Cada situación que atraviesa es motivo para que Cacho Garay, con su gracia genuina y amigable, la compare con la vida cotidiana. Y como él lo define, hoy se siente como “una jauría de perros atados en el patio del fondo, que los sueltan y salen corriendo sin rumbo”.
Así se siente con una agitada agenda, que lo tiene de aquí para allá, en distintos escenarios del país. Provincia de Buenos Aires, el Litoral, Santa Fe y Córdoba son algunos de los puntos que recorrerá después de suspender todos sus planes por la pandemia.
Durante el verano se presentó con total éxito junto a Hugo Varela con el espectáculo “Dos en Copas” y el fin de semana que viene volverá con su nuevo show “21 años no es nada… o sí”, que comparte junto a su compañera Verónica Bambi Macías.
Con tres funciones programadas, el viernes 27 y sábado 28 en el teatro Plaza y el domingo 29 de agosto en el teatro Imperial de Maipú, el humorista continúa su tour nacional.
“Nuevamente estaré en el escenario con compañera de ruta, Bambi, y también va a acompañarnos un groso. Se llama el Mago Jorge, es cordobés, pero se quedó en Mendoza, y lo que hace es una mezcla hermosa de humor y magia”, detalla sobre su nueva presentación en la provincia.
-¿Y por dónde va este nuevo espectáculo?
-Hoy las redes sociales son una fuente inagotable de temas, desde los comentarios de la gente hasta los memes. Además la gente encontró ese lugar como ventana. En esta pandemia, después de estar encerrados, la única ventana abierta que tuvimos fueron las redes. Y el humor por las redes se convirtió en la “vedette” del show. Además siempre en los grupos y la familia está el amargado, pero hasta esas personas enviaban chistes, memes. Señal que el humor vive dentro de cada uno, solo que algunos no encuentran la aplicación para encontrarlo.
-Su estilo de humor viene de la cotidianidad y se popularizó en la televisión, ¿cómo vive este fenómeno de las redes sociales?
-Yo me siento cómodo en Facebook, donde comparto algunas cosas. Aunque la única vez que publiqué una opinión se me vino una catarata de comentarios que prefiero evitar. Pero creo que a los que se les está complicando la vida es a los psicólogos, porque la gente todo lo que se animaba a decir lo escribe.
-En estos tiempos, ¿reformuló la forma de hacer humor o la gente pide otra cosa?
-Siempre hago humor sobre la base que vivimos a diario, anécdotas que me cuenta la gente, historias de amigos. Pero siempre esquivé los temas sociales, hablar sobre la sexualidad de las personas, la religión, las creencias. Siempre lo evité porque cuando uno va a un espectáculo de humor no va a sentirse herido o molesto, va a reírse. Entonces la gente no tiene miedo de sentarse en la primera fila en mis espectáculos, porque sabe que no va a suceder nada raro. Siempre el objetivo es reírse de lo que nos pasa. Como decía mi abuela: “buscarle el lado lindo a la vida, el humor no cura pero entretiene”. Yo no hago un guion, sino que la gente por ahí pide que vuelva a hablar de un tema y lo trato, pero con otros chistes. Hoy es una época muy rica para el humor, sobre todo porque con las campañas políticas uno escucha cada cosa y los mejores guiones salen de esas campañas.
-¿Cómo vivió este regreso al teatro con protocolos?
-Bien. Trabajamos como corresponde, con el público habilitado, pero agradecidos que podemos trabajar.
Una deuda y una causa judicial por resolver
El mes pasado, Cacho Garay compartió en redes sociales una situación que estaba viviendo y lo tenía a mal traer. A raíz de una deuda originada por un tercero, en la cual él figuraba como garante, se generó una causa judicial que ahora tiene que responder.
Del hecho se desprendieron varias conjeturas e incluso la gente le ofreció ayuda. Pero para salir del mal trago, el humorista decidió vender algunos de sus autos antiguos para saldar el pago.
-¿Qué sucedió con la causa judicial?
-Gracias a Dios está camino a resolverse. Es una demanda legal por una deuda, porque yo fui garante en una operación. Y hubo una deuda de la cual no se hicieron cargo y como garante tuve que responder. Son cosas que suceden.
-¿Pero vendió parte de sus autos?
-En realidad yo tengo autos viejos, no soy ni coleccionista ni restaurador. Recuperé cinco autos y es una tarea que no volvería a hacer nunca en mi vida (ríe). Me gusta reconstruirlos, hacerlos andar y disfrutarlos. Pero en la pandemia los empecé a vender porque me di cuenta que no me iba a alcanzar la vida para hacerlos andar a todos. Entonces vendí algunos, hasta que surgió el problema de la demanda y se confundió todo.
-Porque lo compartiste con tus seguidores...
-Lo que comenté en el Facebook fue porque me sentí un poco ultrajado con toda la situación. Porque leía en las noticias: “Se suspenden los embargos por la pandemia en la mega causa”, por ejemplo. Y por otro lado, el ciudadano de a pie que vive de lo que labura, las causas avanzaban sin problema, pero las grandes causas judiciales no. Por eso mi comentario y a raíz de eso, mucha gente con buena voluntad me ofreció ayuda. Pero yo no la necesitaba y tampoco la iba a aceptar. Sí pedí que me ayuden a compartir la publicación de la venta de un auto, que vendiéndolo solucionaba la deuda. Y eso dio para pensar otra cosa.
-Y aunque tuvo que vender parte de sus autos, ¿no piensa en recuperar otro?
-No, hoy no. Tengo autitos viejos que funcionan muy bien y siguen siendo viejos, no les pongo nada nuevo. Me gusta reconstruirlos y andar en ellos, ando en un Kaiser Carabela de 1958 en muy buen estado. Y cada vez que salgo cosecha fotos y elogios. Pero no soy coleccionista ni cachivachero.
La Ficha
CACHO GARAY EN “21 AÑOS NO ES NADA…O SI”.
Funciones: viernes 27 y sábado 28 de agosto, a las 21. En el Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Domingo 29 de agosto, a las 20, en el Teatro Imperial (Perón y Pescara Maipú).
Entradas: $1100 (platea baja) y $1000 (platea alta). En entradaweb.com.ar y boletería del teatro plaza (de lunes a viernes, de 8 a 14.30 horas).