Guy Williams (1924-1989), el actor estadounidense que inmortalizó la serie de “El Zorro”, no solo conoció el amor en Argentina sino que también disfrutó aquí de la fama en los últimos años de su vida, ya que en su país de origen su carrera se vio encasillada y nunca repuntó en Hollywood.
Una de las tantas historias del querido intérprete de don Diego de la Vega tiene como eje a la película de “El Zorro”, pensada para ser producida y filmada íntegramente en Argentina. Por supuesto, con otro nombre por esas cosas de derechos que a los de Disney ni se les ocurría negociar.
La película de “El Zorro” en Argentina que no pudo ser
A mediados de los años 70, Guy Williams encontró fama otra vez gracias al cariño del público argentino, que empezó a consumir la serie en la pantalla de El Trece (algo que sucede todavía en 2022 cada mediodía). Fue el periodista Leo Gleizer aquel que se animó a viajar a California para convencer a la estrella de que viajar a Argentina sería una oportunidad laboral.
La primera vez de Guy Williams en Buenos Aires fue en abril de 1973, cuando fue recibido en el aeropuerto de Ezeiza por una multitud de niños disfrazados con el antifaz de El Zorro. Desde entonces, el actor volvió en otras ocasiones, se enamoró de Araceli Lisazo, dio múltiples entrevistas y hasta se dio el lujo de estelarizar shows junto al esgrimista Fernando Lúpiz.
Uno de los proyectos que desveló a Williams fue la película “El Zorro y su hijo”, con el protagónico suyo y de su inseparable compañero Lúpiz. Fueron los productores Carlos Montero (de El Trece) y Enrique García Fuertes quienes siguieron la idea de cerca.
Con la popularidad y las presentaciones masivas, Williams empezó a trabajar en el guion y los escenarios. Su intención era usar sitios naturales reales de Argentina (los valles Calchaquíes de Salta), con un presupuesto estimado en dos millones de dólares, una cifra rimbombante y poco realista para la economía de Argentina. Él, sin embargo, insistía en que el filme se vería al mismo tiempo en 65 países y atraería el interés de inversores.
Uno de los contactos que hizo Williams en su estadía en Argentina fue Ramón “Palito” Ortega, uno de los pocos artistas que hacía música y actuaba en cine en plena dictadura. Y por lo tanto, el que podía colaborar y financiar semejante apuesta cinematográfica.
Cuenta la leyenda que “Palito” Ortega aplicó cambios al guion y a los lugares de rodaje que había elegido inicialmente Williams. Para sumarle más atractivo, al músico se le ocurrió que el papel de Bernardo lo hiciera Carlitos Balá. Hasta se especuló con Alfredo Alcón en lugar de Lúpiz, ya que este último no era tan popular para las masas que consumían la televisión.
Para el actor estadounidense las cosas se estaban alejando de sus planes y notó que Ortega tenía un rol preponderante en la preproducción. Si bien la decisión de “Palito” tenía lógica, también obligaba a Guy Williams a traicionar a su amigo Lúpiz. En lugar del dinero, Williams prefirió dejar sus sueños atrás antes que hacer a un lado a su compañero. El contexto tampoco ayudaba para la financiación y la cosa quedó en la nada.
Los fanáticos de Guy Williams siempre recuerdan la anécdota posterior de “Palito” Ortega. Cuando en 1981 perdió dinero por traer a Frank Sinatra a Argentina.
Según los reportes de la época, Ortega contrató a Sinatra el 11 de febrero de 1981 cuando el dólar en Argentina cotizaba a 1.900 pesos, pero, al momento del recital, en agosto de ese año, se disparó a más de 7.500 pesos.
