“Estoy en Mendoza y el martes que viene voy a tocar en el hermoso Teatro Independencia, guitarra y voz. Pequeñas canciones, grandes reverberancias. Como cuando vi por primera vez a Juana Molina hace no sé cuantos años en ese mismo escenario.”
Así comunica su vuelta a su tierra natal Mariano Di Césare, mejor conocido como El príncipe idiota. Aprovechando su estadía en la provincia, y con motivo también de su show junto a Mi amigo invencible el jueves pasado, Mariano creará un espacio para él y su seguidores en la sala mayor. Y lo hará en un show íntimo, donde su voz y guitarra serán los principales protagonistas.
“Tengo muchas ganas de vivir esa experiencia, ir al centro de la canción, hasta envolvernos sonoramente con el silencio de un teatro increíble. Una vez vi a Juana Molina tocar sola con su guitarra y fue una noche inolvidable, quisiera poder llegar a ese lugar de alguna manera.”, cuenta el cantautor.
El príncipe idiota llega al escenario más importante de la provincia junto a Leandro, bajista de Las cosas que pasan, y Leonardo, baterista y percusionista de Mi amigo invencible, para recorrer sus canciones más emblemáticas y, claro está, su último disco, que tuvo la fortuna de haber sido producido en plena pandemia: “Gi-gaaaan-te”.
La cita será a las 20.30, y la troupe tratará de envolver el lugar en un silencio atmosférico y dulce. En este show buscará atravesar distintos estados emocionales, tal como su obra misma ofrece, tratando a su vez de responder a lo que el público pida en el momento.
Con invitados que aún no han sido revelados, en principio será el cierre de su gira por las provincias. Aunque él mismo asume que mientras puedan trasladar la música a cualquier parte, lo harán. “Hasta ahora no se han cerrado los presenciales del todo, mientras se pueda vamos a seguir militando la música y la cultura como medicina indispensable para todxs, claramente respetando los protocolos de cuidado al extremo, mientras se pueda lo haremos. Lo que le depara a mi carrera se va viendo día a día.”
Un año para recordar
El 2020 fue un año que, pese a los dramáticos cambios que impuso a todos los artistas, también dio sus frutos. Tanto con su proyecto solista como con su agrupación musical, Mariano tuvo sus recompensas, en un contexto difícil para todo el sector.
En septiembre lanzó su disco “Gi-gaaaan-te”, un EP con siete canciones que retratan una nueva etapa del artista que hasta el momento no había sido expresada. Un trabajo que realizo durante los meses de aislamiento, en los que trabajó parte del disco desde su casa y otra en el estudio.
“Es diferente a los demás porque justamente fue producido bajo una nueva forma de relacionarse con el entorno, todo ahora es diferente. El mundo como lo conocíamos ya no es el mismo, será lento el cambio, pero ya empezó.”
Al tratarse de un trabajo que se realizó mayoritariamente en casa, su hijo Apolo fue protagonista en el desarrollo del material. Sin ir más lejos, la tapa del disco presenta un dibujo hecho a mano por él y la lista de temas abre con “Niño fruta”, un instrumental ambiente donde escuchamos la voz del pequeño Apolo describiendo con detalles al ser que ilustra la tapa del álbum. Un tierno envío experimental que unió música y familia.
“Siempre que produzco estoy tirando manotazos dentro de una ola de caos y experimentación, esta vez si no invitaba a mi hijo a jugar conmigo a hacer música no creo que hubiera podido hacerlo ya que en tiempos de encierro compartimos el total de nuestro espacio tiempo.”
Continúa con “Obrador” y “VCH”, dos canciones que se ubican más cerca del sonido habitual de El príncipe idiota, aunque con “¿Qué está pasando?” llega el punto de inflexión en el álbum.
Este disco lo presentó en la plataforma de música online Bandcamp, donde actualmente se encuentran disponibles todos los trabajos musicales de la banda. Además, a partir de septiembre, se habilitó para el resto de las plataformas digitales.
Por otra parte, junto a Mi amigo invencible presentaron su séptimo disco, “Nuestro Mundo”: un EP de cuatro canciones que produjeron durante la cuarentena y presentaron en Mendoza hace pocos días, ante muchos fans expectantes.
“La idea nació como siempre, por necesidad. Solo que esta vez el juego más grande fue en las letras. Por suerte la música es un lenguaje en sí mismo, y se construye a base de la intuición y eso fluyó como siempre. A la hora de escribir fue muy difícil separarse del mundo y crear uno nuevo, la insistente sobreinformación y la angustia de todos hablando a la vez sobre el mismo tema era tremendamente invasivo. Imposible desafectarse para escribir. Costó, pero creo que lo logramos”, contaba Mariano sobre este proyecto la semana pasada.
Luego de haber sido nominamos a los Premios Gardel por su anterior trabajo, “Dutsiland”, la banda indie radicada en Buenos Aires utilizó los meses de aislamiento para plasmar en un disco los sentimientos que atravesaron a cada uno de sus miembros en este año caótico y lleno de incertidumbres.