-¿Crees que tus personajes los podrías haber creado en otro país que no fuera la Argentina?
-En algunas cosas se parecen a la condición humana, más allá de los localismos y la manera de comunicarnos. Y esos personajes que uno conoce, porque de hecho son creados a partir del tipo que te encontraste en la verdulería y vos en la ficción lo transformas en otra cosa. Eso es una visión ampliada de lo que escuchaste, porque no lo vas a hacer tal cual es. Sino que es una demostración de algo circulando y se corporiza en un personaje. Y como el lenguaje humorístico no cuenta la realidad tal cual es, porque sería aburridísimo, ahí aparece algo interesante.
-No tenés redes sociales, ¿no te atrae ver lo que sucede ahí?
-No tengo, y es una decisión que no fue muy meditada. Simplemente me repliego en mi casa, con mis amigos y no me comunico vía redes, ni intercambio. No es un lugar que me llama la atención para comunicarme con la gente. Prefiero salir a la calle y hacerlo cara a cara. Prefiero concentrarme en la lectura o en otras cosas. No mostrar lo que hago o mi vida.
-¿Hay alguno de tus personajes de Peter Capusotto que extrañas y que te sale reflexionar a través de él?
-Sí, me suele pasar. Lo que sucede es que el programa tiene un impasse, que tanto para Pedro (Saborido) como para mí es interesante, porque ha quedado suspendido, que volveremos a tomar de otra manera, en otro formato. Y con la idea de no generar expectativa de la vuelta. Sino tomar la idea de algo nuevo, de probar. Me parece más interesante que generar expectativa de la vuelta.
Es un programa que hace seis años que no sale al aire, pero que sigue circulando. Podríamos hacerlo de otra manera, con otra visión. Es tratar de concentrarse en el trabajo que hemos hecho, tal vez volver a la Televisión Pública, un medio masivo y volver con otro formato. Tal vez en capítulos de diez minutos.
-¿Crees que el rock y el humor le dan un condimento a la condición humana?
-Yo no le pondría la etiqueta, sino la música. Sobre todo porque ha tenido una pertenencia de lugar y encuentro con el rock en momentos para mi generación, muy necesarios. El rock era un lugar de pertenencia, pero después uno tiene pertenencia con la música, como arte que tiene fuerza propia. Ya no es el rock, es algo necesario e imprescindible para tu vida. Me pasa que escucho otras cosas y me parecen interesantes. Y también siento que hay grupos ligados al rock, que los llamo el rock antitranspirante, porque es demasiado modosito y prolijito que no me gusta.
-En la actualidad ¿Dónde está la resistencia?
-Siempre hay resistencia al sistema, si no nos resistimos estamos en un problema. A mí me parece que hay muchas agendas interesantes y hay otra que es la que más urge, que tiene que ver con reparar lo político, lo social, lo económico. Porque la única minoría que no se ataca es la concentración de recursos. Que esa minoría es la que no se ataca.
La Ficha
DIEGO CAPUSOTTO Y SU MARAVILLOSO MUNDO
Funciones: viernes 29 de julio, a las 21.30, en el Teatro Luis Encio Bianchi (Rivadavia). Entradas en entradaweb.com.ar y boletería, de 8 a 12.30 y 17 a 20.30 horas.
Sábado 30 de julio, a las 21.30, en el Auditorio Municipal de Tunuyán (Tunuyán). Entradas en Entradaweb.com.ar y boletería, de 10 a 13 y de 18 a 21 horas.