En la industria de la moda global y el sistema de la moda nacional, el Diseño de Autor tiene una distinguida trayectoria. Valorar la identidad de marcas sólidas del rubro a más niveles de comunicación, es parte de una diferencia sustancial y casi necesaria.
El diseño como historia de vida
Iván Hernández es una marca que se gestó hace aproximadamente diez años, con un proceso de branding cuidado desde el inicio. Como artista fue producido por grandes actores de la escena mendocina y argentina. Como diseñador y modelista trabajó para marcas nacionales e internacionales. Antes de aventurarse a ser jefe de producto de una importante firma extranjera, se reencontró con su proyecto y decidió volver a él al ciento por ciento. Porque a Buenos Aires se fue a satisfacer necesidades creativas pero lo que necesitaba eran herramientas, que en esa búsqueda también encontró.
Iván es una experiencia artística íntegra. Sus conocimientos y creaciones, traducidos en prendas de vestir, son un mapa único de conceptos y sentidos. Su forma de transitar el arte es tan compleja y simple, que sumerge a quien aprecie su obra en un deseo de saber más. Porque no crea necesidades, sino deseos.
Es un gran actor de la escena del diseño de indumentaria local y nacional, que eligió pertenecer desde muy pequeño a la industria en la que se expresa. Quizá por lo mismo que generan sus colecciones: no necesitaba un pantalón, deseaba tener uno que no existía y lo creó. Por eso crea imaginando que forma parte de un grupo de sujetos que existe.
Es un artista que vuelve a su ciudad natal después de un largo tiempo fuera, para compartir conocimientos y experiencias desde otro lugar. Que tiene muy claro cómo funciona el mercado y sabe qué quiere decir y a dónde quiere pertenecer. Sin duda al nuevo paradigma de la moda, un espacio donde se experimenta menos competencia, más trabajo en equipo y producción responsable.
En su obra hay búsqueda y aprendizaje, con una mirada social y medio ambiental particular. En cuanto a sus procesos de creación, cuenta que se inspira pensando en una sociedad mas avanzada: inteligente, respetuosa y consciente. Algo que aún no está pasando como lo imagina pero hacia donde le gusta pensar que nos encaminamos.
Su obra hace uso y no abuso de los recursos, prefiere llegar a menos gente para no generar una necesidad de consumo. “La masa se mueve desde un lugar ciego, yo voy a lo singular, desde lo auténtico”. Y esta es una de las razones por las que se lo invitó a participar del Museo de la Historia del Traje en Buenos Aires, bajo el sello “Positive Label” de calidad sustentable, en las categorías de Consciencia Social y uso de Materiales de Descarte. Este sello está conformado por un grupo de marcas de diseño independiente de América Latina que adoptan prácticas sustentables, buscando la concientización, educación y cambio en la industria de la moda.
El diseñador creó una colección que presentó en un desfile, inspirada en las distintas épocas que recorre el museo y para la que recicló todo el material que tenía.
Como parte de su proceso de experimentación recuerda que alguien una vez le dijo que de la escena “no se puede desaparecer, no te pueden olvidar...” Pero él descubrió que eso no es cierto. En 2019 hizo su última colección doble y hace tres años trabaja con una colección anual que lanza fuera del calendario de la moda. Algo que le permite, entre otras cosas, evitar la saturación y pérdida de disfrute.
En sus colecciones encontramos básicos no tan básicos, con una calidad excepcional de textiles de larga duración. Hay prendas únicas y otras de stock limitado, con una variedad de cinco talles que va de S a XXL. Esta forma de vincular productos exclusivos con reducidos es lo que le permite continuar con el trabajo artístico, creativo y de investigación. Observar y estudiar los rasgos de tendencia micro y macro y decidir, por ejemplo, “no hacer ni un pantalón en pandemia” o “trabajar coparticivamente con otros artistas”.
La forma de Iván de transitar su profesión habla de un artista con grandes capacidades de adaptación al cambio. Investigador y estudioso de las tendencias, que decidió, desde un lugar industrializado, hacer algo personal.
Hoy su presente lo encuentra en Mendoza, abocado a su marca madre y a Line Line, una submarca que se desprende con la naturalidad propia de lo auténtico. Trabajando en equipo y optimizando recursos. Para él, “trabajando en el proyecto para satisfacer los deseos de la marca más allá de pertenecer o no a ella”. Decisiones independientes con la responsabilidad que significa surgir y resurgir en la moda, para generar un modo distinto de participar.
Alerta spoiler
En septiembre se presenta su nueva colección: “Barroca”.
Nace, como toda su obra, por la necesidad de accionar para sí mismo y reencontrarse. Y con el deseo de satisfacer a una industria que le pide más pero a la que elige cómo responderle.