La evolución espiritual está fuertemente correlacionada a esta gran virtud, cuando empiezas a expandir tu conciencia y a tener madurez espiritual, en paralelo y, en consecuencia, comienzas a adquirir hábitos positivos y despiertas una incesante necesidad de mejorar día a día como persona.
Somos seres tripartitos, eso quiere decir que estamos compuestos por tres partes: Alma, mente y cuerpo. Si bien nuestra esencia y naturaleza es netamente espiritual, tenemos un campo físico que atender para estar en el equilibro deseado, por eso el orden, la organización y la limpieza es tan importante para nuestro avance.
La “ley de correspondencia” pertenece al grupo de las Leyes Universales, dicho principio nos indica que: “como es adentro, es afuera”. Eso quiere decir que tu exterior, es un reflejo de tu interior. Es importante aclarar que esto no tiene nada que ver con la manera en que te vistas o los lujos que te rodeen, va mucho más allá de cuanto tengas, está relacionado con la organización visual, el cuidado y el valor de las cosas.
Por supuesto que no nací siendo ordenada y organizada, todo absolutamente todo, ha sido un proceso de construcción y moldeamiento. En mi niñez y especialmente en la etapa de la adolescencia llegué a ser muy desordenada, a medida que fui creciendo fueron cambiando las cosas, pero, aun así, seguía predominando la desorganización. Recuerdo que una de las cosas que ayudo a dar el clic en mi cabeza y a trasmutar ese mal habito, fue cuando llego a mí la información acerca del desorden.
Profundicé mucho más en el tema, y me di cuenta de la relación que tenía con el mundo espiritual. El desorden es una acumulación de energías negativas que no permiten la fluctuación de nuevas energías, especialmente de las positivas, es una especie de obstáculo o barrera espiritual, emocional y psicológica que no permite el equilibrio. De hecho, tienen un impacto tan fuerte en la vida de cualquier ser humano que está comprobado científica y psicológicamente que puede llegar a afectar la salud y el estado de ánimo, causando sentimientos de ansiedad, estrés, preocupación, culpa, cansancio, apatía y depresión, está relacionado con la falta de enfoque y la inestabilidad.
No obstante, de causar problemas a nuestra salud mental y emocional, también hace que tengas un mal uso y perdida del tiempo, como por ejemplo: el momento en que tienes que buscar algo y no logras encontrarlo por el desorden y la acumulación que hay. La idea de tener un hogar, bien sea una casa, un departamento, una habitación (o cualquier ambiente que consideres como hogar) es que sea tu refugio, tu lugar de paz donde puedes respirar calma, no tu peor pesadilla y un espacio al cual le huyes constantemente por no querer habitarlo ni afrontarlo. Esta confirmado que los hogares desordenados son más propensos a discusiones por la misma falta de fluidez de energías positivas.
Existe algo llamado “mentalidad de pobreza” el cual nos indica que la pobreza no tiene nada que ver con dinero o riquezas, sino más bien consiste en ejercer una actitud de desprecio hacia uno mismo, es olvidarse por completo del valor espiritual que tenemos como hijos del Creador Supremo, y en ese estado, el ser humano llega un punto de dejadez personal donde el desorden, la suciedad, la impuntualidad y la desorganización empiezan a gobernar sus vidas y empiezan a vibrar en frecuencia bajas.
Se ha confirmado a través de los estudios del Feng Shui y de prácticas similares, que el desorden tiene diferentes significados, dependiendo del lugar en donde se acumule, ejemplo: el armario, o vestidor, refleja cómo te encuentras emocionalmente y una vez lo organices, tus conflictos internos se calmarán. Otro ejemplo que podemos encontrar es el de los objetos desordenados en el garaje, estos implican temor a lo nuevo.
¿Cómo erradicar el desorden e implementar el poder del orden?
Como les mencione anteriormente, conocer el verdadero significado espiritual del desorden fue lo que me hizo dar el clic y accionar para eliminar de mi vida ese mal habito que no me permitía avanzar. Toda erradicación requiere de una disposición y de fuerza de voluntad, es como si te estuvieras subiendo a un ring de pelea contra el espíritu del desorden, que quiere hacer todo lo posible por quedarse y ganar, por tu lado tienes que comprometerte contigo mismo y cada día mejorar, aunque sea un 1%, eso quiere decir que al final de año habrás evolucionado un 365%. Es realmente importante que todo proceso sea llevado siempre desde el amor, así el cambio no sea tan rápido, no olvides hablarte bonito y darte palabras de aliento, programa tu mente diciendo: “cada día seré más ordenado” no te presiones, ni te sientas mal si un día se desordena un poco, simplemente ten constancia y disciplina, vuelve comprometerte contigo mismo en arreglar y organizar todo, colócate el reto de que cada vez sea menos.
Una vez que tomes la decisión de dar este gran paso, una de las primeras cosas que vamos a comenzar a arreglar será nuestro armario, iremos por nuestra ropa y la sacaremos toda. Debes tener en cuenta de hacerlo un día en el cual tengas suficiente tiempo y energía para hacerlo.
Después que tenemos toda la ropa frente a nuestros ojos, comenzaremos a aplicar un método que aprendí de Marie Kondo, escritora japonesa de más de 3 libros relacionados a la organización y el orden, y creadora del método KonMari, el cual enseña a ordenar bien las prendas para utilizar mejor el espacio y a deshacernos de aquellas cosas que ya no se utiliza o no sirven, este método tiene algo especial y es que combina lo energético con el mundo físico. Marie indica que una vez que has sacado toda tu ropa, empezaras a tomar prenda por prenda, seleccionaras aquellas que te gusten, te queden bien y te hagan feliz, y las que no, agradécele por haber cumplido su función y dónalas. Es importante que lo hagas una a una, solo así sabrás lo que realmente quieres y lo que no. Si quieres profundizar un poco más en el método Kondo pueden ver la serie en Netflix.
Luego de habernos hecho cargo de nuestro armario, iremos moviendo y renovando el entorno donde nos encontremos, la idea es apuntar a implementar un sistema minimalista, donde menos, es más. Removeremos todas aquellas cosas viejas y sin uso o que directamente no funcionen, todo aquello que no pueda ser reciclado y reutilizado positivamente, Lo que encuentres en el piso, recógelo y ponlo en su sitio y si no tiene otórgale uno. Papeles, periódicos, archivos y documentos. Lo mismo con los objetos rotos, recuerda que la idea principal es liberar espacios y energías, así que es necesario deshacerse de todo lo que no permite la fluidez.
Por último, concientiza lo que estás haciendo, procura estar lo más presente posible y colocar una intención a cada limpieza, ejemplo: mientras limpias los armarios, te podrías decir que estás limpiando tus armarios mentales, y al terminar de hacerlo, agradece sintiendo la certeza de que algo dentro de ti cambió. Si limpias las ventanas, intenciona de manera figurativa y literal que estas dejando entrar luz a tu vida. Cuando sacudas tus almohadas, visualiza que estas limpiando y sacudiendo todos los pensamientos negativos. Es una especie de psicomagia y a Dios le encantan los gestos simbólicos, no me creas a mí, pruébalo tu mismo. Próximamente estaremos adentrándonos en el mundo de las limpiezas energéticas, aprenderemos como después de limpiar y preparar el campo físico, limpiaremos y dejaremos renovado el campo energético.
Espero que esta información te haya ayudado y motivado a dar ese cambio que tanto buscas y mereces. Recuerda que el querer avanzar y superarse a uno mismo es un acto de amor propio y de respeto a la vida. Busca llenar tu espíritu de buenas virtudes y hábitos positivos, solo tú tienes el poder de accionar.