Gianni Versace, uno de los diseñadores de moda más importantes de todos los tiempos, fue asesinado por un fanático el 15 de julio de 1997, hace exactamente 23 años.
En diálogo con el periodista Nicolás Magaldi, Donato de Santis, chef personal del empresario, dio detalles de su vida y hasta de su muerte.
“Antes de las nueve me llamó la arquitecta que trabajaba como asistente en la restauración de la casa, quebrada en llanto. Yo estaba en otra residencia. No estaba en la casa en aquel momento. Ya en el tono de voz te dabas cuenta de que había pasado algo. ‘Donato… ¡Gianni was shot… Gianni was shot…!’, me gritaba”, expresó.
A su vez, en charla con Teleshow, destacó: “Fue un shock tremendo para todos, y para mí también. Entonces salí en mi auto para allá. Lancé un mensaje al beeper de la casa y me llamaron; hablé con uno de los asistentes que estaba ahí. Me dijo que no fuera porque estaba todo blindado. Entonces me dirigí directo al hospital. Llegué apenas minutos después de la ambulancia, pero él ya había fallecido en el camino”.
Lo más extraño que vivió es que, por pertenecer al círculo íntimo del diseñador, y porque su familia no estaba en Estados Unidos, a Donato le tocó hacerse cargo de varios trámites, incluso el reconocimiento del cuerpo en la morgue. Donatella, hermana de Gianni voló de inmediato a Miami para poder despedirlo.
Tras pasar todo el día entre policías y averiguaciones, debió volver a la mansión: “Era todo muy hollywoodense: actores, actrices, modelos, detectives... Había de todo, pero era un ambiente tenso”.
Como una especie de homenaje, entre la tristeza y la necesidad de despejarse, De Santis fue a su cocina: “Para hacer algo me puse a cocinar una pasta y una crema pastelera fría, el postre preferido de Gianni. La serví en unas copitas de vidrio con dos deditos de cremina. Antonio, su pareja, apenas vio el postre se quebró. Fue algo muy emotivo. Yo lo hice instintivamente, con mucho corazón, y nos quebramos todos, fue un llanto general que hizo que todos nos libráramos de esa tensión. Eso es lo que logra una comida”.
“Nadie pensó que podía suceder eso, no. Gianni era un tipo muy amistoso con todos, hasta con la prensa. Te podías acercar bastante. Él nunca salía con guardaespaldas, decía que no hacía falta. Le gustaba estar cerca de la gente y se maravillaba de que algunos quisieran tener un autógrafo suyo. Le causaba mucha gracia sentirse un rockstar, lo tomaba con mucha ironía”, contó sobre la personalidad de su jefe y amigo.
"Fue una tragedia dentro de una tragedia. Y fue largo, porque no se podía creer la circunstancia. Al principio no se sabía quién había sido… se desarrolló todo un thriller".
También narró cómo fueron los días posteriores al asesinato: “Fue una tragedia dentro de una tragedia. Y fue largo, porque no se podía creer la circunstancia. Al principio no se sabía quién había sido… se desarrolló todo un thriller. Después, cuando se descubrió al culpable, no se sabe si se mató o lo mataron. Fue todo con mucho suspenso”.
Sobre aquellos momentos felices que vivió trabajando para la estrella, confesó: “Fue algo que quedó truncado, eso sentíamos. Era su mejor momento y lo vivimos todos, su familia y los que estábamos con él, porque vivía como en un clan. Yo todavía hablo con Santo, el hermano”.
Pero a pesar de los años, su recuerdo sigue fuerte en su cabeza: “En los años sucesivos siempre tuve sueños con Gianni, como si todo continuara, como si nunca hubiera muerto...Realmente fue una experiencia muy linda que sigo atesorando al día de hoy y la atesoraré siempre”.